La imagen destacada hace referencia a: Blanca, antes de que la “limpien”.
Tenía curiosidad. Había oído hablar de las famosas “limpias” que hacen los “brujos” en algunos lugares de México, y mira por donde llegamos a Catamulco, uno de los pueblos con más fama por la cantidad de brujos que ahí viven, además de poseer una gran reserva de monos americanos. Al turista, lo primero que le ofrecen al entrar al pueblo es hacerse una “limpia”.
Y eso nos pasó. Nada más bajar del coche, aparecieron dos amables guías “turísticos” ofreciéndose a acompañarnos a la “oficina” del más famoso “limpiador” del lugar.
El “brujo”
Nosotros íbamos por lo de los monos, pero caí en la tentación, la curiosidad me pudo.
Según dicen, las gentes llegan de todos los lugares de la República, e incluso de Estados Unidos. Era imposible resistirse.
Y ahí estábamos. Aquella mañana, por lo visto, no había mucho trabajo y no tuvimos que hacer “cola” para ser recibidos.
La entrada al lugar era un poco tétrica; pinturas de la muerte por todos lados, ¿pero qué me encontraría detrás de la cortina negra?
Pasados unos minutos apareció por detrás de la cortina un ayudante que me invitó a pasar al “despacho” del famoso brujo.
Todo estaba en penumbra, las ventanas tapadas con telas negras, las paredes llenas de figuras y fotografías. Él aparecía iluminado con una lamparita de luz roja.
El garito del “brujo”.
La verdad es que impresionaba.
Juanjo entró conmigo para pedir permiso para hacerme unas fotos. Al principio se negó por el tema de la concentración y esas cosas, pero, pensando en una buena propina, al final accedió.
Ya solos comenzó la sesión.
Primero: una buena rociada de agua bendita, con rezos incluidos. Eso me refrescó un poco, porque hacía mucho calor.
Segundo: unos buenos pases por todo el cuerpo, incluso con golpecitos con unas ramas verdes, todo acompañado por rezos.
Tercero: lo más importante, concentración, ojos cerrados, corona de ramas y pase del huevo para sacar lo malo del cuerpo.
En plena “limpia”.
Y a continuación, la intriga antes de romper el huevo. ¿Qué pasará cuando lo rompa? ¿de qué color será? ¿saldrá negro? ¿se verán bichos? Yo había oído que, a veces, eso pasa.
Pero no, el huevo salió muy normalito. No tenía ningún color extraño. Me quede más tranquila.
El huevo apareció limpio.
Pero sabía que ahí no se acababa la historia. Tenía un problema – dijo el brujo -, había personas que me tenían envidia y eso, por lo visto, estaba afectando a mi salud. Él tenía el remedio. Y, como por arte de magia, aparecieron sobre la pequeña mesita un montón de amuletos para protegerme. Los había de diferentes tamaños y precios.
Elegí el más barato. Creo que eso no le gustó y quizás lo desactivó de sus poderes.
Y al final, la cuenta. Eso sí que es magia. En unos minutos me “limpió por dentro”, y en unos segundos me “limpió por fuera”; bueno, a mi no, a mi cartera…