Hay sueños que se cumplen
Hay sueños que se cumplen

A mí me ha pasado varias veces.

Éste era un sueño “casi” imposible, y han tenido que pasar más de cincuenta años para poder cumplirlo.

Fue en la Republica Dominicana, aparentemente por “casualidad”. Paseando por el hotel vimos unas fotos de delfines. A la mañana siguiente nos acercamos al mostrador de los tour operadores, y allí nos informaron que tenían una excursión en la que podíamos pasar una hora nadando con delfines.

No lo dudamos ni un segundo.

A la mañana siguiente nos encontrábamos sentadas en una lancha navegando hacia una gran plataforma en medio del mar.

No hay palabras para explicar el comportamiento y la dulzura de los delfines.

No hay palabras para explicar el comportamiento y la dulzura de los delfines.

Ya nos habían dado una pequeña charla de cómo teníamos que comportarnos dentro del agua cuando se nos acercaran los delfines.

Nos quitamos anillos, pendientes y relojes, todos los objetos que pudieran hacer daño a estos inteligentes seres, ya que si se caen objetos al agua se los pueden tragar y dañar su estomago.

Llegó el momento. Nos colocaron en unas plataformas con el agua hasta la cintura y ahí empezó el espectáculo.

Aparecieron dos enormes delfines, un macho y una hembra, saltando, aplaudiendo, cantando y hasta bailando.

Luego se presentaron. A nosotras nos tocó nadar con la hembra, se llamaba Sasha.

Era preciosa, de un gris muy claro, se notaba que era hembra, tenía algo en la mirada que la hacía femenina.

Después de la presentación con apretón de manos y de aleta, llegó el beso; que sensación tan buena, (tampoco tengo mucha experiencia en besos de delfines), pero me gustó.

El beso del delfín

El beso del delfín

Y lo bueno llegó después cuando nos invitaron a nadar con Sasha.

Magnifica, era como un gatita a la que le gusta que la acaricies y se te acerca mimosa; así era Sasha, nos empujaba, se ponía boca arriba esperando las caricias, posaba como una artista para las fotos, nadaba a nuestro lado con una increíble elegancia. Su piel era suave, lisa y al mismo tiempo dura. No lo puedo explicar bien: como un caucho muy pulido y mojado.

Todo lo bueno se acaba y nos tocó salir de la piscina. Nos despedimos con pena.

Hasta la próxima, que seguro será muy pronto…

Sasha, la delfina

Sasha, la delfina

 

J.J. Benítez

Blanca

En la vida de una persona ocurren, de vez en cuando, algunos hechos, que después de los años, al recordarlos, te hacen sonreír y, en cierto modo, añorar esos días pasados.

Esas anécdotas puntuales son las que me gustaría compartir con vosotros, y si tengo la suerte de haceros sonreír unos segundos, pues perfecto.
Son historias reales y sencillas, pero que han marcado un momento, que recuerdo con cariño. No tienen orden cronológico y van pasando como etapas superadas de mi vida, gracias a mi compañero de viaje y aventuras, en el que confío con todo mi corazón.

Gracias Juanjo.

Síguenos

Publicaciones similares

Ataque de pánico en el Sinaí

Ataque de pánico en el Sinaí

La imagen destacada hace referencia a: Chiringuito en lo alto del monte Sinaí. Hay lugares que, desde pequeña, los tengo grabados en mi memoria. Uno de ellos es el Sinaí . Esa tarde, haciendo los preparativos para la ascensión al Monte Sinaí, estaba muy emocionada....