En la ciudad de Petra la historia del dios Dusares se repite una y otra vez.
Los nómadas beduinos veneran al dios Dusares, representado como una forma prismática, y defienden que fue él quien se apareció y habló con Moisés.
He recorrido en diferentes oportunidades el llamado «camino real» o » de los reyes», que discurre a lo largo de Jordania, muy cerca de la actual frontera con Israel. Por allí, entre otros, caminó Moisés al frente del pueblo hebreo. De eso hace ya 3300 años, aproximadamente. Pues bien, en una de aquellas expediciones, cruzando desde Akaba hacia los desiertos de piedra de Edom, tuve la fortuna de convivir con los nómadas y de asistir a los rituales de veneración de un dios cuya historia me dejó perplejo. Se trata del dios «Dusares» , una entidad representada casi siempre por una piedra en forma prismática, bellamente pulida, y con dos únicos ojos como rasgos distintivos. Los beduinos la guardan y esconden en los peñascos o ruinas del citado desierto jordano. Dicen que el tal Dusares» descendió de los cielos hace mucho tiempo» . Según pude entender, en la misma época en la que Moisés se detuvo en el Sinai y en la que, como digo, condujo a su pueblo por dichas cañadas hasta el monte Nebo. «Era un dios cuadrado -dicen los nómadas-, con dos ojos o luces. Y nació de una virgen…»
Para los nómadas de la zona, Dusares fue el dios que vio Moisés.
Dusares representado de forma prismática.
Al estudiar e investigar al tal Dusares comprobé que, efectivamente, apareció en la citada región durante el reinado de Seti I, uno de los más célebres monarcas de la XIX Dinastía (1313 a 1292 antes de Cristo). Seti I, según todos los indicios, pudo ser el célebre faraón del que habla la Biblia, que persiguió a Moisés con su ejército, perdiéndose en el mar de las Cañas. Curiosamente, este dios con forma prismática es contemporáneo al Yahvé del Sinaí. Según la tradición beduina, Dusares apareció al mismo tiempo que Yahvé y en los mismos parajes que menciona el Antiguo Testamento. Uno, el Dios de los judíos, tronaba en el macizo sinaítico, iluminando la cadena montañosa como un gran fuego. Nadie podía dibujarlo o esculpirlo. Esa fue la orden del mismísimo Yahvé. Los nómadas de la región, en cambio, ajenos al pueblo «elegido», testigos igualmente de las apariciones de esas divinidades (?) con forma de caja, sí los recrearon. Y apareció Dusares y su leyenda. ¿Un dios que desciende de los cielos y se posa en la tierra? ¿Un dios representado en forma prismática y con dos ojos o «luces»? Hoy, los investigadores del fenómeno ovni estamos más que hartos de recibir y verificar información sobre objetos de todas las formas imaginables -incluida la prismática-, con ventanillas iluminadas que, en ocasiones, son confundidas por los naturales como una suerte de «ojos» . Hoy, los investigadores saben de cientos de casos en los que estas naves «no humanas» se representan camufladas en el interior de no menos singulares «nubes». Algo ya descrito en el Sinaí. y si uno sigue caminando con rumbo hacia el norte, cruzando la bella ciudad de Petra y los «wadi» Hasa y Aman, la historia del dios Dusares se repite una y otra vez. Dusares puede ser contemplado tanto en museos como en determinados libros de arqueología, siempre como figuras» de origen incierto» o como «divinidades antropomórficas». Los beduinos por el contrario no aceptan ese discurso.
Para los nómadas del desierto, Dusares fue el dios que vio Moisés y que guió a los hebreos hasta la tierra prometida. Una tierra, por cierto, que ya estaba ocupada por otras etnias . Todas ellas legítimas propietarias… Después, «un dios con forma de caja descendió sobre la nueva tierra, provocando -directa o indirectamente-«más de un millón de muertos». Pero la historia continua…
Cuaderno de campo de J.J. Benítez. En la parte inferior una representación del Dios Dusares en Petra (Jordania).
Fotos: Iván Benítez.
TIEMPO DE HOY. 2004.