Un milagro de la naturaleza. Eso diría yo que fue Pepe, el ciego. Nunca supe su nombre. Era un ciego que salía a navegar y a pescar en solitario, con la ayuda de los olores y de los sonidos. Jamás lo vi en compañía. Entraba y salía del puerto de Barbate, en Cádiz (España), sin ayuda de nadie. Oía a la mar, sentía la brisa, y eso era más que suficiente. Otro maravilloso kui…
(Fotos: J.J. Benítez.)