Isidoro Otero. (Foto: M. Rojas.)
Sólo a un kui se le puede ocurrir dormir al pie de una estatua. Eso hacía Isidoro Otero, guarda que fue de las ruinas de la ciudad romana de “Baelo Claudia”, en Bolonia (Cádiz. España). Mi primer encuentro con Isidoro no fue del todo satisfactorio. Corría el rumor de que los franceses, responsables, en parte, de las excavaciones de “Baelo Claudia”, habían descubierto una estatua, perteneciente, al parecer, al emperador Claudio. Y se dijo igualmente que los franceses querían llevársela a París. Corría el mes de julio de 1980. No lo dudé. Una noche esperé escondido entre las ruinas y, al amanecer, cuando Isidoro abandonó temporalmente su puesto de guardia, al pie de la estatua, me aproximé a la pieza de mármol, retiré las mantas que la cubrían, y procedí a fotografiarla. Horas después, la noticia aparecía publicada en el Diario de Cádiz. La estatua de Claudio se salvó del expolio. Algún tiempo después, Isidoro y yo nos hicimos amigos. Él comprendió y yo también.
PD.- Para más información ver “La punta del iceberg”.
Algunas de las imágenes obtenidas por J.J. Benítez en la madrugada del 8 de julio de 1980 en “Baelo Claudia” y que evitaron el expolio de la estatua a Francia. (Fotos: J.J. Benítez.)
(Fotos: J. J. Benítez.)
(Más información en el periódico «Diario de Cádiz». 16 de julio de 1980.)