J. J. Benítez.
La piedra del misterio

En la imagen destacada: La «piedra del misterio» está en mitad del desierto central de Nuevo México.

En Los Lunas (Nuevo México) podría hallarse la prueba definitiva de que Colón fue el último.

Sí, probablemente, Colón fue el último…

J. J. Benítez.

Los judíos y los pueblos saharianos, entre otros, llegaron y exploraron América antes que Colón.

En un reciente viaje por Estados Unidos he cumplido un viejo sueño. Conocía su existencia pero sólo por fotografías y por las referencias de los estudiosos e investigadores. Localizarla no fue sencillo. Aunque se encuentra protegida por el Gobierno, la llamada piedra del misterio está casi ilocalizable, en mitad del desierto central de Nuevo México, a poco más de veinte kilómetros al oeste de la localidad Los Lunas. Es preciso caminar bajo un ardiente sol, sin casi referencias, hasta llegar a la base de la montaña Escondida. Allí, en lo que fue antiguo territorio comanche, entre los peñascos calcinados e infectados de serpientes de cascabel, puede contemplarse una inscripción, que, de ser tan antigua como aseguran, terminaría de arruinar los dudosos méritos descubridores de Cristóbal Colón. La llamada piedra del misterio o de Los Lunas es una gigantesca roca, de algo mas de 100 toneladas de peso, que rodó desde lo alto de la montaña. En su cara norte, en uno de los extremos, en una superficie prácticamente plana de 101 por 144 centímetros, alguien grabó nueve líneas, En total, algo más de 200 caracteres que, según los expertos, resumen los célebres Diez Mandamientos que recibió Moisés en el monte Sinaí. La inscripción era ya conocida por las tribus indias que habitaban la zona. En 1871, el entonces propietario del terreno -Fran Huning- fue advertido por los comanches: la grabación no era india. Sus antepasados no sabían leer aquellos extraños signos. Fue en 1993 cuando, al fin, la Universidad se interesó por la leyenda grabada en la solitaria roca de Los Lunas. El profesor Hibben, de Nuevo México, examinó la inscripción y reconoció que era muy antigua. Después fue estudiada por otros lingüistas Y surgió la polémica. Para algunos, como es el caso de Moorehouese, Lidzbarski y Purvis, la leyenda podría tener alrededor de 2.000 años de antigüedad. Se trataría de una modalidad de hebreo -el samaritano-, con determinadas letras griegas intercaladas. En principio, la traducción sería la siguiente: «Yo soy Yavé tu Dios que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de la esclavitud. No tiene que haber otros dioses ante mi presencia. No fabricarán ningún ídolo. No tomarás el nombre de Yavé en vano. Recuerda el día del sábado y guárdalo como santo. Honra a tu padre y a tu madre para que tus días sean largos en la tierra que Yavé tu Dios te ha dado. No matarás, no cometerás adulterio. No hurtarás. No darás falso testimonio en contra de tu vecino. No desearás la mujer de tu vecino, ni nada de lo que es suyo».

J. J. Benítez.

De ser cierta la versión del hebreo, ¿cómo explicar la presencia de individuos que supieran de Yavé y sus mandamientos en territorio norteamericano y antes del descubrimiento oficial en 1492? ¿Eran integrantes de la mítica tribu perdida de Israel? Si la inscripción tiene 2.000 años de antigüedad, ¿cómo llegaron los judíos al centro del actual Estados Unidos?

Para otros especialistas -como Robert H. Pfeiffer, de la Universidad de Harvard-, la inscripción de Los Lunas podría ser, en efecto, una copia de los diez mandamientos, pero en lenguas fenicias, moabita y griega. Para el caso es lo mismo: si la leyenda es anterior a Colón, ¿cómo llegaron a América los pueblos apuntados por Pfeiffer?

J. J. Benítez.

Colón fue el último.

Otros, incluso, van más lejos, como es el caso del español Conte Oliveros, quien afirma que la inscripción de los Lunas es en realidad escritura bereber, con ciertos hebreísmos y una clara influencia griega. Esto significaría, desde mi punto de vista, que los pueblos saharianos (quizá el bereber) habrían alcanzado también el continente americano mucho antes de 1492. En otras palabras: a las pruebas, muy sólidas, de la llegada de los vikingos a tierras amer­icanas antes del descubrimiento oficial habría que añadir también la posibilidad de que judíos, fenicios, griegos y bereberes, ente otros, hubieran explorado América antes que Colón. Un estudio en profundidad de la leyenda de Los Lunas resultaría definitivo.

Lo dicho: Colón fue el último…

J. J. Benítez.

Fotos: Iván Benítez.
TIEMPO DE HOY (2004).

J.J. Benítez

J.J. Benítez

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