En la imagen destacada: La teoría de que la Atlántida pudiera estar en Chipre no convence a los expertos.
Todo lo que hoy sabemos de la Atlántida está sustentado en las afirmaciones de Platón, escritas en el año 353 antes de Cristo.
No falla. Cada verano regresa puntual. Supongo que existe una razón: el buen tiempo anima a los exploradores e investigadores a intentarlo de nuevo. Y las noticias surgen inevitables. En esta oportunidad, la célebre y mítica isla continente -la Atlántida- ha aparecido, según dicen, en Chipre. Eso, al menos, es lo que piensa Robert Sannast. La Atlántida -según esta nueva teoría- pudo formar parte de un territorio que se hundió y del que sólo queda la actual isla chipriota. Los terremotos -dice Sannast- pusieron fin a la legendaria y brillante civilización. En principio, la supuesta Atlántida habría estado unida a tierra firme por lo que hoy constituyen Siria y el norte del Líbano. Los atlantólogos, sin embargo, han acogido la noticia con escepticismo. Y tienen razón.
Todo lo que hoy sabemos sobre la Atlántida está sustentado en las afirmaciones de Platón (diálogos de Timeo y Crítias), escritas en el año 353 antes de Cristo, aproximadamente. Platón recibe información de otros que, a su vez, la habían recibido del sabio ateniense Solón cuando visitó la ciudad egipcia de Sais en el año 590 antes de Cristo. En aquella oportunidad, Solón fue informado por un viejo sacerdote de la existencia y posterior desaparición de una isla-continente, más grande que Asia y Libia juntas, que se alzaba más allá de las Columnas de Hércules.
Pescadores de Barbate. Una buena jornada de pesca de pulpos.
Nueva teoría. Y aquí surge el problema. Si aceptamos que Platón dijo la verdad, y que la Atlántida existió, la isla en cuestión debería estar ubicada al otro lado del actual estrecho de Gibraltar (más allá de las Columnas de Hércules). Chipre, por tanto, no convence a los expertos. Es en el Atlántico, no en el Mediterráneo, donde habría que buscar. Algo más rigurosa parece la penúltima hipótesis sobre la Atlántida, formulada por el arqueólogo francés Jacques Col1ina. Para este investigador, los restos de la isla se encuentran frente a las costas gaditanas, a poco más de doscientos metros de profundidad. Concretamente, frente a Barbate.
No soy experto en este apasionante asunto, aunque lo sigo con interés desde hace décadas. Y entiendo que es el momento de hacer públicos un par de hechos que jamás he dado a conocer y que podrían tener algún tipo de relación con lo expuesto. Quién sabe…
El primero tuvo lugar hace más de veinte años, justamente a una milla de la costa gaditana (entre Barbate y Zahara de los Atunes). Una serie de noticias previas me impulsaron a organizar una excursión de buceo, a la búsqueda de unas extrañas construcciones. Dichas edificaciones (?) habían sido detectadas por un experimentado buzo conocido como el Pantera. Pues bien, allí estaban y allí siguen: a 18 brazas de profundidad. Toda una serie de grandes bloques, perfectamente escuadrados y formando algo similar a corrales. Al consultar a los geólogos, todos coincidieron: antigüedad mínima: entre 10.000 y 13.000 años. Como se recordará, fue a raíz de la última glaciación (hace ahora entre 15.000 y 13.000 años) cuando el nivel de los océanos subió entre 100 y 120 metros (nivel actual). ¿Se trataría de los restos de la Atlántida o de las islas, que al parecer, se hundieron con ella? Sí, quizá algún día vuelva al lugar…
El segundo acontecimiento fue protagonizado por el capitán de un barco ruso. Cuando navegaba por el Estrecho de Gibraltar, el sónar del buque detectó un singular perfil, «idéntico al de los edificios de una ciudad sumergida». El sobresalto del ruso fue tal que desembarcó en Algeciras, denunciando el hecho a las autoridades españolas. Por supuesto, nadie le prestó la debida atención, tomándole por un loco o un excéntrico. El perfil en cuestión apareció en mitad del Estrecho, un lugar de difícil acceso. Quién sabe…
Los atunes luchan por salir de las redes, están atrapados en la almadraba.
Fotos: IVÁN BENÍTEZ.
TIEMPO DE HOY. 2004.