Si mis cálculos no fallan, judíos y árabes están a punto de cumplir 4.000 años de odio, de guerra y de muerte. Todo empezó cuando un tal Abraham, siguiendo las directrices de un tal Yavé, salió de su ciudad, en Ur de Caldea, y fue a instalarse en las tierras de Canaán. Eso tuvo lugar hacia el año 1980 antes de Cristo. Yavé era un dios racista, sanguinario y machista que condujo al “pueblo elegido” (no se sabe para qué) a numerosas guerras con los legítimos propietarios de aquellas tierras. Resultado: un millón de muertos. Y el odio continua…
(Fotos: Iván Benítez.)