El Destino también es “kui”. Él, sobre todo.
Yo quise ser paracaidista. Era una de mis ilusiones. Deseaba dejar el periodismo y volar…
En 1968, mientras hacía el servicio militar en el CIR número 10, en Zaragoza, llegó lo que entendí como la gran oportunidad: los militares solicitaron voluntarios para la Escuela de Paracaidismo de Alcantarilla, en Murcia. Como digo, lo tenía todo planeado: me alistaría, saltaría en las guerras, llegaría a ser general… ¡Adiós al periodismo!. Pero el Destino es “kui”…
Dos días antes de consumar el alistamiento, en un permiso de fin de semana, conocí a una chica. Le pedí su teléfono y me lo dio. Jamás olvidaré aquel número: 22-11-19. Significó el final de mi “carrera” como paracaidista y como general. Tuve que elegir: ella o volar. La elegí a ella y proseguí con el periodismo. Hoy “vuelo” con la palabra.