En la imagen destacada: (Foto: Iván Benítez.)
Pocas veces he sentido miedo en mi vida. En cierta ocasión, en tierras de Bonanza, en la desembocadura del río Guadalquivir, al sur de España, en plena tormenta, y en Egipto, cuando me empeñé en sostener entre las manos una cobra egipcia, una de las serpientes más venenosas del mundo. El adiestrador me dio un sólo consejo:
“Puedes acariciarla si quieres, pero nunca le mires a los ojos”. Sonrió y añadió: “Son como las mujeres….”
Nunca más repetiré la experiencia.
(Fotos: Iván Benítez.)