En la imagen destacada: Juanjo Benítez, en plena redacción de «A 33.000 pies». (Foto: Iván Benítez.)
En ocasiones me preguntan: si tuvieras que elegir una conversación con Dios, de las que aparecen en tu libro (“A 33.000 pies”), ¿por cuál te decidirías?
Para, mi está claro. La registrada, en un vuelo entre Quito y Guayaquil el 22 de noviembre de 1996, a las 19 horas, 50 minutos y 37 segundos, según consta en el cuaderno de bitácora. En dicho vuelo, el Padre (el Abuelo) negó la existencia de la casualidad.
“Si el azar existiera -dijo-, Dios no sería un «todo terreno». Algo se me habría ido de las manos. Yo soy el PODER, hijo. Ni un solo copo de nieve se desvía de su trayectoria sin el consentimiento de mi «gente»”.