En la imagen destacada: J.J. Benítez, con una cobra egipcia. (Foto: Iván Benítez.)
Siempre he tenido una extraña “conexión” con las serpientes. Son animales que no me agradan, pero, de una forma o de otra, terminan presentándose en mi vida.
Durante la realización de la serie para TV, “Planeta encantado”, llegué a tomar una cobra egipcia en las manos. El egipcio que la cuidaba me hizo una sola recomendación: “No le mire a los ojos”.
No pasó nada, pero sentí miedo. (Ver “La vuelta al mundo en 80 fotos”).
El pasado 4 de julio (2011), cuando regresaba a casa tras un paseo matinal, siendo las 14.30 horas, fui a topar con una serpiente que me salió al encuentro. Tendría 1.30 ó 1.50 metros de longitud. Era gruesa y de un color verde oscuro. Llegó de frente, y a gran velocidad. Se enroscó en el tobillo derecho y, al poco, al alzar la pierna, huyó, perdiéndose en la maleza. No me mordió.
Esa mañana había escrito el folio número 1.300 del Caballo de Troya (9). En Kábala, el citado número “1300” equivale a la palabra “serpiente” (!).
Estoy seguro que el extraño “encuentro” encierra un significado. ¿Conoce usted dicho simbolismo?
El cuidador, con la cobra egipcia (altamente venenosa). (Foto: Iván Benítez.)
Juanjo y la cobra egipcia. (Fotos : Iván Benítez.)
Representación de la serpiente que se enroscó en el tobillo derecho de Juanjo Benítez el 4 de julio (2011). (Foto: Blanca)
Recreación del encuentro con la serpiente. (Dibujo de Néstor Rufino Sánchez.)