En la imagen destacada: Pasaba horas contemplando estos frescos (Foto: J.J. Benítez.)
Pasé muchas horas frente a los lienzos pintados en las paredes de la iglesia parroquial de San Paulino, en Barbate (Cádiz. España). Yo era un adolescente. Aquellas imágenes me impresionaron. El pintor fue Ciro De Michele, un italiano extraño que se paseaba por las tabernas del pueblo y robaba expresiones. Después las trasladaba a los cuadros. Allí están las manos y los pies del sacristán, Antonio Guzmán, y del coadjutor, el padre “Calentito”, y del padre López Benítez, y de uno de los monaguillos, que después sería sacristán, Juan José Benítez, entre otros. Pero lo que más me intrigó fue una leyenda existente al pie de uno de los cuadros. Dice así: “Que todo el mundo sea un mundo de silencio y de paz: un mundo que sugiera el sentido de lo eterno y que debe aplacar tu sed de belleza y de verdad”.
¿Qué quiso decir De Michele?
No lograba comprender cómo Jesús podía caminar sobre las aguas… (Fotos: J.J. Benítez.)
Misteriosa leyenda en la arena, a los pies de los que contemplan a Jesús (Fotos: J.J. Benítez.)
Juan José Benítez, actual sacristán de la iglesia Parroquial de San Paulino (Foto: J.J. Benítez.)
El no menos misterioso gorrión de cabeza roja… (Fotos: J.J. Benítez.)
¿Por qué uno de los discípulos mira a “cámara”? (Foto: J.J. Benítez.)
Detalles de la genial obra de Ciro De Michele (Fotos: J.J. Benítez.)
Medio pueblo de Barbate se halla reflejado en las pinturas de San Paulino (Foto: J.J. Benítez.)