A los sesenta y tres años me considero un triunfador, pero no por las razones habituales. No me importa el dinero, no tengo poder, ni tampoco lo pretendo. Las tres razones de mi éxito en la vida son las siguientes:
Primera: Sé quien soy, al fin.
Segunda: Conozco cuál es la razón de mi existencia. Estoy al tanto de la “ley del contrato”.
Tercera: Sé cuándo moriré y qué me espera después de la muerte.
¿He tenido o no he tenido éxito en la vida? ¿Cuántas personas pueden responder satisfactoriamente a estas cuestiones? Yo diría que el 99.99 por ciento no sabe, ni lo sabrá jamás. Es la “ley del contrato”.
P.D.- La fecha de mi muerte se halla encriptada en esta página web.