Ilustración aparecida en El País Semanal.
Leído en El País Semanal (2 octubre 2011) (página 69): “Todos se echaron las manos en la cabeza al saber que la reportera Nellie Bly había pedido audiencia a Julio Verne, ilustre escritor y afamado misógino. La sorpresa fue mayúscula. Del encuentro nació una hermosa y duradera amistad”.
La falsa acusación de misógino (que odia a las mujeres) fue escrita por Marta Rivera, periodista y escritora.
Trabajé durante muchos meses en una investigación sobre la vida de Verne y pude constatar muchos defectos, pero nunca el de misógino. Existe una larga lista de trabajos sobre el genial escritor de Amiens pero, por no salir de España, y para que le resulte más cómodo a la tal Rivera, le recomiendo se haga con un ejemplar del libro de Miguel Salabert: “Julio Verne, ese desconocido”. En la página 30 se dice, entre otras cosas: “Lo poco que sabemos de su vida “íntima” revela que nunca se sintió unido a Honorine por otros vínculos que los convencionales lazos del matrimonio. Lazos que, parece, debieron serle insoportables, y de los que trató de evadirse a través de sus cruceros, de sus libros y de un progresivo repliegue sobre sí mismo, que no se limitó al espíritu, sino que llegó incluso a la claustración física: cerraba su puerta con cerrojo para aislarse de la vida familiar y del salón social de su mujer. Ni tan siquiera la irrupción en su vida de un amor tardío –tan tardío como misterioso– pudo inducirle a la ruptura matrimonial. Verne siempre compuso con su entorno, nunca rompió con él”.
En definitiva: que fuera un solitario, y un infeliz en su matrimonio, no significa que odiara a las mujeres. Todo lo contrario.
Si Julio Gabriel Verne Allotte se lanzó a la aventura de la literatura fue, justamente, por el amor de una mujer, Carolina, a la que dedicó una tragedia en verso. Verne tenía 15 años.
P.D.- Conviene ser riguroso en todo; en especial a la hora de calificar a las personas. Uno puede meter la pata hasta el corvejón.