J. J. Benítez.
«Los ovnis siguen ahí, pero la prensa está en otras guerras»

Fuente: EL INDEPENDIENTE DE CÁDIZ. Textos: Francisco José Jiménez / Fotos: José Braza

Después de haber escrito 55 libros y siendo uno de los autores españoles con mayor éxito de ventas, de Juan José Benítez queda su mensaje de que los ovnis son una realidad. Este pamplonica de alma gaditana lo repite para quien le quiera oír y ahonda en sus teorías de que hay vida después de la muerte… y más allá de la Iglesia.

J. J. Benítez.

(Foto: José Braza.)

Puede ser la entrevista un millón en su vida, pero Juan José Benítez, J.J. Benítez, se muestra afable desde el primer momento. Cercano, nada altivo. Es un conversador nato y acepta cualquier cuestión. Está curado de espantos y responde a lo que se le pregunte. No hay tabúes…

–No es nada raro verle por Cádiz. ¿Qué significa esta zona para usted?

–Para mí Cádiz es mi segunda patria y la primera. Yo nací en Pamplona por accidente militar, pero mi familia es de Vejer y de Barbate. Un día, cansado de andar rodando por el mundo, me pregunté que cuál era el sueño de mi vida y era marcharme a esta zona. El universo se organizó a favor mía, me tocó la lotería, compré una casita y allí estoy.

–¿Tiene algún inconveniente estar alejado de las grandes urbes?

–Tengo el cuartel general allí y me organizo bien. El problema es que cuando quiero ir al cine me tengo que hacer 180 kilómetros, pero aprovecho. En Cádiz hay sitios maravillosos, y además cuando voy hago algunas gestiones. Ha habido años en los que tenía que venir a Cádiz a hacer una fotocopia. Tenía su encanto, venías a Cádiz haciendo 180 kilómetros, hacías cinco fotocopias y te ibas tan contento.

–Su lugar en el mundo, pues, es Barbate y Zahara de los Atunes, ¿no?

–Sí. Ver la mar me encanta. Yo ya estaba muy cansado de ciudades y lo que me quede de vida lo voy a vivir en el lugar donde me gusta estar. Para mí Barbate es el mejor pueblo del mundo y he dado cien veces la vuelta al mundo. He visto casi todo y para mí es la mejor playa con muchísima diferencia. Ya sé que es un pueblo, que tiene muchos defectos y muchas carencias y que no es justo que llevemos tantos años así. No entiendo cómo se le ha dado tanto terreno a los militares y es algo que he hablado con todo el pueblo. El nefasto Serafín Núñez que tuvieron de alcalde lo vendió por 200 millones de pesetas y una medalla y se perdió el futuro del pueblo. Mientras no se recupere ese terreno, no hay futuro.

–¿De verdad no hay otra vía de riqueza para esa zona?

–La pesca no funciona y la agricultura no da demasiado de sí. El único futuro son los nueve kilómetros que hay de puente a puente, que se podían explotar para darle mucho trabajo a generaciones enteras. Pero para eso se tienen que mentalizar los alcaldes. Y los del PP no quieren enemistarse con Madrid, los del PSOE tampoco quieren líos con el partido y al final, el que pierde es el pueblo.

J. J. Benítez.

Juan José Benítez, en el transcurso de la entrevista, realizada en el hotel Playa Victoria de Cádiz. (Foto: José Braza.)

–¿No será que vive aquí por ser un enclave interesante en los avistamientos de ovnis?

–No, pero es verdad que hay muchos casos en toda la provincia y en toda Andalucía. Ahora hay menos casos, pero también ocurre que los medios de comunicación están en otras batallas y no hay tanto eco como antes. Esto siempre ha sido cíclico. Empezaron las oleadas de ovnis en los años cincuenta y después fue bajando cada equis tiempo. Cuando ocurre una oleada todo el mundo se vuelve loco, que es lo que sucederá cuando vuelva a suceder. No sabemos por qué pasa. A veces aparecen por todas partes, todos se preguntan qué pasa y después vuelta a empezar.

–Pero algo tendrá Cádiz para atraerles…

–Sí, la mar. Es lo más intenso y es fácil de entender. Es porque se refugian con más facilidad. Ahí es donde más se ven.

–¿Le ha costado mucho ser tomado en serio, que le crean?

–El tema de los ovnis es real. Yo empecé a investigarlo en el año 72, en La Gaceta del Norte, y no lo he dejado hasta ahora. Imagina que en tu periódico te encargan hacer un reportaje de unos señores que dicen que han visto no sé qué en el cielo. Vas al sitio, hablas con la gente, ves que no están mintiendo, hay huellas… y a partir de ahí te ocupas del tema porque nadie más en el periódico quiere. Cuando llevas diez casos te das cuenta de que todo es verdad. En mi caso yo recuerdo que al principio hice una serie de reportajes que tuvieron mucho éxito y vendimos casi tanto como con la muerte de Franco. Después entró el Opus Dei en el periódico y ya se me puso la proa. Ellos dijeron que eso no podía seguir saliendo y tuve que elegir entre seguir investigando o seguir como periodista pero escribiendo de otras cosas y lo tuve muy claro: dejé el periódico. En el año 79 lo dejé todo, pero tenía que comer, que sobrevivir y llegué a un acuerdo con Plaza y Janés para firmar un contrato con condiciones leoninas por el que tenía que escribir seis libros en un año. Me daban 300.000 pesetas a libro entregado y fue terrible. Todo el mundo estaba en contra, todos me hablaban de desprestigio, todo el mundo se reía… aquello fue un desastre. Y algo me mantuvo firme. Yo me daba cuenta de que la investigación era real y seguí investigando, hice miles de kilómetros para tratar de sobrevivir y fueron años complicados.

–¿Qué prueba irrefutable se necesita para que le crean los escépticos?

–Los militares tienen la mejor información del mundo. Otra cuestión es que no la saquen o que lo hagan a cuentagotas y mal. Cuando tienes acceso a ciertas informaciones, te das cuenta de que es un fenómeno muy cierto, pero hay otras prioridades. La persona a la que se le ha puesto una nave encima del coche, eso no se le olvida en la vida y se hará muchas preguntas.

–¿Cómo ha sido su experiencia personal en estos avistamientos?

–Yo los he visto en diferentes sitios y en varias circunstancias. Cuando ves una de esas luces es emocionante y sobre todo cuando estás seguro de que no es humano. Una vez fue en la autopista de Cádiz a Sevilla hace muchos años. Años después me encontré con un cardiólogo muy famoso de Sevilla y me dijo que vio también el objeto en otro punto de la autopista. Luego los he visto en Barbate, con más gente en un barco, en Sao Paulo y el último en Argelia. En Perú fue el primero y allí fueron dos. En Cádiz se han dado casos muy curiosos.

–¿Por ejemplo?

–En el Cortijo del Moro hay un caso bien interesante. Hace 40 años, un tipo que iba a caballo con otro por la mañana vio algo enfrente a donde hoy está el hotel Atlanterra, donde hay una loma y donde hay unas torres de la luz. Allí vieron unos seres pequeñitos que estaban mirando el sembrado. Cuando se vieron mutuamente, estos se metieron en la nave y se marcharon. Los tipos no sabían ni leer ni escribir, te cuentan lo que vieron.

J. J. Benítez.

Benítez realiza un gesto en el transcurso de la entrevista, en la que se mostró cercano y directo. (Foto: José Braza.)

–¿Y por qué no se cuenta la verdad, si realmente los militares manejan esa información?

–La clave sería que los norteamericanos o los rusos dijeran que tienen las naves y las criaturas. Sería así de fácil, pero es complicado porque si a la sociedad le enseñas una nave estrellada y cuatro criaturas muertas que son pequeñitas y con grandes cráneos, que no son humanos, la sociedad empezará a hacerse preguntas y a cuestionarse todo. Dirán que de qué sirve el sistema político tal, el sistema educativo cuál o la religión si estos señores que están más avanzados que nosotros nos pueden decir que estamos en las cavernas. Es una situación delicadísima y es la que los militares tienen como excusa fundamental para no sacar nada, pero la verdadera razón por la que no sacarán los archivos, salvo que pase algo muy raro, es porque ellos perderían la hegemonía. Si eso pasa tendrían que decirle a los contribuyentes que hay unas civilizaciones ahí fuera que nos superan, aunque sean pacíficas. Entonces les responderían que para qué nos estamos gastando un dineral en tanques y en misiles si resulta que no sirve para nada porque nos pueden hacer picadillo.

–Muchos se preguntarán que por qué estos seres no se comunican con los humanos en estas supuestas visitas…

–Hay que puntualizar que estos visitantes no han intervenido nunca en nuestra vida. Pueden haberlo hecho esporádicamente en algún sitio. Yo creo que a Moisés y al pueblo judío todo lo que les cayó encima era por seres del espacio, pero los tomaron por dioses. Pero a nivel oficial, en plan ‘vamos quedar todo el mundo a una hora porque van a aparecer’, no va a pasar. Ellos vienen aquí probablemente por dos razones: porque son los sembradores de la propia vida y ven cómo van las cosas y también porque son científicos, pero no pueden intervenir. Nosotros hemos ido a América o los ingleses a la India y nos hemos cargado todo y eso no debe ser.

–¿Sus intervenciones cambian mucho el curso de los acontecimientos?

–Creo que ha habido momentos puntuales en los que han podido intervenir directa o indirectamente. Si lo han hecho ha sido por su propio interés. Si el pueblo judío hace lo que hace es porque alguien quería que hiciera eso y porque había que preparar al pueblo para lo que iba a venir. Cuando eso se cumple, desaparecen. Y con los aztecas ha pasado lo mismo, con los mayas… con un montón de pueblos que tienen en su mitología leyendas que hoy es fácil de asociar al fenómeno ovni, pero que en aquella época eran dioses.

–Le resulta muy sencillo relacionar el fenómeno ovni con la religión.

–Es que la relación es íntima y en las apariciones marianas es donde mejor se ve. En todas, cuando uno las estudia, hay un componente ovni. Alguien es el responsable de la aparición, la alimenta y hace que se repita, hasta que allí se construye una ermita o un santuario. Luego llega la Iglesia y lo cambia todo. La gente se quedaría asombrada si supiera cuál fue el origen de la Virgen del Rocío, de Fátima, de Lourdes, de Guadalupe… Otra cuestión es, y nos meteríamos en un terreno muy complicado, si el origen del fenómeno ovni procede del mismo origen de los resucitados, de los que vuelven del más allá. Eso está por ver.

–Defina a qué se refiere cuando habla de seres…

–Cuando hablo de ovnis hablo siempre de seres no humanos. No extraterrestres, porque decir no humanos es un concepto más amplio. Pueden venir de otras galaxias, pero también de otra dimensión. Las dimensiones están tomando mucho auge desde el punto de vista matemático. Hablan de que existen infinitas de ellas.

–¿Se habrá hecho ya algún viaje en el tiempo? Usted sabe mucho de eso…

–Estoy seguro de que ya se ha hecho algún viaje en el tiempo, igual que estoy seguro de que ya se ha clonado algún ser humano. Pero no lo dicen. Sin duda sería la época de Jesucrito la que me gustaría visitar si me dejaran viajar en el tiempo. Si no, cuando me muera ya la veré.

–Vida, muerte… Cuente su teoría de la ‘Ley del contrato’, por favor.

–Yo no recuerdo el día en el que me vino esta idea. Creo que las ideas no son nuestras, sino que nos las envían. Hubo un momento en el que empecé a darle vueltas. Fue un proceso evolutivo muy complejo y un día lo vi con mucha claridad. Hay un momento cero que es antes de nacer, cuando uno ya ha sido imaginado por El buen Dios y donde nos dan a elegir. Ahí decides lo que quieren hacer en la vida: el lugar donde quieren estar, las experiencias que deseas vivir, cómo quieres morir… Me imagino que eso es supervisado por la gran computadora y se firma un contrato. Cuando uno nace no recuerda nada para no descafeinar la experiencia y vive sin saber nada. Porque entre otras cosas, el fenómeno es muy inteligente y se autocorrige. Hay mucha gente que en la vida se pregunta por qué me pasa esto y no sabe, porque no tiene que saberlo, que todo está ordenado.

J. J. Benítez.

(Foto: José Braza.)

–Al que sufra mucho aquí, pues, les esperará una gran alegría después de la muerte, ¿no?

–A todos nos espera algo mejor. En mi teoría entiendo que todos los seres humanos cuando mueren van al mismo sitio, sin juicios, es una situación muy agradable y plena y vuelves a la realidad. Ayer venía en la prensa una noticia de que unos alemanes han descubierto que este universo es una especie de holograma. Sería volver a la realidad después de morir. La utilidad de pasar por la tierra es que no te cuenten lo que es vivir y saber lo que es el tiempo, que allí no existe. Yo he pedido muchas pruebas y señales para saber si eso es cierto y me las han dado.

–Habla de Dios como ‘El gran Dios’. ¿Por qué?

–Hay bastantes dioses y por simplificar podemos hablar de El gran Dios, el número uno, la gran fuente, el gran creador. Después hay muchos dioses, como Jesús de Nazaret, creador de esta galaxia. Lo que pasa es que hay muchos, aunque esto choca con las instituciones eclesiásticas.

–¿Puede eso cambiar con el talante del Papa Francisco?

–El nuevo Papa, si no lo sabía ahora lo sabe, está en un nido de ratas. Si te fijas en el semblante del tal Francisco, entró resplandeciente y se está desmejorando mucho. El Vaticano es una multinacional y van a por el poder y a por el dinero. No tiene nada que ver con la iglesia de a pie ni con Cáritas, que están ayudando igual que el cura de barrio, que está haciendo maravillas. El Vaticano no tiene nada que ver con Jesús de Nazaret. Ha habido muchos curas que en privado me han dado la razón. Jesús no fundó ninguna iglesia, eso es un invento humano. No vino a redimir a nadie. Vino por cosas más interesantes, pero la limitación humana es así e intentamos ponerle etiquetas a todo. La Biblia es un naufragio. La misión de Jesús fue vivir una experiencia con sus criaturas, algo difícil de entender. Y vino también para decirle a la gente que hay un Dios que no es como lo pintan, vengativo ni fiscal. Es amor y regala inmortalidad. Ése es el verdadero mensaje, pero Pedro y Pablo vieron que eso no vendía y lo cambiaron.

–No confía mucho en los que ostentan el poder…

–Es similar a lo que ocurre con los políticos. Para ser político tienes que ser corrupto. Puede haber la excepción de un pueblo pequeño donde se gestione bien el gobierno, pero en cuanto sales a un pueblo medianamente importante, ya hay corrupción. Sean de derecha, izquierdas, de centro o de donde sea. El otro día vi a Gordillo, el de Marinaleda, diciendo que a Cristo lo mataron por ser comunista. No tenía ni idea de lo que estaba diciendo. Hace una buena labor y un buen trabajo pero, eso sí, cuando va a Cuba lo hace en clase business. Usted lo que no tiene es vergüenza.

Una solución muy terrenal para acabar con la crisis

No es muy amigo Juan José Benítez de hablar de política, pero tiene clara un salida para sortear la crisis actual: “La solución es que que los bancos abran los créditos. Lo que no comprendo es que se le pueda dar dinero público a unas entidades bancarias y es tal restringiendo el crédito. Eso es una contradicción absurda. Habría que establecer una ley en todos los países europeos que dijera que tiene la obligación como banco de abrir los créditos a todas las personas y a unos precios razonables. Eso debería ser por ley y si no lo cumple, se le cierra el negocio. Sería la primera medida fundamental para que la economía pudiera respirar. Cuando existan créditos se pondrá en funcionamiento el resto del tejido social. Y como está demostrado que todos los pueblos de todas las naciones son trabajadores, pues se saldría adelante en cuestión de muy poco tiempo. Cuando yo me quedo sin trabajo, a mí nadie me rescata. Eso quien lo tiene que exigir es el votante a su partido, pero no hay ningún partido que meta eso en su campaña electoral”. Dice que en política “siempre he ido por libre, no me pueden vincular a ningún partido. He cubierto profesionalmente unos cuantos atentados de ETA y me parecen unos cavernícolas y los que piden la independencia de sus autonomías también me parecen unos cavernícolas. No saben que el mundo va en una dirección y que ellos van en la contraria. Ahora no es positivo ni para los que la piden ni para el resto”.

El próximo libro, para resucitados del más allá

Trabajador incansable, el periodista y escritor ya tiene listo su siguiente libro. Después de El día del relámpago llegará uno sobre muertos que se aparecen a seres queridos. “Es un trabajo de investigación que empecé en el año 68, aparentemente por casualidad, aunque yo no creo en las casualidades. Lo he hecho siempre en silencio y es espectacular, lleno de esperanza. Es gente que ha visto a familiares o amigos muertos, ya enterrados o incinerados. He seleccionado 130 casos con fotos y nombres y creo que es un trabajo muy esperanzador porque siempre le dice que está feliz. En uno de los casos, a una señora se le presentó su marido muerte a través de una niebla que se formó en el salón de su casa. Le dijo que estaba bien y le desveló un número de cuenta donde tenía 300.000 dólares que nadie sabía que existían”.

J. J. Benítez.

El escritor y periodista navarro posa con la playa Victoria al fondo. (Foto: José Braza.)

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