Fuente: María Almodóvar. El Correo Gallego 14/11/2020.
’La gran catástrofe amarilla’ (Planeta) “Horas antes de partir hacia su segunda vuelta al mundo, recibe una carta procedente de EEUU. La carta es abierta, pero no leída. Embarca en el ‘Costa Deliziosa’ y, en plena navegación, surge la pandemia del coronavirus. Y todo cambia… Al regresar a España, lee la carta procedente de California y queda atónito. Nada es lo que parece. El final del libro es de infarto”..
“Nada –nunca– es lo que parece. Y, mucho menos, lo que creemos o lo que quieren que creas”. “Soy mucho más que un hereje…”. “Me expuse a todos los peligros del mundo por decir la verdad”. “La religión (todas) es un permanente atropello a la libertad”. “Solo la imaginación se aproxima a la verdad”. “Contar toda la verdad no es aconsejable”. “Dicen los chinos: ‘Problema olvidado, problema resuelto’. No sé yo…”. (J. J. Benítez). (Foto: PLANETA.)
-Señor Benítez, tengo que confesarle que los mensajes que transmite me tranquilizan por una parte y por otra me producen desasosiego. ¿Hemos de tener miedo al final?
-Pues… no, no. Yo entiendo que no es fácil evitar el miedo, porque si fuera verdad, por ejemplo, lo que viene para 2027, no es sencillo. Pero bueno, quizá la solución es pensar que estoy equivocado y que no va a pasar nada.
-Todos deseamos que no pase nada. Probablemente, esa sería la peor de las pandemias. De hecho, en el libro manifiesta que en caso de que en 2027 suceda hasta hecatombe prefiere que lo coja en primera línea…
-Sí, pero es una deducción fácil de hacer ahora. Si es verdad esa historia, cuando llegue el momento, no sé cómo vamos a reaccionar.
-Cada vez que dice algo, que no deja de ser cuestionable, hay personas que dicen que usted está loco, “ya está con sus tonterías…”.
-Sí, bueno, eso es hasta cierto punto normal. Yo a esa gente le digo: ¿cómo es posible que yo en septiembre de 2011 me fuera a un notario en Sevilla para que levantara acta y que diera fe de lo que estaba entregando: la información sobre ‘La gran catástrofe amarilla’. Pero vamos, tampoco me preocupa demasiado.
-Hace bien. Le confieso que más de una vez he soñado con los relatos de ‘Estoy bien’ (Planeta). No fui capaz de terminarlo por lo que me provocaba por las noches.
-¿Y qué es lo que te provocaba?
-Me despertaba sobresaltada . Soñaba con personas que habían muerto o que yo era la fallecida…
-Ten en cuenta que muchos sueños no son lo que parece y que en ellos pasan cosas muy interesantes. Habría que analizar en tu caso qué tipo de personas aparecen en los sueños –si son amigos o familiares ya muertos– porque hay muchísima investigación y sabemos que en los sueños se presentan personas que han fallecido para hablar de diferentes asuntos.
-En fin… Eso es normal y lógico, porque hay gente que ni siquiera se ha planteado la posibilidad de morir. Eso es algo con lo que la sociedad está en deuda todavía. Y desde las guarderías habría que empezar a hablar de la muerte para que la gente no tuviera miedo, por un lado, no se sobresaltara, no tuvieran pesadillas, como tú. Pero eso es muy difícil, porque depende de la clase política. La educación es una asignatura todavía pendiente en España.
-Pero parece que después nos vamos a otra parte, donde se puede estar incluso bien.
-Incluso bien no, muy bien. Tengo una seguridad del 150 %. He investigado mucho y eso se puede demostrar. Hay casos en los que quedan pruebas físicas de que hay algo al otro lado. Y aunque no las hubiera, siempre me fío de la palabra de las personas, que me parece lo más importante del mundo. Es sagrada. Llevo más de 1.000 casos investigados y estoy seguro de que después del dulce sueño de la muerte, que es un segundo, te despiertas en un sitio asombroso en donde los tuyos, los que han muerto, te reciben.
-La materia es un lugar imperfecto por naturaleza y, por tanto, aquí siempre pasan cosas más o menos desagradables. Y deberíamos mentalizarnos. Estamos aquí para experimentar un montón de historias, como el dolor y el sufrimiento. Lo único que queda es vivir sin hacer daño, con sentido común, pero vivir.
-Me gustaría saber también, señor Benítez, por qué se nos oculta información de tantísimos hechos. ¿El ser humano no está preparado para asumir la verdad?
-Yo creo que sí estamos preparados, no para todas las verdades pero sí para muchas de ellas. Lo que pasa es que vivimos en un mundo en el que los militares se aprovechan de lo que llaman ‘secretos oficiales’ o ‘materias clasificadas’ para ocultar información a la gente y eso es una estafa absoluta. Nosotros pagamos impuestos para que vivan estos señores y tenemos derecho a saber todo lo que pasa, todo. Es absurdo y ridículo.
-Nos tratan como borregos, como criaturas simples. ¡Es que no sé por qué no se nos dice que existen otras civilizaciones que, además, son superiores a la nuestra!
-Claro, pero si es que los militares tienen toda la información, y más, que te puedas imaginar sobre este asunto.
-¿Y qué ganan ocultándola?
-Cuando se oculta esa información y llevamos más de 70 años con ese tema, ellos se cubren las espaldas. Los militares si reconocieran oficialmente, públicamente, que otras civilizaciones están técnicamente más avanzadas que la nuestra, que están ahí y que invaden el espacio aéreo de cualquier lugar y cualquier país, el contribuyente podría preguntarle: ¿y yo por qué estoy pagando los impuestos para que usted me defienda si realmente usted no puede hacer nada frente a esa tecnología? Entonces, solución: negar el asunto, ocultarlo, no existe.
-Mucha gente es feliz viviendo en la ignorancia, pero yo prefiero saber la verdad, aunque sea amarga .
-¿Sabes cuál es el mayor mayor placer del mundo?
-No.
-Saber. La información es mucho más interesante que un orgasmo.
-Seré una inculta, pero no me creo nada del murciélago ese.
-Es que vivimos en una sociedad mediocre, no es una sociedad brillante la que nos ha tocado ahora, es cutre. Y la gente se queda muy tranquila cuando oye en la televisión que hay un murciélago… El laboratorio de Wuhan, de nivel 4, está preparado especialmente para que no se produzcan las fugas de las que hablan. Todo eso es una patraña y la gente se lo cree. Y por qué, porque se queda muy tranquila.
-¿Qué han sido los chinos? ¡Pero si llevamos un montón de precedentes de que han sido los militares norteamericanos los que han llevado a cabo este asunto! Empezando por el sida, el ébola, las vacas locas, la colza… No es la primera vez. Pero a la sociedad no le gusta oír esto.
-Dice que ha querido restar credibilidad a su historia produciendo trece errores de segundo y tercer orden. No sé si me puede explicármelo.
-Sí. Conforme estaba pasando a limpio el cuaderno de bitácora, me di cuenta de que había muchas informaciones, conversaciones, que podrían, quizá, herir la susceptibilidad vigente desde el punto de vista religioso.
-¿Pero la carta de 14 folios que recibió antes de irse de viaje, es cierta?
-Sí, eso es verdad. Ahí no hay ningún error.
-Imagino que estará custodiada.
-Sí. De hecho, no la tengo yo.
-¿Y quien la escribió sigue viva?
-No lo sé. El contacto que me envía la carta sí, pero la militar no lo sé.
-Uff. ¿En manos de quién estamos, señor Benítez?
-Estamos en manos de una casta de mangurrinos, tanto los militares como los políticos. Los primeros porque son diabólicos y los segundos porque son tontos.
-Yo pienso que lo que habría que hacer en unas elecciones es no votar a nadie. Abstención del 80 %. A ver si la clase política cambia, que lo dudo.
-A partir de cierta edad uno no cambia, señor Benítez.
-Claro… es que para ser político tienes que ser mentalmente corrupto. Si no, no te presentas. La política es mentira, para empezar.
-Muchos tienen fe en usted, pero ¿en qué o en quién cree?
-Yo soy apóstata de la religión, pero creo profundamente en un buen Dios, en el Padre Azul, aunque no le comprenda en muchas ocasiones: por qué Dios consiente por ejemplo que muera tanta gente o que muchos niños sean esclavos…
-Dialoga mucho con él, ¿no?
-Sí, bastante. Lo que pasa es que en muchas ocasiones no le hago ni caso.
-Pero en el crucero sí se vio, digamos, obligado a hacérselo por las advertencias que le hacía sobre su mujer (y que no voy a desvelar)…
-Bueno, más que nada, me extrañaba que me dijera esas cosas. Ese susurro permanente, que casi al principio no comprendía. Hasta el final del crucero no lo vi claro, quizás porque soy muy torpe.
-¿Cómo es esa voz?
-Es un susurro que aparece cuando menos te imaginas, no es la voz de la conciencia. Una cosa es la voz de la mente y otra cosa, el susurro de la chispa, como le llamo yo, por simplificar. La chispa es un fraccionamiento de ese buen Dios, que es el Padre Azul que llega más o menos a los cinco años a la mente de cada ser humano, y se instala en su cabecita. Y le guía, le aconseja, le susurra, pero la verdad es que no nos damos cuenta.
¿Prisciliano o el Apóstol?
Tiene muchos enemigos, incluso intentaron acabar con su vida… “… Porque yo he puesto en tela de juicio muchos de los planteamientos de estas personas. Cuando alguien dice: “Los ovnis no existen, son una patraña”, pues me ocupo de desmantelar todo el sistema y eso no se perdona, no te lo perdonan. Y si entras en el territorio de la religión, ni te cuento. Decir que Jesús de Nazaret no fundó ninguna iglesia, o decir que Santiago nunca estuvo en España… Si la Iglesia quiere demostrar que el Apóstol estuvo en Galicia, pues que haga un análisis de carbono 14 de los huesos que están supuestamente allí sepultados. A lo mejor lo hicieron, pero lo que no les interesa es decirlo… Y seguimos con la mentira porque da mucho dinero.
Cualquiera que investigue un poquito el Camino de Santiago se dará cuenta de que en el siglo IX, cuando se ven esas famosas luces que señalan el lugar donde está la tumba, te pones a profundizar y resulta que allí está Prisciliano, que fue un hereje del siglo IV, pero eso no interesa”.