En la imagen destacada: El investigador J.J. Benítez en el Costa Deliziosa.
Fuente: Gloria Aznar. Diari de Tarragona. 30 de noviembre de 2020.
El investigador revela inquietantes datos sobre la pandemia en su último libro, ‘La gran catástrofe amarilla’, escrito a bordo de un crucero que quedó confinado cuando apareció la Covid-19.
J. J. Benítez (Pamplona, 1946), saltó del periodismo al mundo de la investigación de los grandes enigmas, entre ellos la ufología. Desde 1975 ha publicado 63 libros y miles de artículos. Ha realizado documentales y ha impartido cientos de conferencias. Sabe que vivirá después de la muerte y también cómo lo hará. Mientras, fruto de su última vuelta al mundo junto a su esposa en el crucero Costa Deliziosa es La gran catástrofe amarilla. Diario de un hombre tranquilo (Editorial Planeta). El libro relata el viaje de placer que se troncó en pesadilla cuando se quedaron confinados a causa del coronavirus, una pandemia de la que Benítez asegura conocer su origen.
-¿Cómo vivió a nivel emocional el confinamiento en el Costa Deliziosa?
-Hubo de todo en la experiencia. Al principio todo iba más o menos bien, pero cuando apareció el coronavirus cambió la mentalidad en el pasaje. Empezó a surgir la incertidumbre y el miedo. Estuvimos 43 días sin bajar a tierra.
-¿Tuvo miedo?
-No. Hace mucho tiempo que superé el miedo. Salvo las mujeres y los ordenadores, que sí que me dan miedo, lo demás no.
-En ‘La gran catástrofe amarilla’ habla de la conspiración americana tras el coronavirus. ¿Por qué querría hacer una cosa así Estados Unidos cuando es el país más castigado?
-Porque los círculos militares, que son los que yo creo que han llevado a cabo la fabricación de este virus y la siembra del mismo, son diabólicos. Y no les importa nada que caigan miles de compañeros y compatriotas suyos. De hecho, ellos lo consideran daños colaterales necesarios.
-Son unos cuantos miles de daños colaterales.
-Sí. Les importa muy poco. Ellos van a lo que van. Por la información fundamental que manejo, su objetivo era hundir la economía europea. Y lo han conseguido.
-¿Considera que puede tener algún tipo de respuesta de ese país a estas declaraciones?
-Me da exactamente igual. Yo sé que eso puede ser cierto. He tratado de contrastar las fuentes, averiguar si tenía credibilidad y por supuesto que la tiene. Además, no es la primera vez. Es decir, que ya han trabajado en ese tema muchas veces. Léase el sida, la colza, las vacas locas, etc. Ellos progresivamente, cada poco, siembran palos en las ruedas de las economías que les molestan.
Las cenizas y los aerosoles de azufre (SO2 en reacción con los iones OH de las moléculas de agua) pueden evitar la llegada de la radiación solar y, en consecuencia, provocar la caída de las temperaturas. Cuaderno de campo de J.J. Benítez. (Imagen extraída del libro ‘La gran catástrofe amarilla’.)
-En cualquier caso, no moriremos todos de coronavirus. Usted fija el apocalipsis para el 2027, con el meteorito Gog.
-Si la noticia es verdad, sí. Puede ser un error y ojalá lo sea.
-Si fuera cierta, ¿sería la destrucción de la Tierra?
-Si fuera verdad la noticia del 2027, se calcula que en 48 horas morirían 1.200 millones de personas y no sería el fin de la humanidad. Sería un periodo terrible, de nueve años aproximadamente de oscuridad, de hambre, de frío, de no agricultura, no ganadería y de migraciones norte-sur muy devastadoras, sin ningún tipo de protección estatal o policial. Sin comunicaciones, teléfono ni electricidad.
-A su lado el coronavirus parece un mal menor.
-Nada. Yo lo considero un ensayo general para Gog.
Gog provocaría una erupción volcánica en cadena. Solo en el arco de Indonesia se activarían 150 volcanes. (Cuaderno de campo de J.J. Benítez). Imagen extraída de ‘La gran catástrofe amarilla’.
-En un momento determinado en el crucero usted dice que está aquí para cumplir una misión. ¿Cuál?
-Investigo una serie de temas y luego los publico para que esa información ayude a las personas a abrir sus mentes.
-En ese sentido, relata que Neil Armstrong vio en la Luna cuatro ovnis, hecho que no quería que se difundiera. ¿Por qué lo dice usted ahora?
-Porque la persona que fue testigo de todo esto, que es el que me lo contó, en una ocasión vio un documental mío llamado Mirlo rojo, de la serie Planeta Encantado, donde se hablaba de este tema. Se decía que efectivamente la tripulación del Apolo 11 había visto unas ruinas en la superficie de la Luna y que las habían filmado. Este hombre se quedó muy impactado. Me dijo que se lo había contado Armstrong personalmente.
-Armstrong lo remitió a la NASA que, sin embargo, lo ignoró ¿Qué interés puede tener la NASA en taparlo?
-Pues muy sencillo. Si tú reconoces públicamente que en la superficie de la Luna hay una serie de edificios que están en ruinas, la pregunta inmediata es quién los ha levantado. Los seres humanos, evidentemente, no. Entonces tienes que reconocer, aunque sea implícitamente, que hay otras civilizaciones que no son humanas, que han estado en la Luna y que han levantado edificios. Eso no les interesa. De la misma manera que no van a reconocer nunca el fenómeno ovni.
Cuaderno de bitácora de J.J. Benítez. Armstrong y Aldrin vieron cuatro ovnis en uno de sus paseos por la superficie lunar. NASA nunca lo hizo público. El suceso fue narrado por Neil Armstrong a un reducido grupo de amigos de su hijo Erick. Imagen extraída de ‘La gran catástrofe amarilla’.
-Pero si los científicos están buscando vida ¿por qué negarlo si realmente existe?
-Porque es muy desestabilizador. Primero, si eso es cierto, que para mí lo es, por supuesto, NASA y la sociedad tendrían que recapacitar y replantearse todo de nuevo, tanto a nivel social como religioso, de salud, político, etc. Habría que revisarlo absolutamente todo. Y eso no conviene. Hay muchos intereses para que se replantee.
-¿Usted cómo sabe que lo que ha visto son ovnis?
-Hombre, pues porque tengo una cierta experiencia. Sé lo que es un helicóptero, sé lo que es un avión. Cuando ves un objeto luminoso, silencioso, a baja altura haciendo maniobras en ángulo recto… Pues la única conclusión a la que puedes llegar es que no es un objeto conocido.
Ovni resplandeciente captado por José Luis González en la playa de La Tejita (Canarias). Imagen extraída de ‘La gran catástrofe amarilla’.
-Y sin embargo, ¿nunca desciende nadie?
-Yo tengo miles de casos de encuentros con tripulantes y no es nada en comparación con lo que tienen otros militares y gente que está investigando el tema oficialmente. No tengo ni una décima parte.
-¿Y cómo son esos tripulantes?
-Pues hay de todo. Hay muchas civilizaciones. Altos, muy bajos, de tipo humano… Un 20% aproximadamente no tiene aspecto humano. De la misma manera que en la Tierra te encuentras con muchas razas.
El ovni se divide en dos. Imagen extraída de ‘La gran catástrofe amarilla’.
-Cambiando de fenómeno. En el barco algunos pasajeros se le acercan para informarle de que se les han aparecido familiares muertos. ¿Es habitual esto?
-Eso no sucede así prácticamente casi nunca. Normalmente uno se entera porque alguien comenta que tiene un amigo o un familiar al que le ha ocurrido. Y entonces pones en marcha la investigación, si puedes. En otras ocasiones te escriben y te lo explican. Ese es el procedimiento habitual.
-También habla del contrato que firmamos antes de llegar a la Tierra. Usted parece ser que eligió uno bastante apacible.
-Bueno, según se mire. Tengo 74 años, he dado muchas veces la vuelta al mundo, he estado en situaciones muy dramáticas y todo para conseguir información.
Benítez en el Costa Deliziosa con una servilleta a modo de mascarilla. Imagen extraída de ‘La gran catástrofe amarilla’.
-¿Sobre ufología?
-Ufología, de la vida después de la muerte y demás cosas.
-¿Qué cree que hay después de la muerte?
-Vida.
-¿Qué tipo de vida?
-Mucho mejor. Una vida corporal, física al principio, pero que no se puede describir. Es una vida en la que no hay enfermedades, en la que no hay muerte, no se vuelve a morir, y no tiene nada que ver con los parámetros que tenemos aquí. Es imposible de describir.
-De hecho, nadie la ha descrito nunca.
-Bueno, hay pinceladas por ahí. Según te cuentan o según cuentan las personas muertas que se aparecen a los vivos. Aunque no sé quién está más vivo.
-¿El que lo ve o el que se muestra?
-Yo pienso que está más vivo el que se muestra que el que lo ve.
-¿Podríamos relacionarlo con los ovnis?
-Sí, sí, por supuesto. Es decir, una de las hipótesis de trabajo que barajamos en la investigación del fenómeno ovni es que quizás no todas, pero algunas de esas civilizaciones pueden ser lo que entendemos por ángeles. O mensajeros de la divinidad que vienen aquí a hacer un trabajo. De la misma manera que se habla de los ángeles en la Biblia, podría haber ese tipo de seres que tienen una misión y un trabajo específicos.
Benítez con una camiseta de su Barbate querido. (Foto: Blanca.)
-Cuando habla de los ángeles, dice que nos retornan la memoria. ¿Le gustaría tener toda la memoria que tiene en esa otra vida o mejor empezamos de cero?
-Lo único que te vas a llevar de este mundo y puedes estar completamente segura, son tus recuerdos, tus memorias.
-Pero no todo el mundo quiere recordar.
-Te llevarás lo que merezca la pena.
-¿Y quién lo decide?
-Pues normalmente tú mismo decides y seleccionas lo que te interese. Es decir, para eso tienes tu personalidad y tu inteligencia. A lo mejor te pueden interesar también las cosas negativas.
-¿Cómo está viviendo la pandemia?
-Espero que esté dando los últimos coletazos y que ya podamos respirar al margen de la maldita clase política.
-¿Cómo valora la gestión política?
-Ellos van a lo suyo. A cobrar y a robar.
-¿Y qué piensa de los negacionistas?
-Hay un problema, hay un virus, alguien lo ha sembrado, según la información que yo tengo. Pero no se puede negar que hay una epidemia, que hay una pandemia tremenda.
(Foto: Blanca.)