J. J. Benítez.
«Lo que merece la pena, lo he tratado de poner por escrito»

Fuente: Lissette Rojas/Clave Digital. Santo Domingo (República Dominicana) (2008).

El escritor revela que usa su experiencia periodística para investigar, pues “cuando escribo tengo que saber el máximo de lo que escribo”.

El escritor navarro J.J. Benítez, famoso por sus libros de especulación científica, reveló recientemente que prepara el último volumen de su saga Caballo de Troya, que ya cuenta con ocho números anteriores.

El autor, sin embargo, no precisó la fecha en que saldrá al mercado el noveno libro de la serie que empezó en 1984, en la que unos científicos viajan al pasado, exactamente a los días de Jesucristo, y conviven con el hijo de Dios.

En el momento de su publicación, la novela Caballo de Troya le causó conflictos con la Iglesia. En entrevista con Clave Digital, Benítez cuenta cómo “los sectores más conservadores de la Iglesia se llevaron las manos a la cabeza, se rasgaron las vestiduras”, le dijeron “de todo, menos bonito” y “condenaron los libros, dijeron que estaban escritos por el diablo”.

Benítez, de 61 años y autor de más de medio centenar de textos, vino al país para promover su libro “De la mano con Frasquito”, una obra distinta de todo cuanto ha escrito antes.

En ella reflexiona sobre la vida, sobre su relación con Dios, con el prójimo y le da consejos a su primer nieto.

En la actualidad, Benítez, que no niega la influencia de Julio Verne, trabaja en una nueva novela de fantasía, como un desafío que se hizo para probar si era capaz de escribir para sí mismo. Su meta era la construcción de mil nuevas metáforas y ya la superó. No avanza nada sobre cuál será la trama o el posible contenido, pero sí comparte su duda: aún no sabe si una vez que termine el manuscrito alguien lo publicará.

Más allá de su duda, su obra con toda seguridad llegará a las estanterías después de febrero, cuando tiene previsto ponerle punto final. Y es probable que eso ocurra en tierra dominicana, porque se ha comprado un apartamento en Punta Cana, donde vivirá seis meses al año porque se enamoró de la belleza del lugar y la amabilidad y la sinceridad de la gente. (NOTA DE LA ADMINISTRACION DE JJBENITEZ.COM: La periodista debió interpretar erróneamente las palabras del señor Benítez en la entrevista. Oficialmente J.J. Benítez no se ha comprado ninguna casa en Punta Cana ni tiene previsto mudarse allí seis meses del año.)

A continuación, la entrevista que concedió a Clave Digital, por intermediación de Patricia Urrutia, de Editorial Norma.

“De la mano con Frasquito” es diferente a todo lo que he podido leer de usted. ¿Cómo define este nuevo libro?

Bueno, pues sí es un libro distinto, una especie de síntesis de mi vida. El que quiera conocer mis pensamientos, tendría que leer Frasquito. Es como si te exprimen y te sacan el jugo y te lo bebes. Son 62 años de experiencia. Es todo lo que yo he vivido en ese tiempo, lo que merece la pena, lo he tratado de poner por escrito. Es un libro para todo el mundo. No es un libro para niños aunque lo pueden leer los niños. Es para adultos.

Usted ha escrito más de medio centenar de obras de ciencia y especulación científica ¿Cómo llegó usted a esa línea narrativa?

Yo no creo en la casualidad. Ahora creo que todo está ordenado en la vida de todos los seres humanos. Aparentemente, llegué por casualidad, aunque yo no creo en eso. Hice periodismo, trabajé en muchas secciones de periódicos durante varios años, me especialicé finalmente en la investigación, en los grandes misterios y fue todo muy progresivo, despacio, con calma. Y me di cuenta de que la investigación era lo que me gustaba hacer y en eso he seguido. En el año 78 dejé el periodismo activo para dedicarme solo, única y exclusivamente a la investigación, pero fue un proceso gradual. Pasé por todas las secciones de la prensa.

¿Cómo encontraba usted la materia prima para sus escritos en los primeros años de su carrera literaria?

Pues es muy fácil, porque es cuestión de tener los ojos muy abiertos y sentir el periodismo y darte cuenta de que la vida está ahí afuera, de que hay multitud de temas e infinidad de cuestiones de interés humano.

J. J. Benítez.

J.J. Benítez (Foto: Alberto Rosario/Clave Digital.)

Alguien que supo de su estadía en Perú en los años 70 me contaba de su experiencia con los hermanos que decían que escuchaban voces de otro mundo ¿Usted tiene alguna anécdota en especial de aquellos tiempos?

En ese viaje a Perú, precisamente, en el 74, yo vi dos Ovnis con esta gente. Ellos decían que tenían relación con seres extraterrestres y yo fui a hacer una nota para publicarla en el periódico y mientras estuve con ellos ahí, investigando, me llevaron a un desierto y vi dos objetos muy brillantes. Esa fue la primera vez que yo vi ovnis y fue muy, muy interesante.

Hábleme un poco de Frasquito, el ser humano, ¿cuál es su verdadero nombre y a qué viene este apodo?

Frasquito es mi nieto, el mayor de mis cuatro nietos. Yo le llamo Frasquito porque le regalé un frasquito cuando era un bebé, con un euro adentro y un mensaje en el que yo le decía que el dinero no es lo más importante del mundo y que conviene que no lo olvide, que el dinero solo es un compañero de viaje. Ya se le quedó el nombre de Frasquito, yo le llamo Frasquito y el responde. Esa es la historia.

¿Podría decirse que De la mano con Frasquito, que es un libro bastante refrescante, sea un paréntesis entre lo que usted ha escrito y lo que va a escribir? ¿Qué está usted escribiendo ahora?

Estoy terminando para febrero más o menos una novela de fantasía, una novela de imaginación pura y viva. Es un desafío que yo me hice a mí mismo a ver si yo era capaz de escribir solo para mí y no sé si se publicará y no sé si se publicará.

¡Cómo que no sabe!

No sé, porque es un libro casi experimental, es un libro en el que yo he tratado de construir más de mil imágenes, más de mil metáforas y en 500 páginas ya he conseguido 1,111. Es un libro difícil, creo yo, y no sé, no sé si se publicará. Luego terminaré la saga Caballo de Troya, el número nueve. No te puedo decir de qué va porque es una sorpresa.

¿En su momento Caballo de Troya le causó problemas con la Iglesia?

Los sectores más conservadores de la Iglesia se llevaron las manos a la cabeza, se rasgaron las vestiduras, me dijeron de todo, menos bonito y condenaron los libros, dijeron que estaban escritos por el diablo. Pero el 90 por ciento de la gente es gente abierta, que cuando lee estos libros siente que le llegan al corazón y que les ha cambiado la percepción de Jesús. Ellos son mayoría. Luego hay una minoría que sigue aferrada a sus ideas y me parece muy bien, que son los que te pueden criticar y te pueden hacer daño.

¿Es cierto que usted se va a mudar a este país, a Punta Cana?

Si Dios quiere. Ya tengo un apartamentito. Lo pensé hace mucho tiempo y un día, dando vueltas por ahí, la mar en Punta Cana, me di cuenta de que era un sitio donde merece la pena vivir y voy a intentar en un futuro pasar al menos seis meses: la mitad del año. [Ver NOTA]

¿Usted que ha visitado tantos países que encontró en el nuestro que le atrajera tanto como para quedarse a vivir?

He encontrado un lugar extraordinariamente bello y me encanta el color azul, el turquesa de la mar de República Dominicana es algo que es precioso y es algo que hay que verlo, y luego la gente es muy cariñosa, muy agradable y muy sincera. Es un lugar donde yo no tengo temor para nada. Entonces, me gusta.

Usted es un escritor muy prolífico ¿no le pasa como a algunos escritores que en algún momento reniegan de un texto a tal punto que no lo pueden ver y les gustaría que recogiesen todas las ediciones de esa obra?

No me ha pasado eso porque sé que no se puede hacer. Pero sí me ha pasado tener que leer por alguna razón algún libro mío y llevarme las manos a la cabeza, pero yo comprendo también que todo el mundo tiene su momento y están hechos con una intención y no es bueno arrepentirse de lo que se ha hecho, nunca. Yo leo un libro antiguo mío y me parece increíble y no lo volvería a hacer, pero comprendo que cada libro tiene su sentido, se hizo con el mismo cariño, con el mismo esfuerzo o más y no debo arrepentirme nunca. Nadie debe arrepentirse de la condición humana y si uno comete errores, no importa.

¿Usted ha tenido contacto con la literatura dominicana?

No, no mucho.

¿Qué le parece la literatura latinoamericana contemporánea?

Me parece espléndida. Yo no leo mucha literatura pura, porque estoy muy metido en la lectura técnica. Yo leo, de cada 10 libros, ocho son libros técnicos. Lamentablemente, no tengo mucho tiempo para la literatura pura, pero quizás cuando me mude aquí tenga más tiempo y me pueda relajar más y dedicarme más a lo que es la literatura. A mí me parece que hay autores fantásticos, hay autores nuevos que ayudan a la renovación; los viejos nos vamos quedando atrás y llega el relevo.

En la actualidad ¿qué está leyendo?

Ahora mismo estoy leyendo dos libros. He terminado uno sobre historias de la CIA (Agencia Central de Inteligencia) y dos libros que necesitaba para la novela que estoy terminando ahora, técnicos también, sobre tortugas. No sabía nada sobre tortugas y entonces hay un personaje en esa novela, que es un personaje menor, y yo quería saber. Porque mi problema es que cuando escribo tengo que saber el máximo de lo que escribo, aunque luego no lo utilice.

¿Le ha pasado que algún libro suyo se ha convertido en literatura de anticipación?

Sí, sí. Por asunto de los Caballo de Troya; en los Caballo de Troya se habla de inventos que todavía no han salido, no se han descubierto y algunos se descubrieron después de que apareciera el libro. Por ejemplo, en Caballo de Troya uno, en el año 84, se habla de unas lentes fotográficas que funcionan con gas; es decir, no hay que intercambiar los objetivos. El fotógrafo normalmente tiene que cambiar de lente; en esas cámaras que se describen en Caballo de Troya uno hay un dispositivo electrónico, de computadora, basado en gas, con lo cual el gas que está dentro convierte el objetivo en un 80-200 o en un ojo de pez o en un gran angular, solamente con apretar un chismecito, un botón. Eso se descubrió después por los japoneses, en los años 90 y tanto.

¿Cuál es el mejor reconocimiento que a usted le han hecho los lectores?

El mejor reconocimiento es seguir comprando los libros, el mejor, años y años después. Caballo de Troya uno fue en marzo de 1984 cuando sale el primero. Ayer, cuando se presentó Frasquito había gente joven que traía –a firmar por el autor en Casa Cuesta- los libros de Caballo de Troya, porque su padre y su abuelo se los habían recomendado. Para un autor, esa es la máxima satisfacción. Que los libros pasen de generación en generación, es el mejor reconocimiento.

¿Qué cree usted que podrían decir cuando analicen su literatura en un futuro?

No creo que analicen mi literatura en un futuro, para nada. No soy tan importante, además no me interesa. Porque el día en que yo me vaya, pues no sé. Siempre tienes un punto de vanidad que te dice “sí me gustaría”, pero no creo que sea real. A mí una de las cosas que más me desmoralizan en el mundo es entrar en una librería, porque hay miles de libros, miles y no sabes dónde mirar y no sabes qué pensar. Y dices: “Y yo voy a escribir otro libro más: ¡hay miles!”

Yo escribo porque entiendo que tengo cosas que decir, que comunicar o porque me divierte, pero no pienso en que después alguien me recuerde. Cada uno tiene su destino, su trabajo, su papel; se termina aquí y ya está. Lo que más me puede interesar es si yo di, no que me puedan recordar.

¿Qué consejo le daría usted a un escritor joven que apenas empieza?

Yo el consejo que le puedo dar es que cada uno es cada uno y cada uno escribe como quiere y como puede. Si alguien se interesa en la escritura, si tiene la vocación de escritor, tiene que escribir, publique o no publique.

J.J. Benítez

J.J. Benítez

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