Fuente: Diario de Avisos | 22/I/2023 | José Gregorio González.
El autor navarro es desde hace décadas uno de los autores de mayor éxito en el plantel de Planeta, rozando a sus 76 años el medio centenar de libros publicados con cifras de ventas millonarias.
No fue sencillo, pero salvados los contratiempos y compromisos más urgentes del lanzamiento de la decimosegunda entrega de Caballo de Troya, Belén, finalmente fue posible abrir un paréntesis en la ajetreada agenda de Juan José Benítez para charlar con relativa tranquilidad. El autor navarro es desde hace décadas uno de los autores de mayor éxito en el plantel de Planeta, rozando a sus 76 años el medio centenar de libros publicados con cifras de ventas millonarias. Sin embargo, sus más acérrimos seguidores saben que a Benítez es más acertado definirlo por los libros que aún tiene por publicar o bien en proyecto, que él mismo cifra en decenas, algo que revela su envidiable capacidad y disciplina de trabajo, espíritu inquieto e incombustible curiosidad. Mientras charlamos, su agente está cerrando los detalles de la visita que le traerá nuevamente a Tenerife en apenas unos días, a una isla que lleva en el alma entre otras razones por haber sido el escenario en el que se forjó su profunda amistad con Paco Padrón, el pionero de los ovnis y el misterio en Canarias. “Era un muy buen investigador y fue un divulgador muy importante del tema en Canarias y en todo el mundo -rememora Benítez justo antes del pulsar nuestro rec-, además, era una excelente persona. He quedado en deuda con él y es como si siguiera con nosotros”
-Comencemos por una pregunta del montón, la que hacemos todos los periodistas y se hacen los lectores, ¿se cierra la saga ‘Caballo de Troya’ con el 12? Jesús de Nazaret, el eje central de la serie, parece un personaje tan inagotable como la inventiva de J.J. Benítez.
“Bueno, en esta ocasión, creo que sí. El número 12, Belén, espero que cierre ya Caballo de Troya. No dispongo de más información, salvo una parte sobre el periodo anterior a la vida pública de Jesús de Nazaret, pero no estoy seguro si la voy a publicar”.
-¿Belén complementa aspectos de entregas anteriores?
“Sí, es una parte de Caballo de Troya 9. La editorial me pidió que quitará una parte, pues era un libro muy complicado, voluminoso. Así lo hice, con la condición de que en su día publicaran esas páginas, y así ha sido”.
-Recortar no sería fácil…
“Fue complicado, la verdad, pero al final elegí los seis primeros meses de la vida pública de Jesús, que ahora es lo que constituye Belén”.
-¿Es recomendable leer esta entrega repasando, en este caso, ‘Caballo de Troya 9’?
“En principio no. Estas páginas forman una unidad en sí mismas, y bueno, puede ser recomendable que cuando uno esté leyendo el Caballo 9, saltar en un momento determinado a Belén. Pero no es necesario. Yo creo que se puede perfectamente leer toda la serie con el último de ellos sabiendo que forma parte del principio de la vida pública de Jesús”.
-’Caballo de Troya’ es una saga que ha sido compartida por varias generaciones. Los abuelos y padres han inoculado su virus a hijos y nietos, de ahí que sea interesante valorar si el escenario de incomodidad del principio sigue vigente hoy en día, en el mundo actual, para las nuevas generaciones.
“Pues sí. No es un libro incómodo, sino muy incómodo. Lo que se plantea en los Caballos de Troya sobre la vida de Jesús de Nazaret está contra el negocio de la Iglesia. No tiene nada que ver lo que la religión dice con lo que, probablemente, no digo yo que sea la verdad, pudo ser”.
-¿Puede haber sintonía en algunos aspectos de la saga con elementos tratados en los evangelios apócrifos?
“Que yo sepa, no. Yo he leído los apócrifos varias veces y lo que se plantea en Caballo de Troya es muy diferente a lo que plantean esos textos”.
-Hablamos de libros que se publican como novelas, en torno a los que ha planeado la incógnita sobre la base real de lo que novelan, como la posibilidad de un viaje en el tiempo de dos pilotos de la USAF… Hoy más que nunca se habla de los viajes en el tiempo con bastante normalidad desde la ciencia, al menos en un marco teórico y como opción de futuro. La paradoja está en que, de lograrse en el futuro, ya se habrán realizado esos viajes…
“No he podido demostrar que los viajes en el tiempo sean reales. Lo intenté durante mucho tiempo, pero no fue posible. Tampoco me extraña, ya que los militares, tanto rusos como norteamericanos, son gente que tiene muchos proyectos entre las manos y no te dicen absolutamente nada de ninguno de ellos. Estoy pensando, por ejemplo, en las ruinas que descubrieron Armstrong y Aldrin en la Luna, esos edificios en ruinas sobre los que jamás han dicho la verdad ni la NASA ni los militares. Por tanto, no me extraña que esta gente tenga otros proyectos de los que no sabemos nada”.
-Para una superpotencia como EE.UU. o como la Rusia por usted mencionada, ¿desarrollar una tecnología capaz de viajar en el tiempo situaría a Jesús como uno de sus objetivos? ¿Realmente sería una figura que estaría entre los objetivos de un viaje al pasado?
“Pues yo pienso que sí. Jesús de Nazaret es un personaje, al margen de las creencias de cualquiera, de gran importancia e interés histórico. Ha arrastrado detrás de sí a millones de creyentes y podría ser, desde el punto de vista científico y técnico, de especial interés”.
-Este ‘Caballo’ refleja a un Jesús muy humano y, a la vez, capaz de obrar prodigios, ¿es difícil transmitir al personaje como humano y como dios?
“Me he limitado a transcribir una información que he recibido en una serie de oportunidades. Yo no he puesto, lo he dicho muchas veces, nada en los Caballo de Troya. No tengo ningún mérito, han sido otras personas las que han escrito esos diarios”.
-Desde la primera entrega la trama olía a guion y adaptación cinematográfica, pero no sucedió, y hoy sigue sin hacerlo tras 12 ‘Caballos’ y una expansión excepcional en el mundo del cine que teóricamente lo haría más fácil… El que no haya sucedido nos conduce a pensar que Benítez no ha querido.
“En parte no he querido, pero es que las negociaciones con las diferentes plataformas y gente que se ha interesado en llevarlo a la televisión o al cine no me han convencido. ¿Por qué? Pues porque la saga es un proyecto difícil de llevar a esos formatos y yo he exigido siempre un respeto por el espíritu del libro. Además, es un proyecto muy complejo y muy caro, casi 40 años de trabajo, 7.000 páginas… Es una obra titánica y, de momento, no ha prosperado esa adaptación”.
-En ‘Belén’ se aclara un asunto que aún genera discusión, la supuesta vinculación de Jesús con la secta de los esenios y la comunidad de Qumran.
“Uno de los temas que tocamos es que Jesús no tuvo ninguna relación, ni semejanza, con la secta de los esenios. Y se hace un estudio bastante profundo que revela unas 30 diferencias notables entre Jesús y los esenios. Por ejemplo, los esenios no admitían en su secta a gente que no llevará dos o tres años de prueba, y, además, no aceptaban a los enfermos, ni a las mujeres, ni a ciegos, ni leprosos… Es decir, había una serie de aspectos sustanciales que Jesús de Nazaret nunca practicó”.
-¿Se imagina un Jesús de Nazaret en la actualidad, con esa mentalidad, ese carisma y divinidad? ¿Qué sucedería?, ¿cómo reaccionaría él y la sociedad en un mundo globalizado?
“No creo que Jesús de Nazaret pudiera volver como lo hizo hace 2.000 años. Eso ocurrió en una ocasión y creo que estuvo perfectamente diseñado y estudiado, tanto el tiempo como el lugar geográfico. Creo que cuando él vuelva, porque dijo que volvería, por supuesto, lo hará de otra manera”.
-Es inevitable preguntarle por el tema ovni y por su incidencia en Canarias. Después de tantos años, de millones de kilómetros tras este misterio y con la perspectiva planetaria que atesora, ¿llevamos razón en Canarias cuando aseguramos que las Islas tienen algo especial con este fenómeno?
“Por supuesto, sí, sí. He visitado Canarias en varias oportunidades, he hecho bastantes investigaciones y sigo haciéndolas. De hecho, este mes estaré de nuevo en Tenerife también con ese tema. Hay tantos casos en las Islas que es imposible fijarse solo en uno. He tenido, exactamente igual que tú, infinidad de oportunidades de conocer a testigos en Canarias y para mí es un lugar especialísimo”.
-Sus primeros años con este tema, en los que como periodista recorría España y otros países reportajeando lo que ocurría, fueron de muchos y grandes casos, de un enorme interés público. ¿Tiene una respuesta para ello? ¿El fenómeno se comporta así o somos los medios de comunicación los que ponemos y quitamos la atención?
“Esos casos pertenecieron a una oleada, como ha habido otras. Por ejemplo, la de los años 50. Ahora no estamos dentro de una oleada ovni, o al menos yo no lo percibo. Hay casos en todo el mundo, por supuesto, con aterrizajes, encuentros con humanoides, etc., pero no estamos en una oleada. Eso significa que los medios de comunicación no le prestan tanto o casi ninguna atención y, por tanto, la sociedad está un poco al margen y no se hace preguntas… Hasta que se vuelva a dar otra oleada”.
-El espíritu, la curiosidad, las preguntas de aquel J.J. Benítez del mítico libro ‘Encuentros en Montaña Roja’, en los años 70, que no solo iba tras ellos, sino que buscaba el contacto, ¿continúan presentes?
“Llevo 50 años en la investigación y tengo algunas certezas y muchísimas dudas. Tengo la certeza de que son astronaves que no tienen nada ver con la raza humana, que no pertenecen a nuestra civilización y que están aquí desde hace mucho tiempo, quizá antes del ser humano. Y poco más, ahí se quedan mis certezas. Todo lo demás son dudas: ¿por qué vienen?, ¿por qué están aquí?, ¿quiénes son?”.
-¿Y no se cabrea con esto, con no tener más respuestas y que el fenómeno sea a veces tan evanescente, tan caprichoso, desde nuestra lógica?
“Hace tiempo empecé a entender que el fenómeno es mucho más complejo de lo que nosotros pensamos o queremos. Y que sería muy perjudicial para la civilización humana el que esta gente, estos seres o estas civilizaciones, que yo creo que son muchísimas, descendieran y se dieran a conocer públicamente. Creo que trastocaría de una manera terrible el equilibrio, o el mal equilibrio, según se vea, que tiene la sociedad humana y, por tanto, no van a cometer los errores que cometimos nosotros en la conquista de América, de la India o en África con los belgas o los alemanes”.
-Por tanto, su influencia, tutelaje o lo que quiera que hagan, será desde las bambalinas, desde un segundo plano…
“Claro. Yo pienso que sí. Los avistamientos y los encuentros son, como sabes muy bien, siempre muy fugaces, o por lo menos fugaces, y desaparecen. Creo que eso obedece a ese principio que estamos comentando ahora, el de no injerencia en una civilización inferior, por lo menos desde el punto de vista técnico. Estamos a años luz no solo en la distancia, sino también en el tiempo”.
-Hubo un tiempo en el que, si se hablaba de bases extraterrestres, Canarias siempre entraba en el mapa, con nuestros mares o montañas como lugares idóneos. ¿Qué opina?
“Las Islas están ubicadas en un lugar especialísimo y son ellas mismas especiales. De manera que no me extraña que esas civilizaciones desciendan ahí, se queden ahí, y las investiguen. Para mí es lógico”.
-Usted sigue recibiendo casos e investigando, suponemos que en la medida en la que el tiempo y los compromisos lo permiten, así que le tengo que preguntar por alguno que considere relevante, especialmente vinculado con Canarias.
“Hay muchísimos, pero recuerdo con intensidad el famoso episodio del 5 de marzo de 1979, aquellas luces que luego resultaron no ser tales luces, que se vieron en distintas islas y volvieron loco a medio mundo”.
-Reiteradamente se ha apuntado que fue el efecto del lanzamiento de misiles. Una hipótesis de aquellas fechas que se ha mantenido. Eso sí, cambiando la dirección y autoría de tales lanzamientos. Primeros los rusos, luego los americanos… Una propuesta que no encaja con muchos testimonios.
“He tenido acceso a documentos confidenciales del Ejército del Aire donde se reconoce que no podía ser un misil. Pero no hace falta tener a mano esos documentos, sino simplemente haber hablado con los muchísimos testigos que hubo en varias de las islas, para darse cuenta de que un misil no se comporta de esa manera, ni submarino, ni tierra-aire, ni aire-aire… Esa es una hipótesis que baraja la gente que no está en la investigación y que ni siquiera se ha presentado en Canarias para hacerla”.
-¿Imaginó Benítez que organizaciones que han combatido, ridiculizado y negado el fenómeno ovni, como la NASA o el Pentágono, hablen ahora abiertamente de él y se muestren preocupadas por la superioridad tecnológica que pueda presentar? ¿Es un cambio real o una estrategia?
“Es el chocolate del loro. Hablan de que los pilotos de la Navy han visto y filmado esos objetos, y bueno, todo eso es verdad y está bien, pero si quieren terminar con el problema y con las dudas sobre el fenómeno ovni, deben hacer pública la nave que se estrelló en Roswell en 1947 y a las criaturas que iban dentro. Y se terminó el problema, pero no lo van a hacer”.
-Por tanto, no es esperable que reconozcan algo así, esa naturaleza extraterrestre del fenómeno que usted defiende.
“Eso no se va a producir de momento, porque, por ejemplo, los militares norteamericanos quedarían en una posición muy incómoda. Si reconocen algún día que existen unas civilizaciones superiores técnicamente, que están invadiendo los espacios aéreos, etc., el contribuyente les puede preguntar para qué les está pagando un sueldo si no pueden, no saben o no quieren defenderle”.
-En el marco de esa dinámica aparentemente aperturista, ¿puede haber un cambio en la política española sobre el tema ovni? Parece que con la desclasificación llevada a cabo por el Ejército del Aire décadas atrás, cuya opacidad usted ha denunciado, dan el tema por zanjado.
“Aquello fue una tomadura de pelo a la sociedad y nunca más se abrieron los archivos. ¿Y eso qué significa? Pues que el Ejército del Aire sigue investigando, pero no lo hace público. Por tanto, el engaño es doble”.
-Es inevitable preguntarle por otro asunto que en los últimos años le ha situado en el centro de una gran polémica, el relativo a la amenaza de un devastador meteorito que usted anticipa que nos impactará en 2027. ¿Tiene algo que aclarar?
“Ojalá me equivoque, lo he dicho muchas veces. Ojalá esté en un error que celebraré con champán. Hace unos días, una ingeniera de la NASA me habló de los planes que tienen los militares estadounidenses y la propia NASA ante la posibilidad de que ese meteorito impacte en la Tierra. De hecho, hace unos meses se envió una sonda para hacerla estallar contra un meteorito pequeño, de unos 300 metros. Me quedé asombrado por ese reconocimiento”.