Fuente: Feria Internacional del Libro de Bogotá (2013).
J.J. Benítez quiere jubilarse. Tiene 70 años de edad, la mayoría de ellos dedicados a la investigación, el periodismo y la escritura, pero siente que ya es hora de dar un paso al costado y permitir que otros sigan revelando misterios y enigmas.
Pero como quien a diario pospone sus ganas de iniciar una dieta, no puede dejar pasar la oportunidad de iniciar una nueva investigación, por lo que son varias las que están en curso, lo que significa que hay J.J. Benítez para rato.
El polémico escritor e investigador español es uno de los invitados especiales a la Feria Internacional del Libro de Bogotá, donde este fin de semana presenta ‘El día del relámpago’, la historia tras el fin de la operación ‘Caballo de Troya’.
La exigencia es absoluta para quien se anime a leer este libro, pues para comprenderlo, tienen que conocer los hechos narrados en la saga ‘Caballo de Troya’, compuesta por nueve tomos, que en total suman cinco mil páginas.
Esta obra es la narración del testimonio de dos astronautas en que 1973, hace cuarenta años, tienen la posibilidad de viajar en el tiempo hasta la época de Jesús de Nazaret y narrar la vida de este personaje, con grandes diferencias frente a lo que se muestra en documentos como la Biblia.
Ahora, con el cierre de la saga ‘Caballo de Troya’, presenta ‘El día del relámpago’, que es el primero de tres libros donde relata lo que sucedió tras dicha operación de la Nasa, y además, un poco más de dos años de la vida pública de Jesús.
TRES DÉCADAS A CABALLO
-¿Cómo ha sido la acogida de los lectores que han seguido esta historia en los últimos 30 años?
-La verdad que han sido muy pacientes. En marzo de 2014 se cumplen tres décadas desde que iniciamos la publicación de ‘Caballo de Troya’. He tenido unos lectores muy pacientes que además han transmitido el gusto por estos libros de generación en generación, lo que me sorprende mucho, porque 30 años alimentando una historia y tener a un lector pendiente es muy difícil.
-¿Lectores cautivos en tiempos de la inmediatez?
-Es una exigencia máxima, por que ‘El día del relámpago’ te exige haber leído todo ‘Caballo de Troya’, porque si no te quedas a medias y no entiendes muchas de las cosas. Creo que la gente está al día, muy bien preparada y más cuando llego a la presentación del libro y no puedo hablarles del libro. La verdad es que si empiezo a presentar las claves del libro le estaría dando un mal servicio al lector.
Es la primera vez que me pasa, porque en los otros libros siempre cabía la idea de ir de país en país e ir hablando de diferentes temas que se tocaban dentro del texto que presentabas, pero en este no puedo hacer nada de eso, porque descubriría cosas que al lector que ha leído los caballos, le gustará descubrir en su propia lectura.
‘Caballo de Troya’ empezamos a publicarlo en marzo de 1984 y durante todo esto tiempo me la he pasado investigando y contrastando lo que allí se cuenta. Aún tenemos información para dos volúmenes más, entorno a los años de la vida pública de Jesús.
-Aunque ‘El Día del Relámpago’ tiene que ver con la historia, ¿No es un ‘Caballo de Troya’?
La operación ‘Caballo de Troya’ terminó en el volumen nueve, pero este nuevo libro es lo que pasa después de la operación, narrado a manera de thriller que junto a dos volúmenes más, donde se cuenta el resto de la vida de Jesús que está por contar, que son un poco más de dos años.
Es parte del diario de Eliseo, que con eso ya lo estoy diciendo todo. Son dos años largos de la vida de Jesús que son fascinantes, porque en ese tiempo hizo prodigios que nos han contado muy mal o sencillamente no nos han contado.
-¿Cuándo inició la publicación de ‘Caballo de Troya’, tenía planeado que fuera tan extensa?
-Desde el principio, sí. Al tener la información le prometí varias cosas a quien me la dio, como que ‘Caballo de Troya’ tendría que publicarse 30 años de su muerte, y se cumplió. Siempre supe que lo publicaría todo, más allá de las editoriales, el compromiso era personal, porque sentía que esta información que se me había dado era para compartirla.
Creo que son libros que hay que leerlos muy despacio y más de dos veces para entender bien lo que llevan dentro, porque no es una novela, aunque parecen una.
-¿Qué le dicen sus lectores de este proyecto de largo aliento?
-Lo que más escucho en las firmas de libros o cuando me encuentro con la gente es que les ha cambiado la vida. Creo que no importa si creen que lo que leen es verdad o no, lo importante es que llegue al corazón y me lo dicen, que ven la vida de otra manera, lo que para mí es la clave y vale la pena del proyecto.
Es increíble, que cuando se encuentran con el personaje central, Jesús de Nazareth, la gente ha dejado el miedo, comprenden su inmortalidad, viéndolo más bello, más lógico y que no tiene nada que ver con lo que dicen todas las religiones. Además porque el libro no es religioso.
Creo que las iglesias han enterrado el verdadero mensaje divino, porque todas son un negocio. Empezaron a llegar diferentes intereses y por eso se tergiversaron los llamados textos sagrados para justificar su existencia, porque el negocio es el negocio.
-¿Los apóstoles entendieron su misión?
-No entendieron el mensaje del maestro, había mucha soberbia entre ellos y la iglesia no permite el estudio de los llamados apóstoles. Ellos publicaron lo que les interesaba publicar, lo que les convenía, donde su imagen no se viera lastimada, donde el juego de egos, corrupción e intereses personales era la constante.
Nunca hablan de las muchas apariciones que Jesús realizó a las mujeres, porque en esa época no les interesaba presentar a un maestro que se le presentara a seres como las mujeres que en ese entonces no eran iguales que los hombres.
PASO A PASO
-¿Qué recuerda de los primeros pasos con ‘Caballo de Troya’?
-Cuando le llevé el primer ‘Caballo de Troya’ a mi editor lo primero que me dijo era que había que quitar 400 páginas, pero alguien por dentro me decía, “no, ni una coma”, y lo logramos, diseñamos todo un plan para su publicación durante todos estos años sobreviviendo a las críticas que llueven de todas partes, pero mi objetivo de presentarla se está cumpliendo.
-¿Y las críticas?
-En los primeros años las críticas fueron mortales, en especial desde los púlpitos en todo un plan de difamación, llenando páginas de la prensa amarilla, incluso acusándome de que yo había copiado los ‘Caballos de Troya’. Pero tenía un objetivo muy claro de sacar todo esto a la luz.
-Es curioso que una saga tan exitosa no sea traducida al inglés….
-Es curioso pero no sé por qué no ha sucedido, aunque tan poco me preocupa. Que yo recuerde se han vendido seis millones de ejemplares en el mundo, pero ni por esas.
El año pasado un editor norteamericano visitó las editoriales más importantes de Estados Unidos y todas habían dicho que no, y nadie se explica por qué. Creo que es una ‘mano negra’ que impide que ese libro salga en inglés.
-En las redes sociales, quienes hablan de ‘Caballo de Troya’, exaltan muchos de los inventos tecnológicos que se utilizaron en la operación y que sólo hasta ahora empiezan a aparecer….
-En ‘Caballo de Troya’ se hablan de elementos e inventos tecnológicos que apenas van saliendo en los últimos años, por lo que hace 30 años cuando hablábamos de algunos de los inventos tecnológicos de las Nasa, nadie podía creer que eso pudiera ser realidad, pero ahora, o han salido a la luz, o la gente no lo ve tan descabellado.
-¿Cuál es el próximo proyecto a publicar?
-Son investigaciones que vengo realizando desde 1968 de gente que dice o que ha hablado con personas que ya habían fallecido y las historias son sencillamente sorprendentes, y la idea es mostrar que realmente hay algo después de la muerte.
Contamos con más de cien casos, incluido uno colombiano que transcurre en Pereira, donde una joven es herida de gravedad y dura un buen tiempo en el hospital, donde ve cómo una monja llega a los pies de la cama de su habitación, que no decía nada, le miraba y se iba. Pasaron los años y esta chica se fue a Estados Unidos y en una conferencia sobre mujeres, una persona le dijo que a su lado había una monja. Pensó que estaba loca, pero la señora le sacó una estampa y era la misma monja que la visitaba en el hospital. Era Santa Teresita.