En la imagen destacada: No hay libro sin la bella Barbra Streisand.
No puedo decir cuándo me enamoré de ella. Quizá fue al verla actuar en «Tal como éramos». Quizá al oir sus canciones. Lo que importa es que me acompaña desde entonces, y en cada libro que escribo. Yo tecleo sobre la vieja y paciente «Olivetti studio 46» y ella canta en segundo plano, como diciendo «aquí estoy».
Y vamos para 30 años de amor…
Ella canta y yo escribo.