Fuente: ELENA DEL CASTILLO Noticias de Oaxaca. Lunes 17 de octubre de 2005.
“No se crea nada y saque sus propias conclusiones”, afirma
El escritor presenta una nueva entrega de la saga “Caballo de Troya” después de seis años de silencio: “Nahum”, la ciudad de Jesús de Nazaret, año 1. Las 3.794 páginas de sus siete “Caballo de Troya” han sido divulgadas en cuatro millones de ejemplares. Ha consultado 14.000 fuentes informativas, pero “la principal no puedo revelarla», confiesa.
“Lo que cuento en este séptimo volumen será demoledor para los sectores más conservadores, que me tildan de Satanás, y probablemente lo sea”, comenta con una media sonrisa. El libro se detiene en las figuras de María y Juan Bautista: “María era una mujer nacionalista, no era una pánfila ni una boba, quería que su hijo fuera un revolucionario y pudiera echar a los romanos de Nazaret. Ella quería que fuera un libertador político, al igual que Juan el Bautista, y ambos chocaron con Jesús, que era un libertador religioso”.
“Caballo de Troya 7” (Planeta) es el libro número 50 de los escritos por el desafiante Juan José Benítez (Pamplona, 1946), con siete millones de ejemplares vendidos. El dinero “ya no lo necesito, quiero seguir contando esta historia y ya no me voy a pelear con nadie, porque el lector sabe cuándo un libro está hecho con el corazón”.
Sorprendido de su propio éxito, “que me parece un malentendido que conviene aclarar lo más rápidamente posible”, escribió lo que él calificó como su mejor obra, “Cartas a un idiota”, que se remitió a sí mismo. “La ola de popularidad me llegó tan fuerte que me arrasó, soy tímido y quizás es la última vez que aparezco en los medios de comunicación”, explicó.
El libro que presenta ahora es el séptimo de la saga que comenzó en 1984 para explicar la vida de Jesús de Nazaret. Lo ha escrito en tan sólo 120 días. “Me pasa una cosa curiosa: es como si alguien me fuera diciendo lo que tengo que escribir y yo lo paso al papel, no lo puedo explicar”, comenta J.J. Benítez a EFE-Reportajes, que le ha entrevistado en Zahara de los Atunes (Cádiz), donde tiene fijada su residencia.
“OMEGA ES EL PRINCIPIO”
— ¿Es verdad que no soporta las entrevistas debido a su timidez?
— Sí, me encuentro incómodo, esa es la palabra, no me siento bien, estoy fuera del agua. Intenté superarlo hace mucho tiempo, porque empecé a publicar en 1974, y no lo he conseguido, va a peor. He tratado de luchar para que no hubiera presentaciones de este libro, de hecho en los anteriores no las ha habido. Si puedo, en el futuro no las habrá.
— ¿Cómo se encuentra después de su operación de corazón hace tres años?
— Físicamente estoy bien pero no es lo mismo, mi vida ha cambiado. Estoy bajo observancia médica regular. He dejado de fumar y hago mucho ejercicio, dos o tres horas diarias. Veo la vida de otra forma, me interesan mucho las pequeñas grandes cosas e intento fijarme más en mí mismo, en qué cosas no he hecho, en qué cosas me gustaría hacer, disfrutar lo máximo posible dentro del sentido común pero, sobre todo, fijarme en mí, me había mirado en el espejo pero no me había fijado.
— Entonces, este último libro lo ha escrito bajo ese nuevo signo, esa forma de verse, ¿cómo lo ha vivido?
— Lo he escrito muy disciplinadamente, soy obsesivamente riguroso. Siempre estoy en mi casa cuando escribo. Me levanto temprano, escribo hasta la una o las dos. Hago ejercicio y después de almorzar sigo haciendo ejercicio hasta las seis, que me encierro de nuevo en el estudio, ceno a las nueve, y a la cama, como un monje. Hago natación, bicicleta estática y trabajo en mi pequeña huerta. Eso todos los días, incluidos sábados, domingos y fiestas. Lo he escrito en unos 120 días.
“Luego, cuando no estoy escribiendo, normalmente estoy viajando o estudiando. Soy muy inflexible, porque para hacer ese tipo de trabajo tienes que ser así, si no te mueres, tal es el cúmulo de información a manejar.”
— Ciento veinte días es muy poco tiempo.
— Lo tenía muy madurado, muy estructurado, aunque luego… pasan cosas. Sobre todo es la disciplina la que me ayuda.
— ¿Han variado con este libro las cosas que le pasan cuando escribe?
— Sobre todo me pasan con “los caballos”, les presto mucha atención. De repente, aparece algo que no estaba contemplado, que llega y que lo ves como en cine, en tres dimensiones y te sorprendes, porque muchos folios después tiene justificación. En “Caballo de Troya 7” hay una historia, no me acuerdo en qué momento, en la que los protagonistas van recorriendo el valle del Jordán y llegan a un sitio donde hay unos menhires llamados los trece hermanos. A través de unos orificios ellos ven unas frases que están grabadas en las piedras y que dicen “omega es el principio”.
“Yo me pregunté qué podía significar y capítulos después tuvo una explicación que ni siquiera yo barruntaba. Pues ese tipo de cosas son constantes. Yo tengo mi guion minuciosamente estructurado y es como si alguien o algo moviera los hilos.
“Yo no sé si esto le pasará a todo el que escribe pero a mí me pasa. Y eso me sorprende gratamente porque, quieras o no, te da la sensación de que alguien está controlando, lo cual me tranquiliza mucho, porque soy un desastre a pesar de ser tan riguroso, se me escapan cosas, porque tengo 14.000 datos o fuentes informativas, que a su vez se pueden subdividir, no se puede imaginar.”
DETALLES SIGNIFICATIVOS
— Hay mucha gente que no cree que esas rarezas puedan ocurrir.
— Yo creo que hay un orden perfectamente establecido en todos los seres humanos, lo que pasa es que no podemos o no queremos entenderlo. Probablemente, no podemos, no alcanzamos a comprenderlo porque no tenemos visión de conjunto, perspectiva.
“Estamos metidos en una vida que continúa su día a día y bastante es eso. En cuanto te sales un poco de ahí, te confundes. El problema es que si te paras a pensar y aceptas pensar, todo lo que te sucede tiene sentido, aunque al principio no lo entiendas. Eso le ocurre a todo el mundo aunque no lo sepamos. Hasta el detalle más pequeño tiene un significado, una justificación.”
— ¿No se cansa de “Caballo de Troya”?, porque desde 1975 piensa en ello.
— Sí. Me canso y me agoto. Además es tal la responsabilidad que me cargo encima… si fuera Napoleón el personaje principal no me preocuparía tanto, pero es que es Jesús de Nazaret, y para mí es muy importante. Yo mismo me abrumo. Además, hay veces que me fallan las fuerzas, no es lo mismo tener sesenta años que treinta, se nota mucho.
— ¿No hay otros personajes que le puedan interesar?
— Sí, pero como esto ya está encauzado no voy a ser quien lo eche por la borda y quiero llegar hasta el final, aunque no se publique. Hay muchos personajes que me interesan, me encanta la figura de Miguel Ángel, probablemente también los personajes del antiguo testamento, me gustaría saber qué pasó con Abraham o con Moisés. Me echo a temblar. Yo quisiera hacer un libro de amor o erótico, me apetece, pero entiendo que “los caballos” hay que acabarlos. No es exactamente una obligación, simplemente tengo que hacerlo y lo voy a hacer.
— ¿Qué es lo que más le abruma y le cansa cuando lo escribe?
— Cada vez que entro en el siguiente “caballo” todo mi mundo se transporta, sigo haciendo las cosas cotidianas de mi vida, pero estoy en otro sitio desde que me levanto e incluso cuando duermo. Eso con el paso de los días te limita mucho, te deja muy saturado. Bueno, de todas formas incluso es interesante que sea así porque nadie vive eso tanto como yo.
— Usted ha insistido en que una de sus 14.000 fuentes es la más importante y de esa nunca podrá hablar, quiere dar a entender que es una fuente sobrenatural.
— Podría ser y yo no debo hablar de ello porque se desviaría la atención. Yo sé lo que es, de lo contrario no habría empezado a escribirlo.
— A muchos les encantaría asistir a una sesión de trabajo suya.
— Se espantaría, porque estaría en una habitación absolutamente colapsada por documentos y libros. Yo escribo con una Olivetti 46 y no guardo nada en soporte informático, todo es papel.
— ¿Qué subgénero emplea para calificar “los caballos”?
— Novela histórica con un altísimo porcentaje de investigación y documentación. Pero no sé cómo calificarlo. Pienso que el 90 por ciento es real.
— Pero la historia sagrada se mueve en el ámbito de la fe y no en el de los libros de Historia.
— Todo lo que se cuenta en los evangelios canónicos está sujeto a todas las interpretaciones. Los hechos objetivos son muy difíciles de sostener. Los que defienden las estructuras eclesiásticas no tienen la verdad. Yo no pretendo tener la razón, me limito a cumplir un objetivo, puedo tener la misma razón que ellos. Ellos consideran los evangelios la palabra de Dios y yo digo que sí o digo que no. Dios nunca se manifiesta así. Todos los que escribimos estamos interpretando nuestras propias ideas. Mis “caballos” pueden tener la misma verdad que los evangelios, o al revés.
JESUS INCORPORA A LAS MUJERES
— Después de iniciar esos temas en sus novelas, ha habido multitud de publicaciones que interpretan la vida de Jesucristo, las más populares, las de Dan Brown.
— Yo empecé en 1984 a publicarlo, nadie me puede acusar ahora que estoy navegando con los vientos a favor. Después de lo que he estudiado puedo asegurar que María Magdalena nunca tuvo una relación sexual con Jesús de Nazaret, él nunca tuvo relaciones con ninguna señora en el sentido que le damos, eso es una barbaridad, es absolutamente falso.
“No había posibilidad de acercarse a la cruz, porque los romanos no consideraban oportuno que el pueblo se acercara a los condenados a muerte por evidentes razones de seguridad, eran terroristas o ladrones. Por tanto, que alguien coja un cáliz y recoja la sangre del condenado me parece absolutamente demencial. A partir de ahí, el grial es una bella leyenda muy hermosa, pero nada más.
“María Magdalena fue una prostituta que probablemente tuvo un papel muy destacado en la vida pública de Jesús, entre las mujeres que le acompañaban. Eso no lo mencionan los evangelios y fue un triunfo de Jesús, porque las señoras eran de segunda división, no contaban para el pueblo judío. Jesús las incorpora y una de ellas es la Magdalena. Me sublevo con esas historias porque eso es no conocer el pensamiento de Jesús.”
— Sin embargo, cree que la sangre de Jesucristo está en la sábana santa de Turín.
— Me convenció porque investigué muy a fondo la sábana y sigo estudiándola. Lo que ocurre con esa imagen no es explicable por la ciencia. Lo ha visto mucha gente.
— ¿Por qué?
— Es una imagen tridimensional, eso quiere decir que no es una imagen formada ni por fuego, ni por la mano de Leonardo da Vinci con un molde de hierro. Es absurdo, porque hay unas coordenadas espaciotemporales que están encriptadas en esa imagen. Hay cientos de razones, como la sangre venosa y arterial que no se descubre ni en el siglo I ni en el XIII. El carbono 14 que dicen está datado… si se altera el lino de la sábana por incendios o por la propia radiación desconocida, que salió del cadáver y creó la imagen, eso modifica el porcentaje de carbono 14 que tiene inicialmente el lino y, por tanto, rejuvenece la sábana al siglo XIII.
“Dieron la noticia de que era falsa por ese dato y todo el mundo se quedó tranquilo. Pues no, hay decenas de pruebas muchos antes años que demuestran que la sábana es auténtica, del siglo I.”
— ¿Qué rescata de su educación religiosa?
— Ya no soy católico, pero rescato a un viejo hermano marista de Pamplona; fue la primera persona que me habló de Jesús de Nazaret, con sus errores, pero aquel hombre supo interesarme por el personaje, me fascinó la forma que tenía de explicarlo. Eso es lo que me ha quedado de toda mi educación de once años con los hermanos maristas, que no es poco.