. «Asumo mi responsabilidad moral. No obstante, quiero insistir: no ha sido mi intención mancillar a nadie, en su sentido de ridículo» (declaraciones de Jordán a B. A. Pazos, seudónimo de Carballal).
. «Como veis, la tesis es que la paranoia está mucho más extendida de lo que los psiquiatras consideran. Todos somos paranoicos, excepto el veinte por ciento de la población (se libran algunos científicos). Como muestra, ahí tienen las supersticiones de los platillos volantes (ufología), astrología, espiritismo, parapsicología, medicinas alternativas (curanderismo), guerras de religión y, sin ir más lejos, la religión de todas las formas» (carta a Farriols).
. «Por entonces, yo trataba de contrastar mi tesis de que la paranoia estaba más extendida de lo que los psiquiatras creen. En efecto, somos el 80 por ciento de la población los que estamos enfermos de este síndrome. Resulta curioso cómo se acusan los paranoicos, los mismos que padecen este delirio selectivo, la prueba es que vemos a los católicos imputar a los astrólogos en su misma superstición de los horóscopos. Llevan razón los locos imputándoles la locura a quienes están fuera del recinto nosológico» (artículo de Jordán Peña en La Alternativa Racional).
. «Después de la ruptura con el franquismo, me dedico en la etapa 1959-1964 a documentarme en la psicología social. No me atan ya los vínculos que me habían impelido al estudio de las sectas cristianas. Así que pergeño el experimento «Ummo» para conocer los mecanismos de acción de las sectas en general. Escogí un grupo avanzado e inocuo como eran los «forofos» de los platillos volantes, que se particularizan por su desprecio intuicionista con la soberbia ante los logros científicos. Con la idea en mente de ampliarlo hasta sectas más corrosivas. El proyecto inicial de 1955 (así creía yo) se limitaba a cortos meses» (comunicación a J. J. Benítez).
. «… Me precio de definir al hombre, no como Porcus bipedus, como lo creen chuscamente algunos, sino como un saco inmenso de falacias, en el que se disuelven como un azucarillo en el océano mis ingenuas mentiras sofísticas de «Ummo»» (comunicación a J. J. Benítez).
. «De mis años horribles de bachiller en 1957 puedo lamentarme de que los panfletos de eso que llamaban filosofía -fui educado en los HH. Maristas- nos retorcieron el cerebro como un paño recién lavado hasta el punto de obligamos a venerar a Platón, santo Tomás de Aquino y Kant (comunicación a J. J. Benítez).
. «Los que ven luces en el cielo [ovnis], marxistas y religiosos de toda laya: a todos los englobo como enemigos de la ciencia experimental» (carta de Jordán a J. J. Benítez).
. «Sabemos con certeza que la gente en general es imbécil o idiota. Corría el año 1966, en pleno despertar del experimento «Ummo». Hacía dos meses que excavábamos en los terrenos de Aluche las huellas de un falso ovni y esparcido arena con un corto porcentaje de óxido de torio radiactivo. Habían surgido como un géiser hirviente los hombres impecablemente vestidos, en el gabinete del gobierno, capitaneados por don Laureano López Rodó, y sufrían su cuarto menguante los de Falange con su mano en alto…» (comunicación a J. J. Benítez).
. «La negación del holocausto nazi es semejante a mi embuste de «Ummo»» (comunicación a J. J. Benítez).
. «No hay que confundir la casi segura existencia científica de estructuras biológicas, incluso dotadas de inteligencia en astros apagados situados a millares incluso docenas de años luz con esos productos soñadores de la paranoia sincopada de los ovnis» (comunicación a J. J. Benítez).
. «Yo, empero, estoy en condiciones de asegurarles que, exceptuando contados casos puntuales, no deben arrogarle a la «Institución» [CIA] ninguna responsabilidad de perturbarles, al menos en España» (comunicación a J. J. Benítez).
. «Por desgracia, la masa mesantropoide -cerca del 72 por ciento de la humanidad- es un núcleo informe de personas vacuas, irrecuperable por su paranoia supersticiosa» (carta a J. J. Benítez).
. «Recuerdo que en los círculos de estudio en 1980 comentando con el selecto grupo de amigos, todas las tardes sabatinas, los informes de «Ummo», yo acababa, por cansancio, de creerme lo que yo mismo había creado y escrito unas semanas antes» (comunicación a J. J. Benítez).
. «Los nazis, si hubieran sobrevivido a la conflagración que ellos armaron con su intuición resplandeciente, ¡seguro que hubieran defendido mi ficción de «Ummo»!» (comunicación a J. J. Benítez).
. «Repito lo que dijo Goebbels, ministro nazi de propaganda: «Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad.» Eso es el cristianismo y «Ummo»» (comunicación a J. J. Benítez).
. «Los paranoicos creen que nosotros, los que criticamos a los paranoicos, somos los paranoicos» (comunicación a J. J. Benítez).
. «Mientras ignoremos su etiología y no la parametricemos y la situemos como un fantasma etéreo en la escala de valores, no sabremos jamás dónde está la frontera entre la normalidad y el trastorno grave delirante. Los verdaderos psiquiatras dan un significado a la paranoia «a secas», como un patrimonio triste de la humanidad poco evolucionada: como el cansancio, los excrementos, o las glándulas mamarias atrofiadas del varón…» (comunicación a J. J. Benítez).
. «La sociedad Eridani fue promovida por mí en 1971 con el propósito de seguir atentamente la evolución del asunto «Ummo»» (carta a J. J. Benítez).
. «Aunque lo convenza de la falsedad de los viajeros de «Ummo», si usted creía ya que los ovnis tenían origen extraterrestre, veo difícil persuadirlo de lo contrario» (comunicación a J. J. Benítez).
. «Nadie puede comprobar lo que hay de cierto en mis declaraciones…» (carta de Jordán a J. J. Benítez).
. «Ufólogos, católicos, protestantes, islamistas y comunistas creen patológicamente y arrogantemente que poseen la verdad absoluta» (comunicación a J. J. Benítez).
. «Los que arremeten contra los hombres de ciencia, despreciándolos, tachándolos de «poco inteligentes», «cabezas cuadradas», «obtusos» presentándose a sí mismos con «su verdad», proyectan curiosamente sus propias deficiencias. Son paranoicos agudos (delirio ególatra); además, acusan problemas en su área de madurez mental» (comunicación a J. J. Benítez).
. «La obsesión angustiosa de que estamos invadidos por extraterrestres, la curiosidad morbosa por lo paranormal, es típica de la paranoia» (comunicación a J. J. Benítez).
. «De joven milité y ocupé un cargo en el Consejo Diocesano de Acción Católica en Alicante. El obispo de Orihuela me estimuló para emprender un estudio de las sectas extrañas (masonería, espiritismo, dianética, subud, testigos de Jehová, etc.). Mis posteriores lecturas de filosofía me transformaron en un agnóstico. Creo que la ufología, la paraciencia y la parapsicología son falsas, supersticiones y pseudociencias. Sus adeptos son unos paranoicos que sólo creen en errores y falacias. Los fenómenos paranormales constituyen un mito rechazado por la ciencia verdadera. La arrumbada hipótesis extraterrestre ha sido redescubierta por los pirados platillistas, unos memos víctimas de bromas o sugestión colectiva. En los congresos de ufología se reúnen el mayor conjunto imaginable de paranoicos y locos desatados. Las ideas platillistas me parecen una despreciable y paranoide pseudociencia. Los que las propagan son escritores enfermos de delirios paranoides sistematizados» (Ummocat, número 2.660)
. «Os recuerdo que para hacer el experimento [« Ummo»] alenté un código ético: a) Crear un grupo de personas inteligentes. A lo sumo, se incorporaron libremente los adictos a los ovnis. b) Impedir en lo posible la difusión excesiva del mito. (Por contravenir las instrucciones, negué a Ribera cualquier documento. Por desgracia, no pude evitar la publicación por éste de las cartas.) c) Fomentar los valores humanos, tal como la amistad mutua, el amor hacia sus semejantes y el respeto hacia las ideas de los demás. Defender los derechos de la mujer. Ensalzar a los representantes de la ciencia…» (carta a Rafael Farriols).
. «Quedan en pie las gratas horas que hemos pasado enriqueciendo nuestra cultura, y sobre todo la amistad profunda y el cariño imperecedero: valores eternos que son indestructibles. Adiós, ya sabéis que mi amistad no os faltará jamás» (carta de Jordán a Farriols).
. «Hay, empero, una coincidencia en nuestros cerebros hirvientes: la exaltación mutua muy dulce, que se desborda como una tormenta marina, mucho más allá del acantilado: el amor sin límites a lo desconocido y a los hombres. Aunque jugando en distinta clave el término «desconocido», que expresa un significado semántico, probablemente diferente para los dos. Hay por fin un último paralelismo: el anhelo compartido de prospección social sobre la masa, aunque observo con inquietud, cierta fosa profunda en nuestros respectivos métodos» (comunicación a J. J. Benítez).
. «El recelo que puedas intuir hacia una persona experta en Falacias y que ha manejado hábilmente -como yo- la mentira, como arma eficaz de la psicología social, se explica perfectamente» (comunicación de Jordán a J. J. Benítez).
. «No te preocupes: ellos [CIA] respetan todas las ideas y, por supuesto, las nuestras. Claro que tienen la obligación de proteger sus propios intereses, entre los cuales es lógico que clasifiquen ciertos conceptos y nombres propios. Ahí discrepo indignado en los medios. ¡Pero qué le vamos a hacer! ¿Quizá se rijan por una moral desconocida para nosotros?» (carta a J. J. Benítez).
. «Muchas veces han pensado ustedes: ¿Cómo pagaríamos a estos oemmii [hombres] de «Ummo» la ingente aportación que nos están haciendo de datos sobre su cultura? Ha llegado la hora de casi exigirles a ustedes el precio; nuestro precio a esta aportación. Es un precio alto, difícil de abonar. Deseamos que se cristalice en AMOR. Amor mutuo entre los componentes de ese núcleo» (carta «ummita», supuestamente escrita por Jordán Peña, al llamado «grupo de Madrid»).
. «JOSÉ JORDAN PEÑA. Nos llamó la atención este oemii [hombre] de Oyaagaa [Tierra], pues nos recordaba la grandeza moral intelectual de ese gran oemmii de Tierra y España llamado Miguel de Unamuno, siempre debatiéndose atormentado por la duda. Señor Jordán, era usted un oemmii apasionado por el estudio de nuestra civilización y, sin embargo, racionalmente incrédulo respecto a nuestra identidad. Porque usted es el único componente de esta microred que ha sido fiel a nuestro exhorto de no ser creídos, aunque respetase nuestra ideología. Ponemos nuestra mano en su pecho. Es usted el tercero en nivel de inteligencia y el primero en nivel de positivismo racionalista. Vemos en usted a uno de los mejores especialistas en psicología que hemos conocido en la Tierra. Mas luche usted contra su introversión, ese cerrarse sobre sí mismo. Busque el apoyo moral de sus hermanos de la microred. Ayúdelos a su nivel elevado y ellos, a cambio, le aportarán mucho. No se atormente con sus torturantes dudas. Admiramos su sentido de moralidad intelectual» (carta «ummita», supuestamente escrita por Jordán).
. «¿Cómo puedo resarcir a mis víctimas [de «Ummo»] si no estoy arrepentido de nada?» (comunicación a J. J. Benítez).
. «En la experiencia de «Ummo» comprendí más que nunca el pragmatismo norteamericano. Ya sé que esta confesión bastará para hacerme quizá aún más antipático. Es la primera vez que lo confieso llanamente. Mi admiración a lo que supone Estados Unidos, sin dejar de ser izquierdista» (carta a J. J. Benítez).
. «Nosotros, los pacíficos, repudiamos sensatamente la guerra, como rechazamos tajantemente el excremento. Es una función fisiológica que apesta, pero no la negamos… Consideramos, por el contrario, el pacifismo como una de las religiones más irracionales para gran parte de sus seguidores. Con mirada fija a su dios «La Paz» no aprecian el sufrimiento hondo que sufrieron los masacrados, y consienten que ad caendas Graecas (es decir, nunca) no sea reprimida esta misma violencia criminal: haciéndose cómplice de los genocidas…» (comunicación de Jordán Peña a J. J. Benítez).
. «Lo que sucede en la Tierra es que desgraciadamente se producen distorsiones, y un ser puede ser inteligente y paranoico, puede ser inteligente y psicópata. Esto es lo peligroso, lo terrible» (declaraciones de Jordán Peña al diario Informaciones de Madrid).
. «En resumen, tengo una personalidad un tanto inestable y lejanamente intermitente en mi equilibrio psíquico» (carta a J. J. Benítez).