Fuente: Diario Madrid. 10 de noviembre 2008.
Es periodista y uno de los escritores españoles que más críticas genera. Sus investigaciones sobre dios y la ufología han estado salpicadas por fraude y plagio. A sus 62 años, J. J. Benítez ha querido reflexionar sobre todo lo que ha vivido hasta ahora en su nuevo libro “De la mano con Frasquito” y, aunque el título parece muy amable, sus opiniones sobre la vida probablemente volverán a levantar ampollas.
El principal “culpable” de este libro es su nieto, que ahora tiene 4 años y al que ha llamado de un modo ficticio Frasquito. Dice que el destino le llevó a darse cuenta de que el pequeño era “especial” y de ahí surgió la idea de transmitirle todos los conocimientos adquiridos a lo largo de años de experiencia profesional.
No se corta ni lo más mínimo a la hora de hablar de la Iglesia, puesto que considera que “solo busca la sumisión de los creyentes y opina que cada uno deberíamos tener nuestra propia concepción de la Divinidad”. Siempre polémico en cuestiones religiosas, habla de su nuevo libro como la Biblia de sus seguidores.
Se define como un periodista de la vieja escuela y como un afortunado lleno de contradicciones. En este momento de su vida quiere dedicar su tiempo fundamentalmente a pensar y luego… Dios dirá.
-Está caracterizado por ser polémico, ¿le gusta?, ¿ir contracorriente es divertido?
-No es que me guste ser polémico o ir contracorriente, pero, por lo visto, a algunos no les gusta lo que yo publico, a otros sí y a mi me pilla en el medio.
-¿Se podría decir que tiene tantos seguidores como detractores?
-A mi me han criticado mucho en los círculos más radicales de las iglesias y, en ocasiones, también me defiendo. Ahí es donde me he creado muchas enemistades, en los círculos más conservadores, porque yo estimo que no tienen la verdad y eso no les gusta.
-Y eso que usted cree en Dios…
-(Sonríe) Más que ellos.
-Hablar de Dios si no es como lo que se dice en las Sagradas Escrituras ¿está considerado como motivo de escarnio público?
-Esta es una de las razones por las que yo escribo, porque Dios no tiene nada que ver con lo que se dice de él en las Sagradas Escrituras, Dios es otra cosa y eso es lo que no les gusta.
-¿Han intentado desprestigiarle?
-A estas alturas eso ya no me preocupa, no me importa aquello de tener o no tener prestigio. Yo soy yo y vivo, trabajo y pienso en las cosas que quiero hacer, los demás pueden pensar lo que quieran.
-¿Cómo decide dedicarse a este tipo de Periodismo?
-Empecé a estudiar Periodismo cuando a mi lo que realmente me gustaba era pintar. Me di cuenta, con el tiempo, que todo estaba muy bien escrito y muy bien trazado, porque quizá yo con la pintura no hubiese podido expresar lo que expreso con la palabra. Ahora entiendo que todo está organizado, lo que pasa es que no lo sabemos, porque no tenemos memoria y tampoco tenemos perspectiva.
-¿Es “De la mano con Frasquito” su obra culmen?
-No creo que sea la obra más importante, de hecho no pienso que nada de lo que haya escrito sea importante, simplemente son temas que he escrito en determinados momentos de mi vida. Este libro es consecuencia de muchos años de reflexión y experiencia, es un reflejo de lo que sé de la vida hasta ahora.
-Frasquito es el nombre ficticio de su nieto en el libro, ¿por qué de su mano?
-Supongo que por el destino. Me di cuenta de que Frasquito tenía algo especial, empecé a pensar y surgió la idea de transmitirle a este recién llegado al mundo lo que yo he ido recogiendo a lo largo de mi vida y ¿quién sabe? Lo mismo dentro de unos años mi nieto lea este libro y le sirva.
-Hábleme de ese fax directo que tiene con Dios.
-Todo el mundo tiene un fax directo con Dios, lo que pasa es que la gente va tan deprisa por la vida que no se da cuenta, pero desde luego yo no soy el único que tiene ese privilegio. Lo que pasa es que no rezo con las plegarias de las iglesias, rezo dirigiéndome al buen Dios a mi manera, no para pedir, sino para hablar.
-Se le ha acusado de realizar investigaciones poco rigurosas, de plagio e incluso de perpetrar fraudes ¿qué les diría a todos aquellos que le han acusado?
-Todos mis libros están basados en investigación. Por mi formación periodística no sé dar un paso si no he estudiado a fondo el tema en cuestión, sea una cabina de fotos o sea un manuscrito.
-Como periodista, J. J. Benítez es…
-Un periodista de la vieja escuela, de los románticos y de los que todavía cree en el pisotón a la competencia. Tengo inyectado el Periodismo en la sangre.
-¿Y como persona?
-Soy un afortunado lleno de contradicciones.
-Según afirma en el libro: “Hay que dudar de todo, las certezas no conducen a ningún sitio” ¿si dudamos de todo no caemos en un relativismo peligroso?
-La verdad, si existe, no está a nuestro alcance. No es algo que podamos asimilar con esta estructura corpórea y cerebral, entonces es lógico que haya que relativizar todo. Nadie tiene la verdad y los que dicen que la tienen son radicales peligrosísimos. Lo que hay que hacer es vivir sin más, porque el mañana es un invento que EEUU te obliga a comprar, aunque no exista.
-Según lo que cuenta, ¿es consciente de que puede ser clasificado por otros como esos radicales tan peligrosos de los que usted habla?
-Sería un radical si apareciera constantemente en público, pero es muy difícil verme. Además no puedo serlo, porque no me creo en posesión de la verdad, lo único que hago es encontrar cosas y desmigajarlas.
-En su libro asegura que la muerte es un juego ¿No tiene miedo a la muerte?
-No, porque estoy muy entrenado, pienso todos los días en ella y cuanta más información reúno, menos me asusta. Habrá que verme en el momento de la verdad… Debería ser obligatorio que enseñaran a la gente a cerca de la muerte, porque es lo único seguro que tenemos y solo nos hablan de ella en el sentido religioso, que da la casualidad de que es el único que no interesa, porque ni te vas a encontrar con Dios cuando te mueras, ni te van a castigar, ni a juzgar. Morir es la forma menos desagradable de pasar al otro lado y el que la inventó lo hizo con una gran genialidad: te duermes y pasas al otro lado.
-A partir de este libro, ¿qué tiene pensado hacer?
-Viajar, investigar, ver todo el cine que pueda y sobre todo dedicar mucho tiempo a pensar, que es lo más revolucionario que existe. Tengo muchas ideas en la cabeza, pero entiendo que ahora deben quedarse sentadas y tranquilitas, porque con 62 años he llegado a una etapa de reflexión que me merezco, después de haber estado trabajando desde que tenía 14 años.