En la imagen destacada: Homero (derecha) con Torcuato Luca de Tena (izquierda) y J. J. Benítez, en México.
Homero Gayosso Ánimas fue mi editor en México durante años.
Me protegió como nadie. Me animó como nadie; especialmente cuando las cosas no iban bien para este escritor novato. Homero -de finísimo olfato editorial- se fijó en mí cuando trabajaba para «Diana». Con él contraté dos libros, hoy prácticamente desaparecidos: «Los espías del cosmos» y «Los tripulantes no identificados».
Homero se puso de mi parte cuando fui brutalmente atacado desde los púlpitos de México como consecuencia de los «Caballos de Troya».
Amaba los libros como a sí mismo.