Por supuesto, la manipulación, mentiras y ocultamiento del fenómeno ovni es algo muy viejo. Lo han practicado los servicios de Inteligencia y las cúpulas militares de medio mundo. Podríamos citar cientos de casos…
Y la de la desclasificación del archivo Ovni del Ejército del Aire español, tal y como puede comprobarse en esta sección, no ha sido una excepción. La Inteligencia Militar, responsable de dicha desclasificación, ha llegado a límites desconcertantes. Este es el caso del expediente «liberado» en abril de 1993: «vuelo IB-435 Palma-Madrid.1969. Día 25 de febrero», que el navegante puede consultar en «Materia Reservada». El caso fue manipulado en aquel tiempo (1969) y, lo que resulta más grave, también ahora….
LOS HECHOS.
Y como es obligado – antes de entrar en la harina de las maquinaciones de la cúpula militar española respecto a este incidente ovni – presentaré una resumida secuencia de los hechos más notables, registrado en la noche de aquel martes, 25 de febrero de 1969:
A las nueve de la noche, aproximadamente, 21.05 horas (local)
El vuelo de Iberia 435 despega del aeropuerto de Son San Juan, en Mallorca (Baleares. España). Cubre la línea Palma-Madrid. La salida se efectúa con un ligero retraso.
«El problema con el entonces Ministerio del Aire fue que nos exigieron como necesario el crepúsculo de Venus, porque así lo había decidido el Ministro.» (Agustín Carvajal, segundo piloto del vuelo IB-435).
(Foto: J.J. Benítez)
21.19 horas:
El Caravelle, pilotado por el comandante Jaime Ordovás Artieda y el segundo, Agustín Carvajal Fernández de Córdoba, asciende a la búsqueda del nivel de crucero. En estos instantes, el reactor se halla a 26.000 pies de altura (algo más de 8.600 metros). Rumbo: 288 grados. Distancia a la costa peninsular: unas 80 millas (poco más de 140 kilómetros). Noche clara y despejada. La tripulación navega con el piloto automático, bajo la vigilancia de Carvajal.
De repente, frente al Iberia -entre las «12» y las «13» de su posición: a unos 18 ó 20 grados de su posición y ligeramente más alta – surge una «luz» blanca. Se halla a una distancia difícil de precisar.
El comandante Ordovás. Casado y con tres hijos, con nueve mil horas de vuelo y siete años en Iberia.
El segundo piloto advierte al comandante sobre la presencia de lo que, en un primer momento, «podría ser otro tráfico».La torre de Barcelona responde negativa-mente a la pregunta del IB435: «no hay tráfico alguno conocido en esa posición».
La «luz», que cambia del blanco al rojo y de éste nuevamente al blanco, presenta un tamaño aparente similar al de una naranja. En ocasiones algo mayor.El ovni -siempre por delante del Caravelle – les «acompaña» un total de diecinueve minutos, aproxima-damente.
En este dilatado período de tiempo se registra – y queda grabado – todo un «baile» de comunicaciones. Además de sus conversaciones con varias torres civiles, Ordovás y Carvajal intentan enlanzar a la frecuencia de emergencia (121.5) con los radares militares de Aitana (Alicante) y de Puig Major (Mallorca).
José Cuenca, mecánico de vuelo y testigo de excepción del ovni observado el veinticinco de febrero de 1969.
No lo consiguen. La torre de Barcelona, en contacto telefónico con «Embargo» (nombre en clave del radar militar ubicado en el monte Puig Major), sí proporciona al radar las posiciones de Iberia y del objeto desconocido.
El comandante cronometra los cambios de coloración de la luz, fijando la secuencia «blanco-rojo-blanco» en diez-quince segundos. Los pilotos hacen señales con las luces. No hay respuesta.
21.34 horas, aproximadamente.
El ovni desciende. La sensación de los pilotos es que llega hasta el suelo. Y reaparece frente al avión en unos tres segundos. Continúan las mismas variaciones luminosas: blanco-rojo-blanco. La «luz» se aleja. La tripulación – incluido José Cuenca, el mecánico de vuelo- sigue viéndola en la distancia, «como un punto luminoso».
21.35 horas, aproximadamente.
El ovni regresa. Vuela de nuevo frente al avión. En esta ocasión, al parecer, más cerca del «morro». Tanto Carvajal como Cuanca distinguen una forma triangular, con los vértices intensamente iluminados.
21.38 horas, aproximadamente.
El artefacto acelera y se pierde en la oscuridad de la noche. No vuelven a verlo.
22.00 horas. El IB435 aterriza en Madrid-Barajas sin novedad.
El ovni descendió vertiginosamente, apareciendo de nuevo ante el Caravelle en unos tres segundos.
(Ilustración: J.J. Benítez)
En la última aproximación al IB-435 el ovni presentaba una forma triangular, con los vértices intensamente iluminados en rojo.
(Ilustración: J.J. Benítez)
INTERVIENE EL EJÉRCITO DEL AIRE.
La intensa experiencia – vivida por la tripulación, una de las azafatas, las torres civiles y los radares militares – termina filtrándose a la prensa. Y el 10 de marzo (1969), la agencia de noticias «Cifra» rebota el primer comunicado. A partir de esa fecha, los medios de comunicación «persiguen» a los pilotos y el mecánico, sucediéndose las entrevistas y reportajes en torno al singular suceso. Y el Ministerio del Aire español – que tenía puntual conocimiento de lo ocurrido – se ve «obligado» a instruir las oportunas diligencias. Se designa un juez instructor y se abren las investigaciones.
Recortes de prensa extraídos del expediente desclasificado.
José Lacalle Larraga, ministro del Aire en febrero de 1969.
General Cuadra Medina, segundo Jefe del Estado Mayor del Aire en 1969.
Ordovás y Carvajal son reclamados por el Ejército del Aire. Durante varias jornadas se suceden los interrogatorios. A las declaraciones de los pilotos asisten – e intervienen con especial interés – los entonces generales Cuadra Medina (que llegaría a ser ministro del aire) y Pombo, fallecido en septiembre 1970 en accidente de equitación.
El contenido de estos interrogatorios a los pilotos no se hizo público hasta el 20 de octubre de 1976 (con la primera desclasificación ovni). El 10 de abril de ese año (1969), el Ministerio del Aire hace pública una nota oficial – difundida en todos los medios informativos – en la que sentencia el caso: «lo visto por los pilotos era Venus».
Teniente Coronel Antonio Calvo Ugarte, juez-instructor del caso Ordovás.
(Gentileza de la familia Calvo-Ugarte).
General Pombo Somoza.
Nota oficial del ministerio del Aire (Abril 1969)
LA VERGONZOSA MANIPULACIÓN.
Y la opinión pública española – no olvidemos que vivíamos en plena dictadura franquista – «tragó» el «veredicto» de los militares. ¿Quién se hubiera atrevido a llevarles la contraria?.
En la nota oficial del Ministerio, astuta y sibilinamente, no se especifica si las horas de los sucesivos avistamientos fueron «locales» o «Z» (TU). Allí, simplemente, se dice: «21.19 horas», «21.38 horas», etc.
Posteriormente, en abril 1993, cuando este expediente fue desclasificado, el Servicio de Inteligencia si específica: «A las 21.19 (Z)…».
Y la opinión pública siguió «tragando»…
Lo increíble es que «esa hora» (Z) no correspondía a la verdad. El IB435 había despegado de Palma de Mallorca a las 21.05 horas…¡Local!. En aquellas fechas, esa hora equivalía a las 20.05 (Z). Es decir, una hora menos.
¿Y por qué la cúpula militar tuvo el cinismo de cambiar la hora del despegue y del avistamiento del Caravelle?.
Muy simple: porque – casualmente -, cambiando la secuencia en una hora, la «solución Venus» podía «colar» con relativa facilidad.
Veamos los parámetros astronómicos. Cantan por sí sólos:
A las 21.19 horas (local), cuando el avión comenzó a ver el ovni, la posición del planeta Venus aquel 25 de febrero de 1969 era la siguiente:
Azimut: doscientos setenta y cuatro grados y diez minutos (oeste).
Altura: trece grados y nueve minutos.
En esos instantes el rumbo del Iberia era 288 ° (magnético) y 262 grados (geográfico). Es evidente que a la mencionada hora – las 21.19 LOCAL – el avión no se hallaba alineado con Venus. Sin embargo, trasladando el momento del avistamiento a las 21.19 (Z), la situación presentaba «cara» aprovechable. Una «cara» que, insisto, favorecía a los torcidos planes de la cúpula militar. Porque a las 21.19 horas (Z) (las 22.19 local), también para una latitud de 39 grados 44 minutos y una longitud de 01 grados 38 minutos oeste, el rumbo del IB435 sí encajaba con la oposición de Venus. He aquí la situación del astro:
Azimut: doscientos ochenta y tres grados y 35 minutos (oeste noroeste).
Altura: 01 grados 46 minutos.
283 ° y 282 ° son rumbos casi coincidentes ¿Qué mejor argumento para hacer buena – aunque fuera con calzador – la «sugerencia» de los militares?
Mapa estelar y posiciones relativas.
El firmamento tal y como se presentaba a las 21.19 h (Z) del 25 de febrero de 1969. Las diferencias con las informaciones suministradas por los militares son evidentes.
(Gentileza de Javier Peña, director de la revista Cosmos).
Gráfico incluido en el expediente oficial. Además de no ajustarse a la verdad aparece con errores importantes. Por ejemplo: a las 21.19 h (Z), la altura de Venus no era de 04º sino de 01º.
En cuanto a la posición «B» fihada para las 21.40 h (Z), si Venus se encontraba a una altura de 0º, tal y como reza el propio dibujo «oficial»(?), no es correcto situarlo entre las nubes. El astro, en esos momentos, estaba oculto tras el horizonte.
Lo trágico de esta historia es que a las 21.38 horas «Z» (las 22.38 local), cuando los militares determinan el final del encuentro ovni, el avión se encontraba ya – desde hacía más de veinte minutos – perfectamente aparcado en el aeropuerto de destino: Madrid-Barajas.
(El navegante pueda encontrar una amplia información sobre esta vergonzosa manipulación en mi libro «Materia Reservada», páginas 266 a 345).
Horarios para el vuelo IB-435
Horario del IB-435 publicado en la presa local de Mallorca: salida hacia Madrid a las 20.45 horas (local).
El frío y calculado engaño, como digo, puede tener cierta «justificación» (?) en el año 1969. Vivíamos en una dictadura y los militares eran dueños y señores de vidas y haciendas… pero ¿qué decir de 1993? En plena democracia – o debería decir «supuesta democracia» -, la Inteligencia Militar que desclasifica el referido expediente mantiene el fraude y trata de hacernos comulgar, una vez más, con ruedas de molino. ¿Por qué no aclararon la manipulación?. ¿Por qué no dijeron la verdad? ¿Por qué no aclararon que la hora del despegue de Iberia fue modificada?.
Así se escribe la historia…
¿Puede llamarse a esto una «desclasificación limpia y democrática», como afirma el señor Ballester Olmos, colaborador de la citada Inteligencia Militar?.
Primeras páginas del expediente desclasificado.
CASO IB-435
Al desclasificar el expediente en 1993, la Inteligencia Militar mantiene la vergonzosa manipulación de 1969.
¿Una «explicación científica»? El cinismo de los militares no tiene límites.