Una vez expuesto el material del Ejército del Aire Español sobre el fenómeno OVNI -más de 2.000 folios y en rigurosa primicia en la RED- quiero proceder a una serie de comentarios sobre dichos documentos desclasificados. Unos comentarios que, obviamente, irán apareciendo de forma progresiva.
Me centraré, para empezar, en aquellos casi remotos 78 folios que me fueron entregados el 20 de octubre de 1976 por el entonces general-jefe del Estado Mayor del Aire, teniente general don Felipe Galarza. Imagino que muchos de los internautas que accedan a esta información ni siquiera habían nacido. Razón de más para esclarecer algunos puntos que, ya en aquellas fechas, fueron manipulados por el «lado oscuro» de la ufología. Y no exagero.
Vayamos al grano.
LA ESTUPIDEZ HUMANA NO CONOCE LÍMITES.
Por supuesto, tal y como fue pactado con el jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire Español, aquellos primeros doce expedientes-ovni que veían la luz en España fueron ampliamente difundidos por la prensa nacional e internacional. No era para menos. Como digo, era la primera prueba de interés de los militares por los «no identificados». Meses después, en marzo de 1977, esta valiosa documentación aparecía recogida en su totalidad en un libro que titulé: «OVNIS: Documentos Oficiales del Gobierno Español».
El teniente-general Felipe Galarza.
Antiguo Ministerio del Aire Español en Madrid.
Pues bien, a partir de ese otoño-invierno de 1976, como era de esperar, el «lado oscuro» se empleó a fondo en una campaña de intoxicación y desprestigio -campaña que todavía dura-, tratando de restar importancia al audaz gesto del teniente general Galarza y, de paso, intentando calumniarme. Veamos algunos ejemplos que ponen de manifiesto hasta dónde puede llegar la estupidez humana:
Uno de estos tontos útiles, al servicio de los intoxicadores profesionales, escribió al entonces Ministerio del Aire Español solicitando información sobre el carácter de tales documentos. «¿Eran realmente documentos oficiales?».
La respuesta del coronel de la Oficina de Prensa (carta que incluyo a continuación) fue una evasiva: «La Oficina de Prensa no conoce ninguna declaración del Gobierno reconociendo oficialmente la existencia de objetos volantes no identificados…»
Carta del coronel Jefe de la Oficina de Prensa, coronel Rousselet (25 de Febrero de 1977).
Por supuesto que el Gobierno no había hecho declaración alguna al respecto. Ni en la Prensa ni en mi libro se citaba algo así. Otra cuestión era que, a la vista de esos 78 folios, estaba claro que la Fuerza Aérea sí reconocía la existencia del fenómeno OVNI. Negarlo hubiera sido de necios. Y si el Ministerio del Aire -como reza la citada carta del coronel Rousselet- formaba parte del Gobierno, ¿a qué conclusión se podía llegar?. Naturalmente que eran documentos del Gobierno…
Aún así, en su afán por torcer y ensuciar, otro de estos manipuladores – el señor Hernández Franch – llegó a escribir en la parte inferior izquierda de la carta de la Oficina de Prensa del Ministerio del Aire una nota mecanografiada en la que, en definitiva, se vierte todo el veneno del «lado oscuro». Lo dije en su momento y lo repito ahora: esos 78 folios sí eran documentos oficiales, aunque no fueran publicados en el Boletín Oficial del Estado. ¿Cuándo se ha visto que una información confidencial aparezca en el BOE? ¿Qué ocurre entonces con un simple pasaporte? ¿Pierde su carácter oficial por no haber sido publicado en el BOE?
El » lado oscuro» continuó sus ataques. Y siguió manipulando y tergiversando. He aquí dos nuevos ejemplos: Con fecha 21 de abril de 1977, el entonces ministro del aire responde al ponzoñoso H. Franch, asegurándole que el contenido de varios de mis artículos sobre los informes facilitados por el general Galarza no pueden estimarse como de carácter oficial. Insisto: aunque el gobierno o la fuerza aérea española jamás formularon una declaración oficial al respecto, ¿qué puede deducirse de la existencia de tales informes confidenciales?. ¿No era una prueba física de la naturaleza oficial del fenómeno?. Que no se manifiesten públicamente sobre ello no quiere decir que no tuviera un rango oficial para ministerio. Pero el tal H. Franch evita esta realidad y descarga de nuevo toda su maldad, añadiendo en la carta de Franco Iribarnegaray que «ni son documentos, ni son oficiales, ni son del gobierno». Lo dicho: manipulación pura y dura…
Carta de Don Carlos Franco Iribarnegaray a Hernández Franch (21 de Abril de 1977).
Dos años más tarde – el 9 de octubre de 1979 -, el «lado oscuro» insistía, obsesionado por desacreditar lo que fue la primera desclasificación-ovni en España. La verdad es que la carta del coronel Dáneo no merece nuevos comentarios. Y menos aún el añadido de H. Franch al pie de dicha misiva. Puro veneno, típico del » lado oscuro»…
Carta del coronel Emilio Dáneo a R. de Jorge (9 de octubre de 1979).
LAS CALUMNIAS DE BALLESTER OLMOS
Diez años después de aquella histórica entrega de informes ovni – el 3 de marzo de 1986 -, el «lado oscuro» de la ufología española dió un paso más. Ya no se atrevieron a poner en duda el carácter oficial de los documentos entregados por el general Galarza. Y buscaron «otros caminos» en su permanente labor de destrucción del asunto OVNI. Está vez tomó el relevo uno de los colaboradores de la Inteligencia Militar: el señor Ballester Olmos.
Montaje fotográfico aparecido en Cuadernos de Ufología:
Ballester Olmos (en el centro), colaborador de la Inteligencia Militar.
A la izquierda, el teniente coronel Bastida.
A la derecha, el teniente coronel Rocamora.
Ambos pertenecen a los Servicios de Inteligencia del Ejército del Aire Español.
En la citada fecha, en la Hoja del Lunes de Valencia, entre otras lindezas, este sujeto afirma textualmente:
«Esta actitud (se refiere a la decisión del Ejército del Aire Español de mantener el tema como materia clasificada o secreta), vigente todavía hoy, se debe, en parte, a la irresponsabilidad y al sensacionalismo del señor J.J.Benítez, que hizo uso comercial de los informes confidenciales que en 1978 le fueron facilitados por el ejército del aire».
El mencionado artículo de la Hoja del Lunes de Valencia (3 de Marzo de 1986).
Ese mismo año – en julio-, en el número 164 de la revista «Karma-7», los señores Ballester, Fernández Peris y Plana Crevillen insistían:
«A raíz de la imprudencia del reportero J.J. Benítez, quien comercializó los informes recibidos de un general, el asunto está hoy considerado «materia reservada».
Y siguieron los despropósitos y calumnias hacia mi persona…
Dos años más tarde, en el número 2 (noviembre-marzo 1988) de «Cuadernos de Ufología» (publicación española en la que colaboran habitualmente los más destacados intoxicadores), los tristemente célebres señores Ballester y Peris volvían a la carga con la siguiente afirmación:
«Por causa del impropio comportamiento del periodista J.J. Benítez, que publicó informes oficiales para su propio beneficio, el tema OVNI está ahora clasificado por las autoridades».
El 11 de octubre de 1991, en el Diario Montañés, el mencionado Sr.Ballester continuaba mintiendo e intoxicando:
«En el año 76, un periodista español recibió unos informes de un general del ejército del aire con el propósito de hacer ver a la opinión pública que allí no se ocultaba nada y que el material era básicamente inocuo. Meses después, esos informes aparecieron comercializados en forma de libro, dándoseles una interpretación dramáticamente sensacionalista y sesgada, lo que tuvo un impacto muy negativo en las fuerzas aéreas y el 3 de marzo de 1979 la Junta de Jefes de Estado Mayor declaró el tema «materia reservada».
El mencionado artículo del Diario Montañes (11 de octubre de 1991).
Un año más tarde – el 23 de octubre de 1992 -, en las páginas de otro rotativo, tenía que soportar las injuriosas palabras de este intoxicador profesional. El tal Ballester Olmos decía en aquella oportunidad:
«…en 1976 un periodista recibió una docena de informes recopilados por el Ejército y, en vez de estudiarlos con rigurosidad, lo que hizo fue publicar un libro impregnado de sensacionalismo. La forma de tratar el tema molestó al Ejército, se produjo un alud de consultas a los militares, y el 3 de marzo de 1979 la Jujem decide mantener la confidencialidad elevándola al nivel de materia clasificada…».
El citado artículo publicado en El mercantil valenciano (23 de octubre de 1992).
Ese mismo año (1992), en su número 13, Cuadernos de Ufología publicaba otro extenso artículo de Ballester y Plana bajo el título «Ovnis: Materia Reservada». Pues bien, entre toda una legión de errores y manipulaciones, los supuestos investigadores me dedicaban el siguiente párrafo:
«Una de las razones fundamentales de esta acción restrictiva (se refiere a la clasificación del tema ovni como materia reservada en marzo de 1979) debe buscarse en la publicación en 1977 de un libro del periodista Juan José Benítez, donde se daban a conocer doce informes oficiales del Ejercito del Aire sobre Ovnis. Ello ocasionó una multiplicación de peticiones de documentos ovni y entrevistas que desbordaron a las autoridades aéreas. Pero, con todo, eso no fue lo peor, sino el tono sensacionalista y sesgado que el autor del libro imprimió al material, que al fin y al cabo se le había entregado para que comprobara que ni había nada que ocultar ni se sabía nada extraordinario. Lo pésimo de este desgraciado capítulo de la ufología española es la insinuación de que la publicación del material suponía el reconocimiento oficial de la existencia de los ovnis. Eso era inadmisible para el mando y los ufólogos aún estamos pagando el precio de aquella comercialización masiva de una docena de informes de los archivos del ejército del aire».
Y cierro esta larga lista de calumnias y manipulaciones con otro párrafo publicado en la revista española «Epoca» en abril de 1997. La autora del reportaje -Ana del Paso -, evidentemente mal informada (debería utilizar el término «desinformada») por los intoxicadores de turno, escribe textualmente:
«Los primeros informes en España sobre ovnis, los público Juan José Benítez en 1976, en uno de sus libros. La interpretación sensacionalista que se dió de este tema molestó a los militares que, por implicar a la seguridad nacional, los guardaban celosamente en el Archivo General Histórico del aire, en Villaviciosa de Odón. A raíz de esa malograda actuación, se cerraron las arcas militares y se puso punto final a la consulta de expedientes. La desclasificación no se retoma hasta 1992».
Naturalmente, el «lado oscuro» de la ufología española se preocupó también de hacer llegar estas infamias a otras publicaciones y medios de comunicación extranjeros. El último ejemplo del que tenido conocimiento es el libro «UFO: The Government Files», de Peter Brookesmith. En su capítulo VII (página ciento treinta), el bueno de Peter, claramente intoxicado por Ballester Olmos y sus tontos útiles, se refiere a mi libro como la causa que provocó el cierre de los archivos-ovni del ejército del aire español. Por supuesto, sólo interesó la versión de los manipuladores…
Página 130 del libro «UFO: the Government Files».
FASCISTAS DEL OVNI
¿Irresponsabilidad? ¿Sensacionalismo?
Nunca fue mi estilo. Ahí están esos cuarenta libros publicados hasta hoy y esos casi treinta años dedicados en cuerpo y alma a la investigación y difusión.
¿Sensacionalismo? ¿Por qué? ¿Es que defender una hipótesis, en este caso la extraterrestre, y hacerlo con rigor y seriedad, debe ser tachado de «sensacionalismo»? ¿Qué me recuerda a esa actitud? Sí, al fascismo puro y duro. Si un investigador o un seguidor del fenómeno ovni no comulga con las ideas de estos radicales de la ufología, entonces, «tiro en la nuca», tiro en la nuca mediante la calumnia, la mentira o la intoxicación. Este, ni más ni menos, fue el caso que ahora me ocupa. Los reportajes aparecidos en aquel otoño-invierno de 1976 sobre los documentos entregados por el general Galarza, y el libro que recogía dicha información (marzo de 1977), no contenían un solo gramo de sensacionalismo. Lo que ocurre es que la hipótesis extraterrestre que allí se contempla no fue del agrado de estos manipuladores. Y al más puro estilo fascista, como digo, utilizaron el «tiro la nuca», intentando desprestigiarme, como hemos visto, con todos los medios a su alcance.
¿Comercializar los informes?
¿Y de qué otra forma se puede difundir una información? Al fascismo hay que sumar también la demagogia. En otras palabras: el viejo y familiar estilo del » lado oscuro». Por cierto, cuando Ballester Olmos, Peris y cía. publican un libro con sus sesudos hallazgos, eso no es «comercialización»… Lo dicho: demagogia.
Y un sabroso «detalle» antes de pasar al siguiente punto. En 1988, en Cuadernos de Ufología, estos fascistas cometían un sospechoso error. En uno de sus ataques hacia mi persona reconocían que lo publicado eran «informes oficiales». Como puede comprobarse, por la boca muere el pez.
UNA CARTA REVELADORA.
Siempre he defendido que la verdad precisa de pocos argumentos.
¿Sensacionalismo? ¿Irresponsabilidad? ¿Interpretación dramáticamente sensacionalista y sesgada? ¿Libro impregnado de sensacionalismo?
La verdad, como casi siempre, fue otra. Y me remito a una de las cartas que me envió el propio general Galarza el 22 de diciembre de 1976. Es decir, cuando ya había publicado en la prensa la mayor parte de aquella documentación del ejército del aire español. Entiendo que las afirmaciones del Jefe de estado mayor del aire desmontan definitivamente muchos de los infundios divulgados por los intoxicadores y sus tontos útiles.
Carta del teniente general Don Felipe Galarza a J.J.Benítez (22 de Diciembre de 1976).
Y por si queda alguna duda, incluyo también otra carta, dirigida 1989 al investigador Bruno Cardeñosa, en la que el general Ostos deja claro que el material recibido en 1976 había sido autorizado para su difusión.
Carta del general Ostos al investigador Bruno Cardeñosa (10 de octubre de 1989).
¿Dónde quedan entonces esas ponzoñosas calumnias?
«A raíz del imprudencia del reportero J. J. Benítez, quien comercializó los informes recibidos por un general…»
«Por causa del impropio comportamiento del periodista Juan José Benítez, quien publicó informes oficiales para su propio beneficio…».
Lo que no sabían estos manipuladores es que, obviamente, como fue dicho, el general Galarza y yo teníamos un pacto por el que se me autorizaba a difundir esos trescientos folios. En consecuencia, ni hubo «imprudencia» ni tampoco un «comportamiento impropio».
MENTIRA TRAS MENTIRA.
¿Se cerró el archivo-ovni del ejército del aire español a raíz de la publicación de esos primeros doce expedientes?. Eso fue lo pregonado, a los cuatro vientos, por el «lado oscuro». En el colmo del cinismo, Ballester Olmos añade:
«…esa interpretación sensacionalistas y sesgada tuvo un impacto muy negativo en las fuerzas aéreas y el 3 de marzo de 1979 la junta de jefes de estado mayor declaró el tema ovni materia reservada».
No es esto lo que opinó el teniente general Galarza, Jefe del Estado Mayor del Aire, tal y como puede apreciarse en la carta que adjunto. Además, si los 300 folios fueron difundidos entre octubre 1976 y marzo de 1977, ¿por qué los archivos-ovni fueron cerrados dos años más tarde?
Muy raro, sí…
La verdad, una vez más, no fue la apuntada por los del «tiro en la nuca». La verdad – según me confesó el general Galarza en repetidas oportunidades – se debió a otra circunstancia, hábilmente camuflada por los intoxicadores en sus venenososas afirmaciones. La realidad es que, a raíz de la publicación de esos doce informes, el Ministerio del Aire se vió desbordado por numerosas peticiones similares a la mía. Entre esas solicitudes, curioso, figuraban las de varios y destacados intoxicadores. Esto, en suma, fue lo que provocó el cierre del archivo-ovni en 1979. Todo lo demás son calumnias, mentiras y cortinas de humo…
¿Material básicamente inocuo?
La afirmación de Ballester, en el más puro estilo intoxicador, resulta patética.
¿Esos trescientos folios contenían un material inocuo? Según la Real academia de la lengua, el término inocuo significa «carente de interés» o «inofensivo». Lo de «inofensivo» puede ser discutible, aunque habría que preguntárselo a los testigos que padecieron las aproximaciones de los ovnis descritos en dichos informes.
Lo de «carente de interés», en cambio, me parece una nueva manipulación. Otra más..
¿Es que no tiene interés en el hecho de que varios objetos volantes no identificados paseen a baja altura por un polígono de tiro? ¿Y qué decir de lo observado por un buque de guerra en las islas Canarias? ¿También es inócuo? Por no mencionar lo captado en los radares (léase violación del espacio aéreo español) o la persecución de uno de estos ovnis por dos cazas…
Podría continuar desenmascarando a estos supuestos «rigoristas y científicos» de la ufología. Bueno será que el internauta medite sobre lo aquí expuesto. En una próxima entrega seguiré comentando la llamada desclasificación ovni.
Y lo adelantó ya: el mayor fraude de la ufología española.