Alguien me pregunta: “¿Cómo es un día normal para usted?”.
Si no viajo, el programa -más o menos- es así:
El despertador suena alrededor de las ocho de la mañana.
(Hace tiempo que me propuse no madrugar. Es malísimo para la salud)
Me levanto con el pie derecho, naturalmente….
(Ver manías confesables en “Inédito y muy personal”)
Acudo al baño. Oigo las noticias. Me afeito, etc.
(El etc. siempre antes de la ducha)
Preparo el desayuno. Saco la basura. Corto una flor para el Jefe y otra para Blanca y a eso de las nueve estoy en mi despacho, escribiendo o estudiando.
(No empiezo si no veo la mar)
Entre las 10 y las 10.30 horas hago una breve pausa y tomo un segundo café.
A las 11.30 horas tomo un pellizco de chocolate (siempre con alta concentración de cacao)
(La música me acompaña, obligatoriamente)
(Los teléfonos son desconectados, obviamente)
A las 13.30 horas salgo a pasear y a pensar.
(Es otro momento interesante: converso mucho con el Número Uno)
Tras un baño en la mar regreso a casa y almuerzo.
(Veo los telediarios)
Descanso hasta las 16.30 horas
Desde las 16.30 a las 18 horas, ejercicio en el pequeño huerto.
(Rompo más que arreglo…)
Tras el baño me encierro y estudio. Nunca escribo por la tarde. La música me acompaña hasta las 21 horas.
21 horas: un gin tonic.
Noticias, cena y descanso hasta las 23 horas. Veo la televisión (películas o programas de cotilleo)
A las 23.30 horas estoy dormido. Mi último pensamiento es siempre para el Padre Azul…
(Mientras duermo sigo pensando)