En la imagen destacada: Sigrid. (Foto: Adela.)
Nunca he creído en los horóscopos. Y mucho menos en los astrólogos y echadores de cartas. Si el futuro no existe, ¿cómo pueden adivinarlo?
En cierta ocasión decidí hacer un pequeño experimento; algo que confirmara mi sospecha.
Y solicité de tres reputados astrólogos (no daré nombres) que llevaran a cabo la «carta astral» de un determinado personaje: una «niña». Les facilité los datos necesarios: hora y lugar de nacimiento, nombre y apellidos, etc.
Al cabo de unos días, los astrólogos enviaron un informe completo:
«… Será una niña inteligentísima… Hablará cinco idiomas… Dotada para la ópera… Viajará por todo el mundo… Se divorciará dos veces… Necesitará gafas…»
Quedé maravillado.
Los videntes habían acertado, pero poco: Sigrid es un perro.