Norteamericanos y Franceses fuera de juego.
Entre los casos de manipulación que me dispongo a denunciar se encuentra uno que resulta especialmente sangrante. Un caso ovni que ha hecho correr ríos de tinta y que se remonta a 1967. Se trata, en efecto, del célebre asunto de las fotos de San José de Valderas, en las proximidades de Madrid.
No pretendo, aquí y ahora, profundizar en el polémico caso «UMMO». Eso lo dejaré para otra oportunidad. Pero lo que sí quiero destacar es un hecho que, al parecer, ha pasado desapercibido y ha terminado por provocar un error generalizado. En otras palabras: una manipulación perfectamente organizada que ha dado sus frutos durante treinta y tres (!) años. Veamos.
En la actualidad, las referidas imágenes de Valderas -tomadas la tarde del 1 de junio de 1967- son consideradas como un fraude por la mayoría de los estudiosos. Y ¿por qué?. Básicamente, los argumentos se sustentan en dos informes. El primero procede de Claude Poher, del Centro Nacional de Estudios Espaciales de Toulousse (Francia 1976). El segundo (1977) fue elaborado por W. Spaulding y Adrian, de la «GSW» (Ground Saucer Watch), de Phoenix (Arizona).
Pues bien, el hecho al que me refiero y que, prácticamente, ha pasado desapercibido, es que tales estudios -supuestamente serios y rigurosos- son en realidad una tomadura de pelo. Es decir, una intoxicación. ¿Significa esto que las célebres fotos son auténticas? No. Personalmente creo que fueron tomadas por un ciudadano llamado José Luis Jordán Peña, con la colaboración de un amigo. Y para ello se sirvieron de una pequeña maqueta de plástico suspendida por un hilo de nylon. Esta circunstancia, sin embargo, aclarada por el propio Jordán Peña en 1993, no debe eclipsar la oscura intencionalidad de los referidos informes.
¿Y en qué datos sustento esta dura crítica a Poher y, sobre todo, a la GSW? Analicemos dichos informes por separado. Después -en rigurosa exclusiva- llegarán las sorpresas….
ESPECULACIONES Y MENTIRAS
El señor Poher, amén de ignorar a los testigos presenciales del suceso (he aquí una de las partes más intrigantes del caso Valderas), se enreda en su informe, cayendo en un notable número de inexactitudes a las que no me voy a referir, de momento. La conclusión -y esto es lo que importa- coincide con la versión de Jordán Peña o, para ser más rigurosos, la de Jordán Peña con la de Poher:
«…una pequeña maqueta fue suspendida por un hilo finísimo». Y, como remate, Poher escribe textualmente: » Por otra parte, he de decir que he podido reproducir muy exactamente todos los aspectos de los clichés, realizándolos por el mismo procedimiento, o sea, mediante una maqueta obtenida pegando juntos dos platos de plástico por sus respectivos bordes y añadiendo una cúpula que es, asimismo, un fondo de taza de camping de la misma marca. El conjunto me ha costado unas 130 pesetas.»
El problema, como señala acertadamente el investigador Salazar Serrano, amén del escaso valor científico de estas especulaciones de Poher, es que nadie ha visto esas fotografías, tan supuestamente exactas a las de San José de Valderas…
Pero trataré de no desviarme del asunto capital.
La GSW, por su parte, analiza una de las imágenes de 1967 y en el punto séptimo de su declaración dice, textualmente:
«La mejora de contornos reveló una estructura lineal que representaba un hilo sobre el supuesto ovni del que este pendía».
A partir de ahí, como decía, a partir de estos «veredictos», las fotos de Valderas serían desestimadas y, de rebote, todo lo concerniente al fenómeno «UMMO». Lo habían dicho franceses y norteamericanos…
¿Qué más podía pedirse?
«GSW»: ESTUDIO NULO
Vayamos por partes. A muy pocos, por supuesto, se les ocurrió dudar de la «sentencia» de los «nuevos dioses» (los gringos). Este investigador, sin embargo, más que escamado ante los gravísimos patinazos de Spaulding y Cia. (no es un chiste malévolo), quiso verificar un par de «detalles», apuntados en el referido «informe». Los resultados me dejaron perplejo…
«Después de obtener una copia de primera generación -reza el escrito de la GSW- de este supuesto incidente ovni, nuestro equipo de analistas preparó un negativo de alta resolución…»
¿Copia de primera generación?. ¡Qué extraño! Consulté a Rafael Farriols, dueño y depositario de los cinco únicos negativos conocidos hasta hoy sobre el ovni de Valderas. Farriols no había proporcionado copia alguna a la GSW. Y me remitió a Antonio Ribera, veterano investigador del fenómeno ovni y experto en «ummo». La conversación con Ribera fue esclarecedora. A petición de un tristemente célebre «vampiro» de la ufología (valenciano por más señas), Ribera envió al supuesto «investigador» una copia de una copia de las tomas del ovni. Esto, en definitiva, es lo único que llegó a USA. Poco después, el 28 de marzo de 1981, el propio Antonio Ribera me lo confirmaba en una carta. El párrafo en cuestión dice así:
«2.- El Dr. Claude Poher dice, en su análisis de los negativos de las fotos de San José de Valderas, que se pueden hacer dos listas: pruebas a favor de la autenticidad de las mismas; pruebas a favor de un fraude. El resultado, pues, es incierto. En cuanto al análisis -por llamarlo de alguna manera- que hizo William Spaulding, del GSW, utilizando el «scanner» empleado para «lavar» electrónicamente las fotos marcianas, dicho señor sólo utilizó una copia o positivo de segunda generación, lo cuál invalida, para mí, totalmente su análisis(*). No sólo ignoró las demás fotos de la serie y los negativos, sino también las declaraciones testificales. En algunas otras fotos de la serie se ve un objeto con «cuerpo», invalidando así su afirmación de que era un modelito plano.»
(En el margen izquierdo de la carta, a mano, Ribera añade: «(*) El supuesto «hilo» no se puede detectar en una copia, por causa de la difusión luminosa»).
¿Copia de primera generación?. ¡Falso!
Evidentemente, alguien mintió. Y dudo mucho que fuera la GSW… Entre otras razones, porque no son tontos.
La cuestión es que, como apunta Ribera, al trabajar sobre una copia-papel de segunda generación, el análisis resulta automáticamente nulo.
El segundo «detalle» del informe de Spaulding, aunque invalidado ya por lo citado anteriormente, se refería al «hilo» que, supuestamente, mantenía en el aire la maqueta. El instinto -supongo- me dió un toque…
Y en 1996 me decidí, depositando los cinco negativos originales del caso «Valderas» en la Jefatura de Investigación y Criminalistica de la Dirección General de la Guardia Civil, en Madrid. Las imágenes, gentilmente cedidas por Rafael Farriols, entraron en el Departamento de Acústica e Imagen de dicha Jefatura, siendo sometidas a un nuevo y minucioso examen. El entonces responsable de la Jefatura, teniente coronel Francisco Álvarez, dispuso de los cinco negativos el tiempo que consideró opurtuno. Ni que decir tiene que la pericia de estos especialistas de la Guardia Civil, y de los complejos medios utilizados en el análisis, están fuera de toda duda o sospecha.
Pues bien, algunos meses más tarde -en diciembre de ese mismo año de 1996- el teniente coronel me hacía entrega de los resultados. Unos resultados igualmente esclarecedores.
Y, para conjurar cualquier tipo de suspicacia, he creido conveniente reproducir, íntegramente, el citado estudio de la Benemérita. Es posible que el largo informe (52 páginas en el formato original) pueda resultar árido. Lo siento por el paciente lector, pero un mínimo de rigor y objetividad así lo reclaman. Que cada cuál saque las conclusiones que estime convenientes…
Y una última observación, antes de pasar al documento propiamente dicho. Naturalmente, junto a los cinco negativos originales, la Guardia Civil recibió también una copia de los «informes» ya citados (Poher y GSW) y de un tercero (AIMU), encargado por mí mismo, meses atrás, a un equipo de expertos en informática. La razón básica que me impulsó a encomendar la ejecución de este tercer trabajo era, justamente, tratar de confirmar lo expuesto por los especialistas de W. Spaulding. Ante mi sorpresa, las modernas técnicas electrónicas e informáticas – mucho más precisas que las utilizadas por la GSW en 1977- no descubrieron «hilo» alguno, sino una especie de «tubo» o «rayo luminoso», emitido por el ovni. En otras palabras: más confusión…
Dicho esto, pasemos directamente a la investigación y conclusiones de la Guardia Civil sobre los negativos del ovni de San José de Valderas.
LOS CINCO POSITIVOS ORIGINALES – NEGATIVOS 12,19,21,23 Y 24
FRANCISCO ALVAREZ SANCHEZ, CORONEL DE LA GUARDIA CIVIL,
CRIMINOLOGO, JEFE DEL CENTRO DE INVESTIGACION Y CRIMINALISTICA DE LA GUARDIA CIVIL, por el presente, emite el siguiente informe:
1.- INFORME SOBRE AUTENTICIDAD DE UNOS NEGATIVOS FOTOGRÁFICOS
D. Juan José Benítez, me requiere para que examine unos negativos fotográficos, al objeto de verificar si éstos presentan alguna manipulación que pudiera haber sido realizada con fines fraudulentos.
2.- CUESTIONES QUE SE PLANTEAN
El interés de la solicitud se concreta en las siguientes cuestiones a resolver:
– Verificar si los negativos fotográficos presentan alguna manipulación.
– Determinar si los negativos contienen imágenes de los objetos reales o, por el contrario, lo son de montajes intencionados.
3.- MATERIAL RECIBIDO
3.1.- Relación de las muestras.
El Sr. Benitez entrega para el análisis el siguiente material:
– Un estuche de diapositivas de la marca Kodak con la referencia «NEG.S.J.VALDERAS». (Fot.1).
Estuche con los negativos.
En su interior hay cinco (5) marquitos de diapositivas marca BRAUN NORNBERG referenciados de 1 a 5, que contiene cada uno UN NEGATIVO FOTOGRAFICO.(Fot.2.).
3.2.- Descripción y estado de las muestras
a) Marcos contenedores:(Fot.2).
Portanegativos, con la referencia.
Los negativos fotográficos, se encuentran instalados, en los marquitos referidos, los cuales se componen de dos partes ensambladas (gris y negra), y que, cada una a su vez sujeta un plástico duro, transparente, cuyo fin es proteger el negativo o diapositiva que se instale entre ellas de rozaduras, erosiones, suciedad, etc.
b) Los negativos:
En la fotografía nº3, se expone en positivo el contenido de los negativos. La exposición positiva está hecha por contacto.
Muestra en positivo, por contacto, de los negativos.
Los negativos fotográficos son de película en BLANCO Y NEGRO, de la que no se puede facilitar la marca ni las características técnicas, tal como la densidad u otras, si bien aparece en uno de ellos la referencia H 27 (negativo nº 12) de la que no se dispone de código a efectos de proporcionar una información fidedigna, aunque parece ser, corresponden a la marca VALCA y de una sensibilidad próxima a 400 ASA.
Aparece en el borde inferior de cada negativo un número y el mismo repetido con la letra A añadida, que sirve de indicador de ORDEN, determinándose así el que corresponde a cada fotograma en el conjunto de la película o rollo fotográfico.
Los negativos aparecen, en general, sucios, con rozaduras y forzados, en cuanto al espacio que ofrece cada marquito para su instalación. El negativo nº 12 aparece con varios dobleces, que se atribuye a que, él en particular, ha sufrido, en algún momento de su manipulación, una fuerte radiación de calor, hasta el punto de afectar al celuloide.
A continuación se describe cómo fueron archivados los negativos remitidos en sus respectivos marcos:
Marco de referencia 1.- El negativo presenta los números marginales 23 y 23A.
Marco de referencia 2.- El negativo tiene los números 24 y 24A.
Marco de referencia 3.- El negativo tiene los números 12 y 12A. El plástico protector de la cara gris aparece roto.
Marco de referncia 4.- El negativo tiene los números 21 y 21A.
Marco de referncia 5.- El negativo tiene los números 19 y 19A.
Del análisis de esta particularidad observada se deduce:
1. Que del filme original, faltan los negativos que discurren entre los números 12 a 24, lo que evidencia que:
a) Parte de la película no ha sido fotografiada (pases en blanco).
b) Diversos fotogramas resultaron defectuosos (por defecto de iluminación, enfoque, veladuras, etc.) y por ello han sido desechados.
c) Habiendo sido efectuados correctamente, el propietario no los entregó.
2. La secuencia fotográfica no ha sido efectuada como podría deducirse del orden asignado a los marquitos, sino que fue en el que se expone a partir del primer registro o referencia existente.
1ª toma: negativo 12-12A – Marquito 3
2ª a 7ª toma- No existen y deberían corresponder a los negativos nº 13-13A a 18-18A inclusive.
8ª toma- Negativo 19-19A – Marquito 5
9ª toma- No existe. Correspondería al negativo 20-20A
10ª toma- Negativo 21-21A – Marquito 4
11ª toma- No existe. Correspondería al negativo nº 22-22A
12ª toma- Negativo 23-23A. Marquito 1
13ª toma- Negativo 24-24A. Marquito 2
El hecho de que el orden de las fotografías que se deduce de las referencias del filme no se corresponda con el asignado de forma manual a los marquitos puede deberse no a una intencionalidad, sino simplemente, a alteraciones introducidas involuntariamente durante el proceso de escribir las referencias de los marcos, o en el de la instalación de los fotogramas en dichos contenedores. Por otra parte, cabe deducir que todos los negativos pertenecen a una sola película o rollo fotográfico, en razón de su calidad y en que los bordes derecho e izquierdo respectivos, de los negativos 23 y 24 corresponden a un único corte practicado para separarlos, lo que se puede comprobar en la fotografía nº 4.
No obstante, atendiendo al orden deducido en que se fueron realizando los fotogramas, y dado que ello impone un orden cronológico, se podría efectuar una comparación de su contenido con la panorámica del paisaje donde se supone fueron realizados y de ahí podría deducirse la trayectoria o desplazamiento del objeto móvil, supuesto OVNI.
Fotografía Nº4: extremos coincidentes de los negativos 23 y 24
a=emulsión de 24 en 23
b=emulsión de 23 en 24
4.- EQUIPO TECNICO-CIENTIFICO EMPLEADO
Una vez extraídos los negativos de los marquitos que les sirven de envase, se han examinado con un macroscopio estereoscópico WILD MS.8. dotado de un equipo AUTOPHOT, de la misma marca. Se ha utilizado iluminación episcópica y diascópica, procedente de fuente halógena con filtro catódico y luz fría (luz Volpi).
Se adjuntan las fotografías nºs 5 y 6 obtenidas a través de este equipo, de un testigo micrométrico, en el cual la separación real entre marcas contiguas es de 0.01 mm. En la fotografía nº 6 se expresa el aumento real obtenido, osea de x1600. Dentro de estos campos de aumento (entre x1 y x1600) se han obtenido las fotografías que aparecen en el informe. Así mismo, se ha dispuesto de un laboratorio fotográfico de blanco y negro (B/N) y de un sistema de procesado de color HOPE – 2000 (papel) y HOPE – C – 0508 – V (negativos).
Fotografía nº 5.- Testigo micromético. Divisiones de 0.01 mm.
Fotografía nº 6.- Testigo micrométrico. Aumento aproximado de 1600x
5.- DESARROLLO DEL ESTUDIO
5.1.- Análisis sobre la autenticidad de los negativos.
El estudio objetivo, en busca de verificar la autenticidad u originalidad de los objetos (negativos fotográficos), obliga a plantear las siguientes hipótesis de trabajo:
1º.- Verificar que no han sufrido manipulaciones que condicionen las imágenes de los positivos fotográficos que de ellos pudieran obtenerse.
2º.- Verificar la originalidad de los negativos, osea, poder establecer, con seguridad, que no se han obtenido de otros, o de otros positivos fotográficos.
A.- Primera hipótesis: Análisis sobre posibles manipulaciones.
Cualquier modificación de la imagen que se pretenda obtener en un positivo fotográfico, a de partir de un determinado negativo, ha de conseguirse por medio de manipulaciones técnico-artísticas que han de hacerse sobre él.
Si se trata de evitar fuertes contrastes en el positivo a realizar, debido a que en el negativo existen tonos procedentes de muy diferente iluminación, se puede conseguir produciendo sombras, durante el proceso de sensibilización del papel fotográfico (positivado), mientras se trabaja con la ampliadora. Con ello, se obtiene más suavidad en los tonos evitando así fuertes contrastes, pero no se modifican las imágenes, salvo que exista alguna que hubiera sido recogida muy débilmente, debido a una escasa cantidad de luz reflejada cuando se impresionó el negativo. Esta manipulación si se hubiese hecho en la elaboración de algún positivo, no comportaría retoques en el negativo del que procede.
Intentar eliminar imágenes en el positivo captadas en el negativo o, por el contrario, incorporar otras no existentes en el, impone tratar o manipular dicho negativo, incorporando sobre alguna de sus superficies, «mate» o «brillo», (preferiblemente en la mate), sustancias consistentes en pigmentos, pinturas, etc, ajenas al mismo, que en una observación efectuada con el equipo óptico referido, se evidenciarían inmediatamente.
A continuación se hace una breve descripción de qué es un negativo fotográfico, tal como el que se nos entrega para el examen. No se tiene en cuenta otro tipo de soporte, tal como cristal, a los que pueda hacer referencia la bibliografía especializada.
El soporte es (ver fig. 1 y fotografía nº 7) un acetato de celulosa («celuloide»), que lleva en una de sus caras («mate»), una película fotosensible llamada emulsión, cuya composición fundamental está conformada a base de halogenuros de plata, o sea plata y un elemento químico halógeno (bromo, yodo, cloro o fluor). Estos haluros de plata son sensibles a la luz. El bromuro de plata (AgBr) es el componente principal de las emulsiones de los negativos (películas). El cloruro de plata (AgCl) se utiliza fundamentalmente para el papel-copia (positivos).
Fotografía nº 7: sección transversal de un negativo.
a=Antihalo; c=Celuloide; e=Película fotosensible.
En la otra cara («brillo»), se suele añadir una película antihalo, que absorbe luz, para que no se produzcan rebotes de rayos luminosos que afecten a la emulsión, lo que evita imágenes difuminadas y mejora su nitidez en los positivos.
Por tanto, cualquier manipulación consistente en la alteración de la película, por eliminación o ataque a la misma, o bien por adición en alguna de sus caras de pigmentos, pinturas, etc. sería detectado en un examen óptico con instrumental adecuado.
Los negativos se han examinado con iluminación episcópica (luz incidente sobre el objeto), oblicua y rasante. En aumentos considerables x1000 aproximadamente, se observa el «grano» (partículas de la emulsión), completamente limpio de sustancias añadidas (fotog. 8, 9 y 10).
Fotografía nº8: Emulsión (grano). Zona oscura de un negativo.
Fotografía nº9: Emulsión (grano). Zona de densidad gris media del mismo negativo.
Fotografía nº10: Emulsión (grano). Zona gris clara progresiva del mismo negativo.
Como queda expuesto, se ha realizado el examen con luz oblicua de cada negativo, con gran detalle, utilizando aumentos de hasta x1200, recorriendo toda la superficie sobre la que se extiende el material fotosensible, encontrándose, accidentalmente, elementos o sustancias procedentes de cualquier manipulación o manejo llevada a cabo de forma natural, sin fines fraudulentos, o bien, debidos a la contaminación ambiental (fot. 11).
Fotografía nº 11.- Suciedad sobre un negativo. Luz oblicua.
(f, fibra de papel; p, mota de polvo)
Con la luz rasante se han detectado erosiones, suciedad y rayaduras que también hay que atribuir a los procesos de utilización o trabajo con los negativos, pues las referidas lesiones han sido producidas por el rozamiento con otros cuerpos, más duros que sus capas de gelatina, poliéster o el propio celuloide, como pueden ser los elementos de soporte de las ampliadoras, útiles de sujección, arrastramiento, etc. (fotog. 12, 13 y 14).
Fotografía nº13: Rozamientos (r) y polvo (p). Luz rasante.
Fotografía nº14: Suciedad (s) adherida, con restos de sudor. Luz rasante.
Posteriormente se analizaron con luz diascópica o trayectiva (el objeto se situa entre la fuente de luz y el objetivo el macroscopio para ser visto por transparencia). De este examen se expone una muestra fotográfica en la que se ha podido apreciar como los efectos de las rayaduras ocasionadas accidentalmente (Fotog. 15) los depósitos de suciedad (Fotog 16), etc, existentes en una cara, se transfieren a la otra como sombras.
Fotografía nº15: Sombra producida por surcos y lesiones en la cara opuesta. Luz diascópica.
Fotografía nº16: Sombras producidas por suciedad en cara opuesta. Luz diascópica.
El enfoque óptico durante el examen se ha efectuado sobre cada una de las dos caras del negativo.
Cabe señalar como detalle particular, que en el negativo nº 21, al ser ampliado (Fot 17 y 18), aparecen unas «manchas-lunares». Estas manchas se atribuyen a «ataques» de cloro, sufridos por la película fotosensible, o que pudieran ser microscópicas cristalizaciones, depositadas en el negativo, debidas a las sustancias disueltas en el agua utilizada en los procesos de revelado y lavado en el laboratorio. Su distribución permite deducir que también, podrían deberse a haber tenido contacto la película, estando húmeda, con una superficie tramada (bayeta, tejido, etc). No se debe descartar que hayan sufrido algún deterioro en el proceso de estudio llevado a cabo en la realización del «ANALISIS INFOGRAFICO DEL MATERIAL UFOLOGICO» (AIMU), tal como en el mismo se explica. (Cita en página 7 y excusa en la página 19 del AIMU).
Fotografía nº17: Manchas lunares. Luz discópica.
Fotografía nº18: Manchas lunares. Luz discópica.
Fotografía nº19: Lesiones (l) provocadas.
Resumen:
Del análisis efectuado de los negativos remitidos, se comprueba que sobre ellos no se ha llevado a cabo ninguna manipulación fraudulenta y las anomalías que presentan y que aparecerán en los positivos que de ellos se obtengan, han sido producidas ocasionalmente y no afectan al tema sobre el que tratan.
B.- Segunda hipótesis: Originalidad de los objetos fotografiados.
Poder demostrar que los negativos fotografiados se han obtenido directamente de la realidad y que no son un fruto de reproducción de otros positivos fotográficos o de montajes artísticos, es prácticamente imposible porque la película es fotosensible en un plano (imagen bidimensional) que se impresiona por la luz reflejada del objeto que se fotografía, ya sea este de dos o de tres dimensiones.
Si se rechaza, siguiendo un ánimo escéptico, que las imágenes de los negativos remitidos son el reflejo de una realidad y se supone que es un trabajo de composición, cabría estudiar este supuesto sobre unas nuevas hipótesis de trabajo.
1ª.- Montaje de imágenes. Sobre una reproducción del paisaje, se añaden imágenes (dibujadas o fotografiadas) del OVNI, para después ser fotografiada la composición preparada.
2ª.- Imagen fundida de dos negativos. Efectuadas fotos directas, por un lado de la realidad (paisajes) y de otro de dibujos sobre un fondo monocromático y claro («OVNI»), se puede obtener un positivo único, en el que se recojan fundidas las imágenes de cada uno de los negativos obtenidos.
A) Desarrollo del estudio sobre montaje de imágenes.
a) Si se cuenta con una ampliación fotográfica de un paisaje sobre el que se hayan adherido nuevas imágenes y este conjunto se hubiera fotografiado de nuevo para conseguir un negativo que disimulara la manipulación hecha, podría haberse recogido en el nuevo encuadre algún extremo o borde rectilíneo del positivo matriz, lo que no existe en ninguno de los fotogramas remitidos. Este elemento, en caso de haberse hallado, sería demostrativo de fraude. Tampoco supone gran dificultad evitar fotografiar los bordes, sino todo lo contrario, ya que se consigue fácilmente reduciendo el campo de encuadre.
b) Por otra parte, es frecuente que un positivo fotográfico sufra en su manejo erosiones o lesiones como las que se exponen en la fotografía nº 19.
Si de un positivo con este tipo de deterioro se obtiene un negativo, este registrará la lesión y en una proyección del mismo aumentada de 8 a 10 veces, o examinada por transparencia (diascopia) con estos aumentos o más, debería poder comprobarse la existencia del fraude, lo que en este caso no ha sido posible determinar. Hay que hacer constar, que algún deterioro de los referidos, podría quedar camuflado en la zona que reproduce el campo y haber pasado desapercibido.
c) Si sobre el positivo fotográfico del paisaje, se incorpora por adhesión una nueva imagen sobre un soporte de cierto grosor (papel fotográfico, cartulina, etc.) y de bordes recortados, es muy probable que se produjeran, al ser fotografiado el conjunto, figuras de contornos duros, con fuerte contraste de grises, en contraposición de los de tonalidad progresiva, como ocurre en cualquier caso de los negativos que se estudian. Estos contrastes, en realidad provendrían de sombras marginales, producidas por el borde opuesto del soporte añadido, respecto a aquel que se encuentra próximo a una única fuente luminosa (ver Figura nº 2). Si se utilizaran dos fuentes de luz situadas en línea, pero una a cada lado de la cámara, frecuentes en los equipos de reproducción fotográfica, o bien una luz ambiente, los contrastes o sombras quedarían muy mitigados (Figura nº 3).
d) Sobre un positivo del paisaje, se incorpora una imagen proyectada por transparencia. En este caso, la fotografía que se obtuviera del montaje, no acusaría los contrastes de los bordes y por tanto no se podrían encontrar indicios fiables de la posible manipulación o montaje fraudulento. Este trabajo presentaría el inconveniente de tener que manejar positivos muy amplios, para recibir por proyección (diapositiva) otra imagen proporcionalmente muy reducida.
Cabe también suponer una maniobra inversa, o sea, sobre un dibujo de fondo claro en el que estuviera reproducido un OVNI, se proyectaría (diapositiva) el paisaje, para después fotografiar este conjunto. Este supuesto sería de más fácil realización y hecho con algún cuidado, no podría detectarse la manipulación en el negativo obtenido.
B.- Desarrollo del estudio sobre obtención de un positivo, por fusión de imágenes de dos negativos.
Esta técnica se utiliza para producir diseños, crear imágenes «fantasmas», añadir una imagen a otra, etc. A este procedimiento se le conoce como «positivado por combinación de negativos».
Consiste en superponer dos negativos de forma que de ellos se obtenga un sólo positivo. Puede hacerse en «sandwich» (1) o sea, superponiendo los negativos, de forma que las emulsiones estén en contacto, o bien uno sobre otro (2) en contacto el envés y revés respectivo. También puede hacerse pasando en primer lugar a un papel-copia la imagen de un negativo y a continuación, sobre el mismo, la del segundo (montaje).
El ejemplo que se expone ha sido hecho por el procedimiento (2), o sea, superponiendo dos negativos. El primero (a) es una puesta de sol (foto. 20) y el segundo (b) de un árbol (foto.21). La superposición nos da el positivo (c) mezcla (foto.22). Si se sometiera a examen el positivo (c), sin conocer la existencia de dos negativos u otros datos objetivos, tal como el paisaje real, sería prácticamente imposible descubrir la manipulación y ofrecer una conclusión inequívoca. Téngase en cuenta que el montaje en color podría aportar alguna «sospecha», por el cruce de tonos cromáticos, lo que se oculta de forma irremediable en trabajos en blanco y negro, pues no se pueden separar los «grises».
Fotografía nº 20.- Puesta de sol (a)
Fotografía nº 21.- Arbol (b)
Fotografía nº 22.- Montaje (a + b)
Resumen:
En el caso que nos ocupa, se nos ofrecen unos negativos que en sí mismos (soporte) no aparecen signos de manipulación fraudulenta, pero no puede descartarse o dejar de sospechar sobre la posibilidad de que se hayan obtenido por medio de una «manipulación» técnica o montaje.
5.2. Impresiones marginales de los negativos.
Aunque la observación que a continuación se detalla, se expone en este párrafo del informe, fue detectada en el examen preliminar de los negativos, por lo que quizás hubiera haber constado con anterioridad, no obstante, la conclusión inequívoca obtenida, hizo que perdiera su prioridad cronológica.
Se trata de que en la zona marginal de los negativos, o sea, en los bordes superior e inferior en que se encuentran practicadas las perforaciones o ventanas que facilitan el arrastre y dirección de la película, aparecen reproducciones parciales de otras ventanas (V), y sobre todo, fracciones del paisaje (P), que nunca deberían haber llegado a formarse. Véase a titulo de ejemplo la fotografía n0 23, obtenida del cliché completo n0 24-24A. Esto hizo sospechar que los negativos facilitados, pudieran ser copias «por contacto» de otros.
Fotografía nº 23.- Reproducción del clisé nº 24 completo. Reproducciones del «paisaje» (P) y de ventanas (V).
a) Reproducción de Ventanas.
Explicamos brevemente como se realiza una copia «por contacto».
En un cuarto oscuro se sitúa sobre un plano una película virgen y sobre ella el negativo matriz. A continuación se da luz, lo que hace que la película virgen (internegativo) recoja la imagen de la matriz, invirtiendo los claroscuros. Una vez revelado, se utiliza como matriz, en una operación similar a la anterior, obteniendo con ello una nueva reproducción, que será fidedigna de la primera matriz, o sea, habremos conseguido unos negativos-copia de los originales.
Las marcas de luz (V),observadas en los negativos remitidos, han sido producidas por otras ventanas, lo que permiten suponer que los negativos, no fueran originales sino reproducciones de otros, obtenidos «por contacto» y que por no haber cuidado en hacer coincidir las referidas ventanas de los negativos matriz, con las del internegativo, se habría producido un paso de luz, del que quedaría constancia en dicho internegativo. Otro tanto ocurriría si el desplazamiento, o no coincidencia de ventanas, hubiera ocurrido entre el internegativo y su filme copia. No obstante, esto no es así porque si se hubieran superpuesto aleatoriamente dos filmes, el desplazamiento que acusan unas ventanas se debería haber producido en las contiguas, tal como se reproduce en las fotografías nº 24 y 24 bis, muestras de los experimentos realizados en nuestro laboratorio. El que esto no se aprecie en los negativos estudiados, obliga a desechar la hipótesis de «negativos-copia».
Fotografía nº 24: imagen de ventanas (i) por desplazamiento de los orificios de la MATRIZ y del INTERNEGATIVO (muestra de laboratorio).
Fotografía n 24 bis: marcas marginales en las películas (m).
También, debería ocurrir que en los bordes de los negativos-copia, queden reproducidas las referencias de los negativos-matriz (marcas y números de orden). Ver en fotografía nº 24 bis, las marcas de : KODAK, SAFBTY FILM, nº 19 A.
En los negativos remitidos, no aparecen más referencias, que las propias originales. Después de plantear varias hipótesis, cuyas soluciones dieran una respuesta clara y convincente sobre la cuestión planteada (esclarecer el origen de las imágenes referidas), la única válida fue la de que, una vez impresionados una serie de negativos del filme, sin haber rebobinado el carrete para dejarlo recogido en el chasis, se abrió la máquina a la luz y se cerró rápidamente.
A continuación, para apoyar sucesivas explicaciones se expone la fotografía nº 25, en la que se puede ver una máquina fotográfica abierta y sin carrete.
Fotografía nº 25.- Cámara abierta.
En ella, destacamos como zonas de interés:
1.-Hueco para la instalación del «chasis», portacarrete.
2.-Rodillo de enganche de la película.
3.-Rodillo guía que con 2, forma el conjunto de arrastre. Ambos tienen resaltes que se introducen en las ventanas marginales de la película.
4.-Guías de la película, para que no sufra desplazamientos que «desencuadrarían» los fotogramas.
5.-Placa que por compresión sobre las guías, mantiene la película extendida y plana, conformando así el «plano de enfoque».
6.-Ventana de encuadre, que permite la impresión del negativo. (Ver también foto-grafías nº 26 y 27). Sus limites son a, b,c y d. Sus dimensiones son ac= 24 mm, cd= 36 mm.
7.-Ver fotografías 26 y 27 en ellas se señalan las:
– Guías e.-Impiden que el negativo se desplace en sentido vertical, hacia arriba o hacia abajo.
– Guías L-Sirven para que la película quede apoyada en sus extremos distales (zona de perforaciones en forma de cuadros), y obligada por la placa 5 (foto.nº 25) para que se forme un plano perfecto.
– Resaltes t (foto.nº 26).-Sirven para una vez introducidos en las ventanas perforadas de la película, tirar de ella y guiarla, cuando se acciona el mecanismo de arrastre.
Fotografía nº 26: Ventana de encuadre (abcd). Dientes de arrastre (t).
Fotografía nº 27: Detalle de la ventana de encuadre, con sus límites, con el obturador abierto.
Volviendo a la hipótesis de que la máquina se abre de forma imprevista, ocurre que la luz impresiona el negativo, dejando «veladas» las zonas desprotegidas (foto.nº 28) que son, la superficie rectangular (A) y la parte enrollada (E) al rodillo de arrastre.
Fotografía nº 28.- Cámara con carrete, sin rebobinar.
Si consideramos que el enrollamiento del filme sobre sí mismo (E) conforma un imaginario cilindro, en caso de una apertura accidental del cuerpo de cámara, sólo recibe luz la capa exterior del mismo, pues la zona interior queda cubierta, en parte por las paredes del receptáculo de alojamiento. Por otra parte, las capas más internas, quedan protegidas por las exteriores, o sea, que la luz incide con más intensidad en las áreas del negativo próximas a la generatriz más externa del cilindro y en las capas más externas de la espiral.
En la fotografía núm 29, se expone a titulo de ejemplo, una de las experiencias efectuadas, explicándolas a continuación:
Se ha introducido una película en una cámara y se ha impresionado completa, fotografiando un objeto (fachada y ramaje). Sin rebobinarla, se abre la cámara y se vuelve a cerrar. Posteriormente, se rebobina el filme, se revela y a continuación, se obtiene por contacto un positivo (Fotografía 29), en el que fraccionadamente, en bandas, se exponen los fotogramas y que naturalmente son consecutivos.
Como puede observarse, hay zonas absolutamente veladas, y otras que lo son en menos intensidad y menos superficie.
Como es lógico la veladura, afecta tanto a la zona marginal de las ventanas (ZMV), como a la imagen impresionada del objeto (IIO) y así lo evidencian los fotogramas: 27, 26, 25, y 24. Se puede observar como una veladura, afecta a un área muy estrecha en el 23 y a una zona amplia del 22, pero en éste, ya se puede apreciar el objeto (fachada-ramaje). A partir de aquí, ya solamente afectan las veladuras a la zona marginal de ventanas, en los fotogramas: 21, 20,19, 18, ligeramente el 17, y un poco más el 16, quedando sin velar los quince fotogramas siguientes.
Fotografía nº 29: Reproducción en positivo de una película en la que se abrió la cámara estando el filme sin rebobinar.
Pero aquí, hay que llamar la atención en el sentido de que los fotogramas 21 al 16, que presentan veladuras en los bordes de las ventanas (ZMV), no han sido afectadas, de forma apreciable, las imágenes del objeto contenido en el negativo. Esto tiene una explicación que se condensa en los siguientes puntos:
1º.-EI paso de la luz por las ventanas de arrastre es libre, sin interferencias, no así por la zona central, que como es lógico el material fotosensible opone cierta resistencia al paso de la luz.
2º.-La luz que llega a los fotogramas más internos es difusa y como tal, incide sobre los negativos ya expuestos, lo que se traduce en definitiva, como si el fotograma hubiera sido sobreexpuesto (mayor diafragma o más tiempo de exposición que el necesario).
3º.- No se producen imágenes superpuestas porque la zona de negativo que recibe la luz al abrir la cámara, no tiene «enfocada» sobre sí ninguna imagen, pues las de los fotogramas superpuestos, de los que podría ser «copia», aunque tuvieran configuradas imágenes concretas, éstas desaparecen como tales al velarse completamente la zona en las que estuvieran.
Por todo, los cuerpos centrales de los negativos situados en las capas más internas de la espiral, quedan protegidos de la luz, y no tanto, en la zona impresionable de sus bordes (ventanas).
La forma en que aparecen las veladuras de las ventanas, confirma que el orden cronológico en que se realizaron los fotogramas coincide con el que se deduce de la propia película (12, 19, 21, 23 y 24).
Otra suposición de la formación de las imágenes «ventana», podría tener su fundamento en que cuando no funciona o no existe la placa 5 (ver fotografía nº 25), el carrete puede quedar curvado (tendencia procedente de la deformación ocasionada por su almacenamiento en el chasis), y como consecuencia de ello, no se apoyarían las zonas marginales en las guías, lo que podría crear veladuras en esta zona.
Ahora bien, las veladuras no tendrían perfectamente definida la marca de la ventana y además, y muy importante, el motivo fotografiado aparecería desenfocado en la zona central, lo que no ocurre y por tanto hace que se desestime el supuesto explicado.
Resumen:
Así pues, queda demostrado fehacientemente que el hecho de que aparezcan en los negativos objeto de estudio, imágenes de ventanas de arrastre, éstas proceden del propio negativo y no provienen de otro matriz que pudiera haber sido utilizado en una manipulación de copia o reproducción.
b) Reproducción del paisaje en la zona exterior del negativo.
Los cinco negativos objeto de examen, tienen entre algunas ventanas inferiores, unas imágenes que corresponden, inequívocamente, a zonas del mismo paisaje que se impresionó en el negativo correspondiente.
Después de varios supuestos, en los que se incluía algún tipo de manipulación en laboratorio, por ejemplo, proyecciones de otros negativos o diapositivas, se llega a la conclusión de que estas imágenes se producen, simultáneamente con la impresión del tema que ocupa la parte inferior del negativo (campo de hierbas).
Se demuestra esta deducción por lo siguiente:
Sobre una transparencia de acetato(T. A.), se escriben con diferentes tintas los bordes de las imágenes marginales impresionadas en los negativos, que reproducen en los positivos 30, 31, 32, 33 y 34.
Con tinta NEGRA, los del negativo 12.
Con tinta ROJA, los del negativo 19.
Con tinta VERDE, los del negativo 23 (sólo el límite a , pues el resto coincide con los bordes definidos procedentes de 12 y 19).
Estos positivos se han obtenido en la procesadora de color, HOPE 2000, al objeto de que el tiempo de exposición, la intensidad de la luz y el tiempo de revelado del papel fuera exactamente controlado. Las actividades manuales propias de un laboratorio RIN, pueden introducir alguna modificación imperceptible, pero trascendente en el resultado final.
Las imágenes basales de los negativos, aparecen con formas diferentes entre ellas y se debe, fundamentalmente, a la posición que ocupan respecto a los bordes de la ventanas con las que coinciden. En la comparación por superposición que se efectúe entre las imágenes manuscritas del ACETATO con cada positivo, se puede advertir plena concordancia.
Anteriormente se ha expuesto, que los negativos eran originales, o sea, no eran copias por contacto de otros, puesto que se han obtenido en una cámara fotográfica.
Pues bien, las dos condiciones anteriores, negativos originales e imágenes basales coincidentes, determinan sin duda, que dichas impresiones anómalas eran recogidas por los negativos en la zona marginal debido a un deterioro en el cuerpo de la cámara.
Este deterioro, consiste en una grieta (G), situada debajo de la guía (f) del cuerpo de la cámara (fotg.nº 35) con la que se obtuvieron los negativos.
De otra forma, no tendrían por qué coincidir en su ubicación, las imágenes basales entre sí y respecto a los límites del cuerpo central de los negativos.
En las fotografías 30 a 34, se puede observar como las imágenes basales más perceptibles, coinciden en el tema central de su negativo respectivo, así como en la intensidad luminosa del mismo, circunstancia ésta, muy cualificadora, de que cada imagen marginal se impresionó simultáneamente con la del tema principal.
Transparencia.
Fotografías nº 30 a 34.
Fotografía n º 35.- Detalle de cuerpo de cámara.
Sobre la misma trasparencia (T.A.), se marcan puntos concretos del borde de los negativos, consistentes en deformaciones, suciedad, defectos de construcción en las esquinas, etc, particularidades éstas, que resultan ser signos de individualidad, que pueden utilizarse para identificar la máquina en la que se obtuvieron los negativos. Por otra parte, estos signos conducen a la deducción de que la referida máquina estaba muy descuidada, con lesiones y es de baja calidad.
Resumen:
Los negativos, han sido hechos en una misma máquina, y no son copias por contacto. La máquina tiene propiedades de baja calidad y características de estar descuidada.
5.3. Examen de la LUMINOSIDAD.-
5.3.1. La Luminosidad de los NEGATIVOS.
En una reproducción simultánea por contacto, de los cinco negativos se observa que la impresión de la luz ambiente es variable (fotografía nº 36).
Con el objeto de verificar que las diferencias no sean debidas a las manipulaciones llevadas a cabo en el laboratorio, se obtiene otro positivo, simultáneo y por contacto, modificando aleatoriamente las posiciones relativas entre ellos, obteniendo así la fotografía nº 37.
Fotografía nº 36: Exposición simultánea por contacto de los NEGATIVOS.
Fotografía nº 37: Exposición simultánea, por contacto de los NEGATIVOS.
Del estudio de los dos positivos (36 y 37) se deducen:
a) Que los negativos, 12 y 19, están más «cortos’ de luz que los tres restantes, o sea, que si se operaba en las mismas condiciones de diafragma (d) y tiempo de exposición (t), la luminosidad ambiente, era menor en 12 y 19 que en el resto. Esta diferencia de luminosidad habría que atribuirla a un oscurecimiento de la luz solar (nubes). A esto cabe oponer que en el cielo fotografiado no hay nubes, por lo que resulta lógico desechar esta hipótesis.
b) Si la cámara fuera automática y se usa en esta disposición, la acción fotómetro-diafragma, puede introducir contraste entre la zona de grises (campo de hierbas) y la zona clara (cielo), pero ello conllevaría a que serían más contrastadas las zonas en cada negativo (campo oscuro-campo claro), pero no influiría en la diferente «iluminación» de los negativos. Así pues, tampoco esta hipótesis es aceptable.
Hay que pensar por tanto, en que la diferente «claridad» de los negativos entre sí, se debe
a) Operaciones del usuario con diafragma y/o obturador, o
b) trabajar con luces artificiales.
Desarrollo de la hipótesis en su conjunto a) y b) y resultado.
Las condiciones de la cámara (calidad y estado de uso), ponen en duda la capacidad de poder efectuar delicadas maniobras de control de luz (fotómetro, diafragma, obturador, sensibilidad del filme). No obstante y supuesto que se pudieran hacer, hay un punto de difícil explicación, y es que en el negativo 19, hay dos zonas-izquierda (1) y derecha (D), de muy diferente luminosidad (ver fotografías nº 36 y 37).
Esto no cabe atribuirlo a la luz ambiente (luz solar, con o sin nubes). Habría que atribuirlo a que este negativo, ha sido obtenido en un proceso, en el que en algún momento se ha utilizado luz artificial y la zona D, ha tenido menos iluminación que la I. Algo semejante ocurre, aunque con menor intensidad en el negativo 12.
No cabe atribuirlo a la influencia de haber abierto la cámara, con el negativo sin rebobinar, porque precisamente estos negativos 12 y 19, no presentan veladuras en las imágenes veladas de las ventanas, que aparecen con nitidez en 23 y 24, por lo tanto no sufrieron las consecuencias de la apertura indebida.
Por otra parte, los negativos 21, 23 y 24, tienen un nivel superior de luminosidad que los 12 y 19, y aquellos entre sí por este orden, 21 más que 23 y éste más que 24. Esta deducción es objetiva pues se extrae del examen de los positivos elaborados simultáneamente y por contacto, de los negativos objeto de examen.
5.3.2. Luminosidad de los OBJETOS.-
Observando, los pilares de las lindes, (A y B) en la fotografía 38 (reproducción del negativo 23), se obtiene que la cara a recibe más luz (brillo) que la b (sombreada). Imaginando la dirección de la luz, en sentido próximo a la perpendicular de la cara a del poste, el OVNI, tiene una iluminación concordante con la del poste, en cuanto a zonas iluminadas (reflejan luz) y zonas oscuras (no reciben luz directa). Lo mismo se aprecia en el negativo 24 (ver fotografía nº 34).
Fotografía n º 38: dirección de la luz.
Otro tanto cabría decir, respecto a lo que se observa en el negativo 21 (fotografía nº 39), o sea, que existe concordancia en zonas de diferente intensidad luminosa.
Fotografía n º 39: dirección de la luz.
Esta coincidencia, en cuanto a la existencia de zonas de diferente nivel de luminosidad, también se observa en la fotografía nº 40, del negativo 12. En el edificio, la torre tiene bien determinada la dirección de la luz.
Y también se marca para la zona de la derecha (edificio), aunque pudiera ser que la casa estuviese pintada de color claro o blanco, lo que induciría a error en la interpretación. No obstante el poste A, deja marcadas las caras a y b con diferente intensidad de reflexión de luz.
Fotografía nº 40: dirección de la luz.
Al examinar las imágenes del negativo 19, (fotografía 41), es incongruente la luminosidad del OVNI respecto a cualquier objeto fotografiado.
Fotografía n º 41: dirección de la luz.
Veamos:
a) Si la dirección de la luz, fuese sensiblemente perpendicular a la cara a del poste A, (postes en forma de prisma cuadrangular), la zona X del OVNI, tendría que ser sensiblemente más oscura que la d.
b) Si la dirección de la luz, es sensiblemente perpendicular a la cara b del poste (cara oscura), o sea dirección cb, el OVNI, tendría su parte fotografiada, en contraluz, o sea que aparecería con una imagen en un grado de oscuridad elevado, lo que no ocurre, y se observa muy contrastada su superficie con la imagen oscura central y concordante con la claridad del cielo.
No se observan sombras de los objetos fotografiados, sobre el suelo, por ejemplo la procedente de torre eléctrica, postes, árboles, etc, no obstante, las caras de los postes de las lindes si son útiles para poder deducir la dirección de la luz, aunque no de manera exacta, sino simplemente de orientación.
Resumen. –
Hay dos deducciones objetivas, que permiten entrar en sospecha de posibles manipulaciones fraudulentas, obtenidas del análisis de la luminosidad de los negativos:
lº) Que el negativo 19, presenta signos de haber sido obtenido a través de una serie de operaciones en las que en algún momento se utilizó luz artificial.
2º) En el negativo 19, no existe coherencia entre la luz que refleja el OVNI y la que reflejan los postes del campo.
5.4.- Marcas y señales en los negativos.
En los positivos obtenidos de los negativos nº 12, nº 23 y nº 24, aparecen unas imágenes anómalas que a continuación se describen:
En el positivo procedente del negativo nº 24, en la esquina superior izquierda, aparece una marca ajena al paisaje. Examinado directamente el negativo, se puede comprobar cómo existe, en el lugar referido, una lesión (1), causada por rozamiento, que alcanza a la emulsión y que al eliminar ésta en el área rozada deja trasparente el celuloide o sea, sin grano, lo que origina en los positivos una imagen o señal peculiar extraña al paisaje. En las fotografías nº 42 y 43 se ofrecen detalles de la lesión.
Fotografía nº 42: Negativo 24. Lesión (l).
Fotografía nº 43: Detalle de la lesión (negativo 24).
Otro tanto ocurre en el negativo nº 23, precisamente en una zona similar.
Sin embargo, en el negativo nº 12, las imágenes que transmite a los positivos que de él se obtienen (marcas en esquina superior izquierda), no son producto de lesión. En las fotografías nº 44 a nº 46, se puede comprobar cómo existe una absoluta continuidad en el grano de la emulsión y por tanto no existe lesión por rozamiento.
La imagen hay que atribuirla a un conjunto de brillos y sombras captado por el negativo ajeno al tema fotografiado. Es muy probable que este negativo se haya obtenido de una fotografía, sobre la que obrase un cristal, para mantenerla en razón del peso del mismo perfectamente aplanada.
Es quizá, el signo o indicio que más fuerza aporta para admitir que los negativos estudiados, no ofrecen imágenes reales, sino las conseguidas a través de un proceso de laboratorio.
Fotografía nº 44: Imágenes (a y b) en negativo 12.
Fotografía nº 45: Detalle de la imagen a en la que se aprecia la continuidad del grano. r= rayaduras en la cara opuesta. Luz diascópica.
Fotografía nº 46: Detalle de la imagen b es la que se aprecia la continuidad de grano. Luz diascópica.
5.5.- Comentarios al informe «Análisis Infográfico del Material Ufológico» (AIMU).
En el informe AIMU, se explica que la línea que aparece en un negativo (que por otros estudios se definió como un «elemento sustentador del objeto-ovni» ) se define como un «rayo» emitido por el OVNI.
Pues bien, examinada esa zona del negativo 24 y reproducida en las fotografías nº 47 a 50, no se observa ninguna imagen fotográfica de «elemento sustentador» o «rayo», o sea, que dicha imagen haya sido definida en el negativo por la reacción de los halogenuros del material sensible con la luz. Sin embargo examinando el negativo con luz rasante, se puede observar como existe una lesión o rayadura (l.r) en el negativo (fotografías 47 y 48) que coincide exactamente con la supuesta línea («rayo de luz» o «hilo»).
Fotografía nº 47: El supuesto elemento radiente o hilo no es otra cosa que una lesión en el negativo.
Fotografía nº 48: Ampliación de lo recogido en Fot. 47.
Fotografía nº 49: Grano de la zona de «rayado».
Fotografía nº 50: Grano de la zona de «rayado».
El hecho de que en el AIMU, se haya reproducido una imagen rectilínea, que confunde al especialista que hizo el informe, tiene una sencilla explicación. Los «escáner», envían la señal «leída» al detector, por medio de un rayo (luz o láser), que incide previamente sobre la muestra. Esta «lectura» o incidencia del rayo sobre la muestra es oblicua con lo cual puede interferir (captar) directamente la rayadura o lesión (l.r.), o una sombra de la misma (s.l). En cualquier caso, el escáner registrará una línea, que el terminal impresor reproducirá, y que los expertos deben averiguar o deducir su origen sobre el objeto (negativo). Estos equipos no son mas que transmisores de imágenes sin más beneficios que la posibilidad posterior de «manipular» las señales digitales que almacena.
Si ante esta observación, se hubiera examinado el propio objeto, o sea cada negativo, no la imagen obtenida, se habrían evitado errores sobre los que se estructuran teorías subjetivas, o se desechan realidades que pueden conducir a investigaciones provechosas.
Concretando, sobre las particularidades más subjetivas, que pueden inducir a error, del informe AIMU y con las que no estamos de acuerdo resaltamos:
Página 5 segunda.- Teniendo en cuenta que el cliché nº 1 es una reproducción del nº 2.(Incierto absolutamente).
Página 8.- supuesto «….el material ha sufrido una fuerte radiación aún sin definir «. (Carece de objetividad).
Plan variaciones de vuelo. – Nuestro comentario es, respecto a lo que se explica en AIMU, que se desconocen parámetros de situación y de referencia topográfica, en una palabra de posición relativa entre objetos. No se puede olvidar que la fotografía traslada la imagen tridimensional a una bidimensional, como si se tratara de una proyección, en el mejor de los casos ortogonal, perdiéndose por tanto, el parámetro de «fondo». Cualquier cálculo que se haga no pasa de ser una especulación, pues implica definir dimensiones, que en el negativo no tienen determinación. Hay que decir que el único método útil, para poder establecer dimensiones en cuerpos volumétricos, o en el espacio, solamente se puede conseguir por fotogrametría, técnica que no explicamos por no venir al caso, pero que permite reconstruir volúmenes a partir de dos imágenes fotográficas obtenidas con técnicas estereoscópicas, nunca con una sola fotografía.
Volviendo al particular, de que en el negativo nº 24, se observa una raya que, al parecer, ha sido interpretada malintencionadamente, como la imagen de un «elemento sustentador» que sujeta al «OVNI», la conclusión del AIMU en su apartado «Reverse de un elemento receptor/emisor visible en la parte más alta del objeto», dice:
«Se ha definido como un elemento radiante o detector situado en la parte superior del objeto, indetectable por sistemas convencionales, pero existente al estar configurado dentro de la propia imagen «. Nuestra opinión es que se trata de una conclusión ilusoria, osada y fraudulenta de principio a fin, impropia de alguien que se tilde o alardee de utilizar la ciencia o tecnología científica.
Observada con el equipo óptico descrito al principio de nuestro informe, la zona de negativo en que el OVNI ofrece para AIMU, una vez «escaneado», un «elemento radiante», se puede comprobar en las fotografías 47 y 48, como en esa zona del negativo, existen un sinfín de lesiones, entre ellas una rectilínea (l.r.) que se extiende desde el borde del encuadre basta la imagen del OVNI. En ambas fotografías, pero con más nitidez en la 48, pueden observarse las sombras de las lesiones (s.l.). Observada la misma zona, con luz transmitida o diascópica, enfrentando a la óptica, consecutivamente, cada una de las caras (brillo y mate) del negativo, se obtiene el resultado de que el «grano» no ha sufrido lesión, pues no se observa alteración en su homogénea distribución (ver fotografías 49 y 50), por lo que en la obtención de positivos fotográficos no se observa el surco o rayadura. El «elemento radiante» o «elemento sustentador» indetectables no son más que una lesión del negativo o tal vez su sombra.
5.6.Otras observaciones.-
a) Cálculos métricos: Podrían llevarse a cabo cálculos métricos, sobre los objetos reproducidos, pero para ello se necesitarían datos muy exactos obtenidos del propio terreno, así como de las características del objetivo de la cámara.
Estas comprobaciones matemáticas tendrían como fin, verificar si el objeto desconocido (OVNI), ofrece dimensiones constantes, pues en caso contrario, determinaría que sería el producto de una manipulación en la que no se habría cuidado este extremo. En caso de que el tamaño resultara aceptablemente constante, tampoco resolvería la duda sobre la veracidad o autenticidad de los hechos que se deducen del trabajo efectuado con los negativos.
b) Testigos oculares: Por otra parte, si el «avistamiento» del objeto fotografiado no fue sólo del fotógrafo, sino de otras personas o si existe algún registro en alguna entidad pública o privada de la presencia del objeto, a la muestra fotográfica habría que concederla un margen superior de credibilidad respecto al que, de por sí misma, ofrece.
6.- CONCLUSIONES.
A la vista de cuanto antecede, resulta consecuente concretar el estudio en las siguientes conclusiones:
1º)-Los negativos remitidos y examinados, no contienen indicios de haber sido manipulados.
2º) Son originales en cuanto a que han sido obtenidos en una misma máquina fotográfica, la cual no es de buena calidad, ni estaba en buen estado de uso. Es muy probable que con el carrete impresionado y sin rebobinar, se abriera la máquina, lo que originó veladuras, visibles en los negativos.
3º)-No aparecen señales inequívocas de que los negativos examinados sean producto de montaje o cualquier manipulación fraudulenta. No obstante, en razón de la no concordancia en la luminosidad entre los negativos y entre los objetos fotografiados, así como la aparente iluminación artificial en el negativo 19 y unas imágenes anómalas (brillos y sombras) en el negativo 12, no se descarta la duda de que su elaboración haya sido fraudulenta.
4º).-La supuesta línea recta, que puede aparecer en las reproducciones del negativo nº 24 que alguien, maliciosamente, considera o define como «un elemento sustentador del OVNI» y en el «Análisis Infográfico de Material Ufológico», lo interpretan como un «elemento radiante indetectable», no es más que la reproducción de una rayadura que sufre el negativo. Planteado en la Macaroba, elaborado en Madrid, donde fue concluido el día 30 de Diciembre de 1.996.
ALGUNOS INEVITABLES COMENTARIOS
* En mi opinión, una de las conclusiones clave de la Guardia Civil es que en los negativos del ovni de Valderas «no existe hilo alguno o elemento sustentador». Los «informes» (?) de Poher y Spaulding, por tanto, no son válidos. Los expertos de la Jefatura de Criminalística utilizan una interesante expresión para definir la intencionalidad de los «informes» (?) en los que se apoyan aquellos que niegan la autenticidad del suceso : «maliciosamente».
* Yo mismo pude verificar en los laboratorios de la Guardia Civil la realidad de los numerosos surcos o rayaduras que cruzan los negativos en todas direcciones. Pues bien, sospechosamente, la GSW fue a escoger la rayadura «más adecuada» a sus maliciosos propósitos: una que, por azar, parte en vertical desde el ovni hacia la zona superior de la fotografía. ¿Por qué no estudiaron igualmente los supuestos «hilos» que aparecen a derecha, izquierda o en la parte inferior del ovni?. En este caso, por el «hilo» muere el pez…
* Me pregunto qué sesudas y científicas «argumentaciones» presentarán ahora los intoxicadores de turno. Recuerdo, por ejemplo, las palabras vertidas (el término más exacto sería «vomitadas») en el I Congreso Nacional sobre Pseudociencias (Zaragoza 1993) por uno de estos supuestos «investigadores científicos» en relación a las imágenes de San José de Valderas. El tal Gamez decía textualmente:
«… Los análisis de las fotografías demostraron que la «nave interplanetaria» de San José de Valderas era un plato de plástico suspendido por un hilo (Spaulding y Adrian 1978)… Todos estos puntos flacos fueron sistemáticamente ignorados por los apóstoles de la ufología espectáculo… Sin embargo, el tiempo, una vez más, ha dado la razón a los escépticos».
¡Que Santa Lucía le conserve la vista!
* Por supuesto, el hecho de que no exista «hilo» alguno en los negativos de Valderas no significa que dichas imágenes sean genuinas. Los expertos de la Guardia Civil Española lo dicen con idéntica claridad. Hay otras formas de trucar fotos. Pero esta, obviamente, es otra historia que requiere nuevas investigaciones. Aquí, de lo que se trataba, era de evaluar las «argumentaciones» en las que se fundamentan algunos para descalificar el caso Valdera.