En la imagen destacada: Edgar Mitchell.
Nunca conversé con Edgar Mitchell, el sexto hombre que pisó la luna.
Mitchell falleció en febrero de 2016, a los 45 años de su hazaña. Tenía 85 años.
Fue un hombre inquieto, que se preocupó por el fenómeno ovni. Pero tampoco dijo toda la verdad…
El investigador cubano Virgilio Sánchez-Ocejo sí conversó con él en su residencia de West Palm Beach, en Florida (USA).
He aquí una breve síntesis de lo hablado:
—¿Qué vio usted en la Luna?
—Vimos —corrigió el astronauta—. Los vimos todos, incluido Houston.
—¿Pero, qué?
—Hombres altos, sin escafandras…Pasaron junto al módulo y junto a las cámaras. Eran altos y vestían monos blancos.
—¿Hablaron con ellos?
—No, sólo se dejaron ver.
¿Qué pasó realmente en la Luna?
—¿Por qué no lo contaron en su momento?
—Está terminantemente prohibido. Firmamos un documento de confidencialidad que afecta a cuatro generaciones.
—No comprendo…
—Si usted los traiciona, y habla, ellos pueden quitarle la pensión, y algo peor…
Mitchell guardó un elocuente silencio. Después continuó:
—Pueden terminar con sus hijos, nietos y biznietos, hasta cuatro generaciones. ¿Quién se arriesga a hablar?
Edgar Mitchell, como se recordará, formó parte del Apolo XIV (febrero 1971).
—¿Cómo puede vivir una persona con semejante peso?
—Se aprende…
—Tiene usted más de ochenta años. ¿Volvería a ser astronauta?
—Creo que sí.
—¿A pesar de la NASA?
—Sí.
—¿Es cierto que otros compañeros suyos filmaron edificios en ruinas en la superficie de la Luna?
—Eso tengo entendido, pero yo nunca vi las películas. Es alto secreto.
—¿Lo comentaron los astronautas entre sí?
—Algo hablamos, sí.
—¿Fue bombardeada la Luna con armas tácticas nucleares?
—También lo escuché, pero no puedo demostrarlo.
—¿Por qué harían algo así?
—Elemental: para borrar vestigios molestos.
La entrevista se prolongó durante dos horas más.