Cuán cierto es que no desaparece lo que muere, sólo lo que se olvida.
Este es el caso de Manuel Osuna, otra de las columnas sobre la que se levantó la ufología moderna. Los jóvenes, probablemente, no saben quien fue ni lo que representó. Para otros, en cambio, forma parte de la memoria.
Por uno de esos extraños milagros de la vida, Osuna se interesó por los ovnis en la mitad del siglo veinte, cuando los “platillos volantes” empezaban a sobrevolar la dormida conciencia humana y cuando todavía se hablaba del tema en voz baja. No tardó en comprender que estaba ante una realidad extraterrestre y , valiente, se lanzó al entonces desprestigiado ruedo de la investigación de los “no identificados”. Fue el primer investigador español de campo. Iba y venía y, con el tiempo, logró algo que no ha vuelto a repetirse : una red de corresponsales que lo mantenía al día sobre el último y más remoto avistamiento.
Manuel Osuna. (Foto: F. Múgica.)
Osuna fue meta obligada en el peregrinaje de cuantos empezábamos y deseábamos clarificar ideas. A mi me entregó parte de sus valioso archivos. Algún día tendré que sacarlos a la luz, recordando así a las nuevas generaciones que siempre se construye sobre lo que otros edificaron mucho antes.
Manuel Osuna fue el primer “republicano” de los ovnis. No admitía vasallaje ni reconocía “emperadores o reyezuelos”. El ovni –decía– para el que lo trabaja. Por eso firmaba “Honest man”.
J. J. Benítez y Manuel Osuna. (Foto: F. Múgica.)
