En la imagen destacada: General Walters, de la CIA.
Conocí a Walters hace mucho. Jamás había hablado con él directamente. Era uno de los directores de la CIA. Walters era militar. General, para ser exacto. Pues bien, Walters y yo nos reuníamos periódicamente y hablábamos. Él estableció unas normas que debían regir dichas tertulias. Yo no podía preguntar. Era él quien hablaba. Él proponía el tema de conversación y yo me limitaba a oír. No podía tomar notas, ni tampoco grabar la conversación. Y así fue, como digo, por mucho tiempo. En realidad, dudo que se llamara como dijo que se llamaba, aunque eso poco importaba. Me habló de asuntos “interesantes”. Recuerdo, por ejemplo, el de Gibraltar. Me describió parte del interior de la Roca: “A una de las bóvedas secretas se accede tras cruzar una puerta blindada y estanca… Inmediatamente te encuentras con una doble escalera mecánica… Dos de subida y dos de bajada… Se alcanza entonces un rellano breve, de unos cinco metros, y aparece un elevador. El tiempo de descenso es muy breve: alrededor de cinco segundos… Nueva identificación por parte de los militares británicos y paso por un arco metálico de seguridad… El ascensor te sitúa en una de las bóvedas secretas… Se trata de un recinto de 40 por 80 metros en el que se alinean los submarinos de vigilancia… La ensenada artificial tiene capacidad para catorce submarinos de ese tipo… No existen puertas visibles… Los submarinos deben sumergirse cada vez que desean entrar o salir de la bóveda secreta… La altura máxima de la bóveda metálica es de siete metros… Sobre cada submarino han sido situadas tres cámaras de vigilancia que cuelgan del techo: una a proa, otra sobre el puente y una tercera sobre la popa… Son unidades que patrullan básicamente por la noche… Por supuesto hay otros túneles secretos. Uno de ellos permite el acceso de los submarinos nucleares al interior… Lo habitual es que en la Roca se almacenen entre 70 y 125 cabezas nucleares…”
Cuaderno de campo de J.J. Benítez, siguiendo las instrucciones de su confidente, el general Walters.
(Fotos: J.J. Benítez.)