Siempre imagino al doctor Cabrera Darquea, el hombre de las piedras grabadas de Ica, como un “merlín” de los sueños. Sólo había que escucharle. Él, sabiamente, tomaba las llaves que colgaban de su sabiduría y abría las puertas de lo aparentemente imposible. Sólo era preciso escuchar…
Javier Cabrera y Juanjo Benítez.
De pronto tomaba la llave – la palabra – y nos transportaba a “otra humanidad”, capaz de domesticar los dinosaurios y, sobre todo, de evaluar la verdad y la vida. Y añadía : “Lo peor no es que existan los necios. Lo más lamentable es que se reproducen”.
De pronto mostraba las imágenes de seres “no humanos” y afirmaba : “No digo que esto es probable. Digo que esto es”.
De pronto encendía la palabra y mercachifles y pijoteros ardían con razón. Y sentenciaba, con no menos razón: “La ciencia, la verdadera, nunca juzga”.
De pronto invitaba a pasear por el desván de la prehistoria y todos regresábamos con los espíritus llenos, misteriosamente saciados. Y proclamaba burlón:
“Eran primitivos, pero no tontos”.
“Merlín” de Ica…
Javier Cabrera.
Basilio Uchuya.