Se ha ido el caballero, por excelencia.
Supe de él en 1972, cuando me inicié en el laberinto OVNI. Quedé impresionado por su hidalguía y, sobre todo, por lo que silenciaba. Había recorrido un largo camino en la investigación y, no obstante, sabía ceder el paso. Nadie se aproximó tanto a la verdad de “UMMO” como él. Solo él se atrevió a susurrar a los “ummitas”.
Rafael Farriols.
Era generoso y discreto. Jamás discutía ni juzgaba. Disponía de la información, que era lo único importante. Le debo mucho, como amigo y como investigador.
Le prometí una sorpresa, pero se ha ido antes de lo previsto. Ahora, Rafael Farriols la recibirá en los cielos, donde también hay caballos.
El «grupo de Madrid» ha empezado a mudarse…
(Foto: Archivo de J. J. Benítez.)
Rafael Farriols, en el centro, junto a Ribera (izquierda) y al padre López Guerrero. (Foto: Archivo de J. J. Benítez.)