SINTESIS DEL CASO
Mediados del mes de septiembre de 1989. Ya oscurecido, algunos vecinos de la localidad costera de Conil, en la provincia de Cádiz ( sur de España ), observan desde la playa de Los Bateles las evoluciones de unas extrañas luces.
Mapa de la zona de Conil, provincia de Cádiz.
Playa de Los Bateles, Conil.
Puerto de Conil.
Las observaciones se prolongan durante dos semanas, siempre a partir de las 20 o 21 horas. La noticia trasciende y el viernes, 29 de septiembre, se dan cita en la mencionada playa un total de cinco jóvenes, todos ellos vecinos de la referida población andaluza. Su intención, como en las noches precedentes, es asistir al singular espectáculo de las silenciosas luces que se desplazan por la zona.
A las 20.45 horas, aproximadamente, aparece sobre la vertical de los testigos una «media luna» con unas luces rojas en el interior. El semicírculo se dirige en silencio hacia el pueblo. Al poco, también sobre las cabezas de los muchachos, surge otra luz. Esta lleva a cabo una serie de fogonazos a lo que responde una tercera luz ubicada sobre el puerto.
Posición de los testigos, del «hoyo» y de las huellas.(Dibujo de Juan Bermúdez).
Los jóvenes contemplan los «no identificados» con unos prismáticos de 7 x 50 aumentos.
Hacia las 21 horas, sentados en la arena y a unos cincuenta metros del agua, los testigos ven aparecer en la orilla a dos seres altos, de más de dos metros, luciendo unas vestiduras blancas y hasta el suelo. Las cabezas también eran blancas, sin pelo y sin caras.
Croquis de los seres avistados.(Dibujo Juan Bermúdez).
Los seres, con los brazos pegados al cuerpo y unos andares torpes, se dirigen hacia el grupo. Cunde el pánico y los jóvenes huyen. Los seres se detienen y, al poco, los muchachos hacen otro tanto. Se hallan a veinte o treinta metros. Los seres giran y dan la espalda a los cinco testigos. Parecen observar la luz roja que permanece inmóvil sobre el puerto de Conil.
En esos instantes, los vecinos ven caer lo que denominan una «estrella fugaz». Es una luz pequeña, como una pelota de tenis y de un color blanco-azulado. Surge a escasos metros sobre las cabezas de los seres y se esfuma cuando parecía que iba a chocar contra ellos.
Acto seguido, sin inmutarse, los dos seres se sientan en la arena y excavan un pequeño montículo a su alrededor. La «muralla» tiene forma de herradura.
Reconstrucción de la «muralla» descrita por los testigos.
Segundos después, según los testigos, «se dejan caer de espaldas, siempre tiesos como palos».
Aparece entonces una esferita azul y los seres empiezan a pasársela de uno a otro. La secuencia se prolonga durante cinco o diez segundos. De pronto, uno de los jóvenes – que seguía la escena con los prismáticos – sale huyendo. Cuando otro de los testigos consigue detenerlo, aquel le explica que ha visto un tercer ser, al pie de los que se hallaban tumbados en la arena. Era mucho más alto. Alrededor de tres metros, vestido de negro y con una monstruosa cabeza en forma de pera invertida.
Esquema del ser descrito por los testigos.(Dibujo Juan Bermúdez).
Al reintegrarse al grupo, el ser de negro ha desaparecido.
Los seres que vestían de blanco se ponen en pie. Pero, ante el desconcierto de los testigos, ahora son un hombre y una mujer, aparentemente normales.
El primero, alto, viste camisa y unos pantalones vaqueros. La mujer, de pelo largo, luce una blusa y una falda hasta el suelo. Y ,sin pérdida de tiempo, hombre y mujer se dirigen hacia el pueblo, perdiéndose entre las calles.
En esos instantes, los asombrados jóvenes asistieron a otro no menos extraños suceso. Sobre el agua descubrieron algo que parecía una «nube». Se acercaba a la costa a gran velocidad.
Y al llegar a la orilla distinguieron al ser de negro. Con la ayuda de los prismáticos observaron que se trataba de una figura altísima, enfundada en una especie de «mono» negro y con una cabeza blanca y descomunal. Y se quedó quieto, mirándolos. E inmediatamente se puso en marcha, alejándose hacia poniente.
Pero lo más increíble – explicaron los testigos – es que no tocaba la arena. Se deslizaba a una cuarta del suelo y rígido como un poste. Aquello no era correr… Más bien «volaba».
E, inexplicablemente, dos de los muchachos salieron tras él. Pero la persecución duraría poco.
El resto de los testigos, lógicamente alarmado, reclamó a gritos a sus compañeros. Estos se detuvieron y el ser hizo otro tanto, dando la cara a los jóvenes.
Estaríamos a cincuenta o sesenta metros – manifestaron – cuando giró hacia nosotros. Los ojos eran como dos huevos negros y la cabeza, enorme, parecía una pera al revés. El espanto nos obligó a huir…
El ser de negro se perdió en la oscuridad y las luces que habían permanecido en lo alto, intercambiando destellos, desaparecieron igualmente. Eran las 21.30 horas, aproximadamente.
Amplia información sobre este suceso en mi libro «La quinta columna» ( páginas 262 a 306 ).
LA FALTA DE RIGOR DE LOS RIGORISTAS
Hasta aquí, muy sintetizado, el célebre caso » CONIL «, un posible suceso de «infiltrados». Es decir, un singular acontecimiento que pondría de manifiesto la posibilidad de que entidades «no humanas» tuvieran la capacidad de transformación, infiltrándose como una «quinta columna» en la red social de nuestro mundo.
En suma, un caso tan delicado como espectacular que no tardó en atraer la atención de los investigadores, periodistas y, naturalmente, del «lado oscuro» de la ufología.
El 16 de octubre de ese mismo año ( 1989 ), el GEIFO ( Grupo Español de Investigación del Fenómeno Ovni ) – justamente al servicio del «lado oscuro» – se apresuraba a comunicar a la Prensa que los supuestos incidentes ovni en Conil no eran otra cosa que un «error de identificación por parte de los testigos «. El Diario de Cádiz , ingenuamente, dió por buena la investigación de los «geifos» y ese 16 de octubre zanjaba el asunto con el siguiente titular : » Los extraterrestres de Conil eran simples operarios británicos que colocaban un cable telefónico».
Artículo publicado en el «Diario de Cádiz» (16-Octubre-1.989).
Tal y como señalo en mi libro – «La quinta columna»-, semejantes prisas por resolver el misterio ( habían transcurrido diecisiete días desde el múltiple encuentro en la playa de Los Bateles ) se me antojaron más que sospechosas. ¿ Cuáles eran los argumentos de estos supuestos investigadores ?. ¿ Por qué el caso «Conil» se reducía a un «error de interpretación» ?.
Repasemos algunas de las más destacadas afirmaciones de estos representantes del rigor y del buen hacer científico ( ? ):
1.-«… Recibimos una comunicación telefónica, de uno de nuestros contactos, y nos entrega documentación donde se aclara todo el misterio.
El fin de semana comprendido desde el viernes 29 ( de septiembre) al domingo 1 de octubre, el C.S. Monarch se encontró en la mar, frente a las costas de Conil, realizando trabajos noche y día, con apoyo desde tierra. En la operación, denominada T.A.T.9, se ha contado con la ayuda de buzos con base en el buque, retirando todo el material el 02-10-89, fecha en que el buque se marchó…»
2.- «… El hombre que vestía mono o traje ajustado, con cabeza blanca, «abultada», que se desplazaba sobre el agua, era uno de los buzos, a bordo de una embarcación zodiac provocando una «niebla» que identificamos como el agua desplazada por la velocidad «.
3.- «… La esfera luminosa de la pareja inicial era una linterna, las túnicas, ropas de abrigo, y el hombre y la mujer, una pareja que, como todas las parejas, después de estar en la playa un tiempo determinado, se dirigieron hacia la población «.
4.- «… Los ovnis eran el buque cablero ( el Monarch ) y un avión así como las luces o balizas de localización de instrumentos».
5.- «… Pensamos que no hubo avistamiento de ovnis ni de seres asociados a ellos, lo que no quiere decir que afirmemos que los testigos mienten, sino que se trata de un error de identificación, sobre todo si pensamos que llevaban varios días viendo unas luces que, para ellos, eran extrañas. Su ánimo estaba predispuesto para ver «cualquier cosa», y eso es lo que pensamos que ocurrió «.
Parte del cuestionario del G.E.I.F.O.
ESPECULACION PURA Y DURA
Siempre he considerado que las afirmaciones de los investigadores – sean o no del fenómeno ovni – deben hallarse respaldadas por un mínimo de pruebas. Pero no. Al parecer, a la vista de lo que reza el informe del GEIFO, estaba equivocado. La especulación gratuita – no importa que entre de lleno en el absurdo o en el terreno de lo cómico – forma parte del método científico. Y por real decreto, los «geifos» descalifican a los testigos, dejando claro lo que han visto o lo que han dejado de ver.
Así, los dos seres de más de dos metros de altura, sin caras y con largas vestiduras blancas se convierten – por expresa voluntad de unos supuestos representantes de la ciencia – en una pareja con linterna y ropa de abrigo. Poco importa que ese 29 de septiembre de 1989 la temperatura máxima registrada en la zona fuera de 30 grados Celsius..
¿ Y qué decir del hombre que vestía un «mono» negro y se desplazaba a gran velocidad sobre el agua ?. Para los «geifos» está claro :se trataba de un buzo, a bordo de una zodiac. En una de sus primeras y sabrosas afirmaciones también aparece con nitidez:
«En la operación, denominada T.A.T.9, se ha contado con la ayuda de buzos con base en el buque ( el Monarch ) «.
Lástima que estos rigoristas de la investigación ( ? ) no cayeran en la cuenta de «algo» trascendental : el citado buque cablero no disponía de buzos…
Y en el colmo de la especulación pura y dura, despreciando olímpicamente la inteligencia de los testigos, los ortodoxos de la ufología dictan sentencia y establecen – porque sí – que los ovnis eran el barco inglés, un avión y las balizas de localización de instrumentos. ¿ Un avión ? ¿ En forma de media luna ? ¿ Sin ruido ? ¿ Capaz de permanecer inmóvil sobre la vertical de los observadores ? ¿ Y qué pensar de las otras luces ?
¿ También se trataba de aviones ?
Pero la clave de tanto despropósito – como ya adelanté en «La quinta columna» – se hallaba en el buque cablero, de nacionalidad británica : el C.S. Monarch. Según «documentación» entregada al GEIFO, entre el viernes, (29 de septiembre) y el domingo, 1 de octubre, el barco en cuestión se encontraba frente a las costas de Conil. En otras palabras : los testigos de la playa de Los Bateles habían confundido las luces del cablero con los ovnis que se pasearon sobre sus cabezas. También lo expresé con claridad : los cinco testigos viven en un pueblo de pescadores, saben perfectamente lo que es un barco y, en este sentido, fueron rotundos: » a esas horas no había barco alguno frente a la costa «.
Esa jornada del 29 de septiembre de 1989 – no lo olvidemos – la meteorología anunció «vientos de componente Este 3 a 4 con rachas de 5 a 6, algunas brumas y áreas de marejada, generalizándose en el Estrecho y aumentando a fuerte marejada «.
Es decir, el fuerte viento de levante no hacía aconsejable la aproximación a tierra de ningún buque de mediano o gran calado. Si tenemos en cuenta, además, que la bajamar se inició ese día a las 20.37 horas y que las aguas cercanas a Conil aparecen sembradas de lajas ( ver carta 444 ), resulta obvio que ningún capitán con un mínimo de sentido común y profesionalidad se hubiera arriesgado a navegar o fondear en las cercanías de dicha playa de Los Bateles. Y he dicho bien: cercanías. Lo suficientemente próximo a la costa como para que los testigos pudieran confundir ( ? ) las luces del Monarch con objetos volantes no identificados.
Y hablando del fuerte viento de levante que azotó ese día las costas gaditanas, no quiero pasar por alto otro pequeño «detalle» que, en mi opinión, guarda también un notable interés. Según los testigos, una especie de «nube» se aproximó a la orilla y a gran velocidad. ! Qué «nube» tan extraña !. De acuerdo a la meteorología, el levante tendría que haberla desplazado hacia el Este. ¿ Cómo es posible que venciera al viento, alcanzando la playa ?.
EL MONARCH , A MAS DE 50 KMS.
Pero no quiero desviarme del tema clave. Si el GEIFO aseguraba que el buque cablero se hallaba ese 29 de septiembre de 1989 frente a las costas de Conil, la cuestión era muy simple : ¿ cuál era su posición exacta ? ¿ Cabía la posibilidad de que los jóvenes se hubieran equivocado ? ¿ Fueron tan torpes como para confundir las luces de un buque con los referidos ovnis ? Las evidencias decían qué no. Los testigos no se confundieron, pero…
Y tal y como narro en «La quinta columna» inicié una serie de gestiones encaminadas a averiguar la ubicación del Monarch en esa tarde-noche del viernes 29 de septiembre. Meses después – el 24 de julio de 1990-, el capitán J.A.B. Simkins, en nombre de la compañía propietaria del barco, me proporcionaba la siguiente y rotunda información.
«El 29 de septiembre de 1989 la posición aproximada del Monarch era 35º 23′ N y 06º 44′ W»
Y añadía en su escueta carta:
«Nosotros no utilizamos hombres-rana».
Carta del capitán Simkims.
¿Qué significaba esto?. Sencillo : el cablero inglés se hallaba a treinta millas, aproximadamente, de Conil. O lo que es lo mismo a unos cincuenta y cinco kilómetros al Oeste de la playa de Los Bateles. Es decir, imposible de distinguir desde el lugar donde se encontraban los cinco testigos…. Conviene recordar que la línea del horizonte, con la mejor visibilidad, se pierde a partir de las ocho millas.
¡ Y sin buzos !.
Quedaba claro, pues, que la investigación del GEIPO, amén de tendenciosa, era todo menos científica.
La cosa, sin embargo, no quedó ahí. Por supuesto, lejos de reconocer sus errores y de rectificar en la Prensa, los «geifos» dieron la callada por respuesta. En circunstancias así, el «lado oscuro» prefiere el silencio.
¿ Qué podían hacer ante una prueba tan abrumadora como la facilitada por la compañía propietaria del Monarch ?. En esos momentos, la verdad, fuí excesivamente ingenuo. El «lado oscuro» no descansa. Y continuaron tramando y maquinando. ¿ Cómo podían anular lo expresado por el capitán Simkins?. Pero no adelantemos los acontecimientos…
Como decía, el asunto no terminó ahí. Meses más tarde – en mayo de 1990-, el boletín creado por el «lado oscuro» de la ufología hispana publicaba un artículo sobre los sucesos de Conil. Lo firmaba José Ruesga y, tal y como adelanté en «La quinta columna», dejó perplejos a cuantos conocíamos el mencionado incidente ovni.
! VIVA LA UFOLOGIA CIENTIFICA !
Basándose en las noticias de Prensa y en las ya referidas «pesquisas» ( ? ) de Ángel Rodriguez y Ángel Carretero – los «geifos» que llegaron a las ya sabidas y brillantes conclusiones -, cuadernos de Ufología, en la pluma del mencionado J. Ruesga, establecía una serie de «conclusiones» y «dudas del investigador» que, según la ufología «seria y científica», constituyen un «modelo de buen hacer y entender». Veamos algunos de los más suculentos párrafos y que cada cual juzgue por sí mismo…
Después de proceder a una incompleta narración de los hechos – plagada de errores ( lógica consecuencia de no haber pisado el lugar ni haber interrogado a los testigos ) -, el tal J.R. ( no es broma ) se extiende en la descripción del tendido de cables submarinos, ignorando que, en este caso, la misión del Monarch era únicamente de «prospección’ y «estudio de los fondos». Acto seguido – al más puro estilo del «lado oscuro» – establece ( «ex catedra» ) «conclusiones» como éstas:
«Conocidos los antecedentes que se citan y teniendo en cuenta las consideraciones que preceden a cada uno de los aspectos que tocan el incidente, parece evidente que el relato carece de base por mucho que intenten descalificar a un investigador que tuvo la valentía de afirmar que todo era falso…»
Está claro que se refiere a Ángel Rodríguez, suboficial de la Armada Española y presidente del GEIPO : la persona que recibió la famosa «documentación» y que se precipitó al dar a conocer al Diario de Cádiz la explicación de los «operarios británicos». Las críticas, por tanto, no estuvieron provocadas por su supuesta valentía (?), sino por la falta de rigor y por la sospechosa precipitación.
«No hay razones – continúa Ruesga en Cuadernos de Ufología – para pensar en una alta extrañeza, principal rasgo que debería presidir toda la historia en caso de ser cierta «.
¡Increíble!. Según la Real Academia, «extraño» es todo aquello «raro, singular, especial o extraordinario». Y digo yo : si unos ovnis en el cielo, intercambiando señales; la aparición en el agua de dos «tíos ensabanados» ( sin caras ); una «estrella fugaz» que «nace» de la nada; el «numerito» de la esfera azul; la «mutación»; un «cabeza de pera» volando por la playa y unas huellas de casi medio metro no constituyen una «alta extrañeza», servidor es Francisco de Asís.
«La actitud de los testigos no es precisamente la de personas fiables, concurriendo en ellos factores que los descalifican».
Este par de afirmaciones – sin las pruebas que demuestren lo que se dice – resultan injuriosas e impropias de un investigador supuestamente serio y ortodoxo. Otro rasgo típico del «lado oscuro»… La actitud de los testigos, al menos con los investigadores que tuvieron la delicadezas de buscarlos e interrogarlos, fue siempre correcta, abierta y, en ocasiones, hasta paciente. Los ufólogos cometemos la torpeza de creer que los protagonistas de un suceso ovni están obligados – casi por ley – a satisfacer nuestra curiosidad.
«A la vista de lo expuesto – prosigue el «maestro» Ruesga – es justificado pensar que cinco personas fuertemente influidas por el fenómeno y extremadamente crédulas, han magnificado una serie de hecho encadenados, posiblemente, sin relación entre sí».
Es obvio que el autor del articulito de marras no se molestó en reunir el curriculum de los testigos. Lo de «fuertemente influidas» y «extremadamente crédulas» no merece comentario alguno. En cuanto a lo de «magnificar una serie de hechos»… ¿ a cuáles se refiere ? ¿ A un cablero y a sus luces ? ¿ A los buzos con base en el Monarch ?. El pobre Ruesga metió la pata hasta la mandíbula. Se fió de los «geifos» sin saber que el buque cablero se hallaba en esos momentos a más de treinta millas de Conil…
CATALOGO DEL «CARAJOTISMO»
El último apartado del «brillante informe» de Cuadernos de Ufología – «Descripción de los seres y sus movimientos ( Dudas del investigador )- se me antoja uno de los más completos y antológicos catálogos del «carajotismo» ( término andaluz que podría ser traducido por atontamiento insuperable), al que ya nos tienen acostumbrados estos «sumos sacerdotes» del ovni. Y servidor, en su maldad, se lo ha pasado en grande releyéndolo. Sobre todo, después de recibir las coordenadas del Monarch…
Y como entiendo que el regocijo debe ser siempre cosa de dos, ahí van, entrecomilladas, las «carajotadas» más redondas :
1ª.- «Portan sendas túnicas. ¿ Posibles toallas ?».
¿ Hasta los pies y con mangas ?.
2ª.- «Movimientos lentos y torpes. Si se tratara da una pareja que sale del agua haciendo carantoñas, los movimientos son plenamente identificables, más siendo de noche y caminando por la arena de la playa».
¿ Estarían «acarajotados» los buzos – o la parejita – para salir de la mar con las «toallas» puestas.?
3ª.- «La descripción que hacen de sus caras había que preguntarles cómo lo consiguen, si precisamente esa noche hay luna nueva, por tanto no hay luz natural, y mucho me temo que poca o ninguna provenga del mismo pueblo.»
En efecto, «hay que preguntar a los testigos». Para eso conviene desplazarse a Conil y gastar tiempo y dinero… En cuanto a la iluminación, tampoco se trata de comparar la modesta población gaditana con Nueva York, pero hace tiempo que disfruta de un muy aceptable servicio de alumbrado. Suficiente para que el resplandor permita distinguir ( sin olvidar los prismáticos ) a dos «ensabanados» de gran talla y cabezas «pelonas» más blancas que las túnicas.
4ª.- «Algo más de 2 metros de altura. ¿ Cómo determinar dicho tamaño ? «.
Dejando a un lado las dimensiones del «hoyo» en el que se tumbaron ( alrededor de dos metros ), este «arduo problema» – a treinta metros- resulta tan «complicado», al menos, como la estimación de la estatura del «buzo» que se desplazaba en pie y a bordo de una zodiac ( interpretación dada por el GEIFO, los confidentes de Ruesga ).
5ª.- » No se inmutan ante la estrella fugaz que ellos dicen está la pocos metros de sus cabezas. ¿ No será que realmente era una estrella fugaz y por tanto muy alejada en realidad de los seres? ¿ cómo inmutarse ante un hecho de estas características, que además debería de producirse de espaldas a los seres ? «.
El «acarajotado» representante de la investigación científica no da una. En esos momentos – según los testigos – los seres habían girado, hallándose » de cara » a la supuesta estrella fugaz.
6ª.- » El ser de negro tan sólo lo ve Pedro, que corre y nadie comprueba su presencia junto a los otros dos seres. Pienso que puede ser un cuento, más cuando hasta entonces nada se dice del uso de los prismáticos.»
A esto se le llama » investigar en plan compadre «. Es decir, por segundas, terceras o cuartas personas. ! Viva la ufología científica.
7ª.- «Cuando los seres se transforman y vuelven al pueblo, ¿ no será que entonces es cuando ven realmente lo que hay allí, una simple pareja que ha estado tendida en la arena ?. ¿ Por qué no los siguieron? ¿ Cuál es el grado de extrañeza que puede producir una pareja en la playa de noche y en tiempo relativamente bueno ? Ésa creo que es la verdadera explicación .»
No es que entre mis aficiones favoritas, pero aún estoy por saber de una parejita que se tumbe en la playa, «ensabanados» de la cabeza a los pies, que se preocupen de construir un «murete» de arena a su alrededor y que se «entretenga» en el ingenuo juego de pasarse una linterna. Y todo en segundos. Los he visto raros y rápidos, pero no tanto… ¿ Por qué no los siguieron hasta el pueblo ?.
Allí me hubiera gustado ver al señor Ruesga… Además, en la siguiente «carajotada», él mismo da cumplida respuesta.
8ª.- » Miran a la playa y ven deslizarse al ser de negro hasta tocar la orilla. ¿ No fue precisamente ése el motivo por el que la pareja decide irse de la playa ?. En un razonamiento lógico, si yo estoy con una mujer en la playa, a oscuras, protegido por la arena, tumbados, es de suponer que no estoy mirando las estrellas. Por otra parte, si en esta situación veo venir a alguien, pescador, buzo, paseante…, evidentemente desistiré de mi posición y en el más drástico de los casos me marcharé del lugar.»
EI «brillante argumento» sería discutible, si no fuera por un «insignificante detalle» que ha escapado a la sagacidad del ilustre «investigador» ( ? ) : el «buzo volador» y la «niebla» aparecieron cuando la pareja se alejaba ya hacia el pueblo…
9ª.- «Extrañas luces desde finales de agosto. Coincide con las fechas de faena del Monarch «.
Esto apareció en mayo de 1990. La carta del capitán Simkins llega a mi poder en julio de ese mismo año. En otras palabras : al «lado oscuro» le pilló en fuera de juego.
10º. -» Turistas y nativos habían visto las luces, pero sin prestarles la misma atención que ellos. ¿ Por qué suscitó sólo atención en ellos ?. Aquí puede haber un punto de apoyo a su propia actitud maravillosista. Siguen las evoluciones de las luces porque desde un principio las asocian con el fenómeno ovni, cosa que no hacen los demás mortales, luego hay predisposición».
¿ Dónde están las declaraciones de esos turistas, nativos y demás mortales ?. Además, ¿ qué hay de malo en que uno o varios testigos asocien unas «luces» con ovnis ? ¿ Qué otra cosa podían pensar ante las formas, movimientos y silencio de dichas luces ?. Por mucha «predisposición» que ello pueda fomentar – asunto siempre muy relativo-, la fabulación, como la mentira, nace coja. Y no es este el caso. Si Ruesga o los «geifos» hubieran desplegado una investigación seria y rigurosa quizá hubieran descubierto otro «detalle» interesante que echa por tierra tanto «carajotismo» : naturalmente que hubo mas testigos. Pero de eso me ocuparé en su momento.
11.-» Luz circular con cuatro focos en el centro, en el horizonte y luz vertical sobre la playa de Los Bateles que se comunican entre si. Puede quedar explicado por la presencia del Monarch y los trabajos descritos.» ( Instalación del cable submarino desde tierra ).
Observe el joven investigador a qué abismal ridículo puede arrastrar la ausencia de rigor en una investigación : ni el Monarch se encontraba frente a la playa, ni su cometido era el tendido de cable alguno. Pero, aceptando por un instante que esa fuera la realidad en esa noche, ¿ desde cuándo la instalación de un cable submarino se lleva a cabo «desde las alturas» ?. Como escribía Napoleón en sus Pensamientos: «el necio tiene una ventaja sobre el hombre de talento :siempre está satisfecho de sí mismo, elevando sus ocurrencias a verdades incuestionables».
Como fue dicho, la instalación de dicho cable submarino no se registraría hasta el año 1991.
12.- » Estrella fugaz a 6 ó 7 metros de los seres. Es precisamente eso, una estrella fugaz «.
De nuevo la especulación pura y dura y, lo que es peor, por real decreto. Fue una estrella fugaz y punto. Víctor Hugo definía a la perfección a estos inquisidores : «sufrir a los tiranos es una actitud venerable. Someterse a ellos, en cambio, es despreciable».
13.- «Bola luminosa de uno a otro ser, repetidas veces ( 6 a 7 ocasiones ). ¿ Existió realmente ?. Si la hubo, ¿ podría haber sido una linterna ?.»
Mi inteligencia – en perpetua «luna nueva» – no da para tanto. Así que alguien antes que yo, tuvo que sugerirlo : » La desconfianza, como los buenos perfumes, estimula en dosis adecuadas. En exceso nubla los sentidos «. Si cuantos hemos interrogado a los testigos coincidimos en su sinceridad y en la ausencia de contradicciones graves ¿ cómo calificar la desconfianza de quien ni siquiera los conoce personalmente ?. Como decía Graf: » si el erizo tuviese un poco de inteligencia no necesitaría armarse con tantas púas «.
14ª.- » Pánico y curiosidad ( en los testigos ). ¿ Desde cuándo pánico es sinónimo de objetividad ? «.
¿ Y qué tiene que ver la curiosidad con la objetividad ?. La primera ha permitido evolucionar al hombre. La segunda, en cambio, es una entelequia. Quien se estime a sí mismo como objetivo – en cualquier orden de la vida – que tire la primera piedra….
Oscar Wilde sentenció el dilema con su habitual genialidad : » El que acierta a ver los dos aspectos de una cuestión es un hombre que no ve absolutamente nada «. Pero centrémonos en el concepto «miedo». No estaría de más que el digno representante de la ufología ortodoxa (?) consultara a los especialistas en psiquiatría ( que no se me interprete torcidamente ). El pánico, entre otras reacciones, provoca la estimulación del hipotálamo y de la hipófisis. Da lugar a una hipersecreción de la hormona ACTH ( adenocorticoide ) y pone en marcha el sistema nervioso simpático. Pues bien – según la medicina -, una de las constantes en el predominio del citado sistema nervioso simpático es justamente el incremento de la actividad mental. Que en términos «cristianos» significa : un ser humano estresado por el miedo dispone, en líneas generales, de una claridad, reflejos y energía cerebrales más acusados que en condiciones normales. Creo no exagerar si afirmo que un altísimo porcentaje de testigos-ovni dice haber experimentado el miedo. Así lo recoge la casuística mundial y mis propia investigaciones. Y muchas de esas experiencias son aceptadas sin reservas, incluso por estos rigoristas y calienta-poltronas de la ufología. ¿ A qué viene entonces esta nueva «carajotada» ?.
15.- «Pedro sale corriendo poniendo más nervioso al resto. ¿ Por qué no deja los prismáticos a los demás para que comprueben lo que dice ver ?».
La «empanada mental» del señor Ruesga – lógica consecuencia de su bochornosa falta de información – habría sido la envidia de Groucho Marx. Si hubiera interrogado a los testigos ( el «atestado» del Geifo en este capítulo es rematadamente confuso e incompleto ) sabría que Pedro, al descubrir al ser de negro y salir huyendo, «arrojó» los prismáticos en mitad del grupo. Y habría sido informado igualmente de la actitud del resto, en especial del otro Pedro, que si sí hizo con el 7 x 50, aunque sin resultado positivo.
16.- Si realmente desean el anonimato, ¿ por qué la Prensa en repetidas ocasiones ?».
La interrogante, amén de viciada de raíz, destila el familiar veneno del «lado oscuro». ¿ Y por qué no volver la oración por pasiva ?. A pesar de la Prensa, ellos mantienen el anonimato. El protagonismo – aunque fugaz – estaba al alcance de sus manos y, sin embargo, lo rechazaron.
17.- » Anonimato. Una vez realizadas las declaraciones a la Prensa, ¿ por qué se niegan a una encuesta seria y objetiva ?. ¿ Es que piensan que pueden reírse de ellos al comprobar que todo es mentira, un mero error ? «.
La «carajotada» se tiñe ahora de burda falsedad, descalificando, incluso, a sus «satélites» – los «geifos» – que proporcionaron a Ruesga todos los datos necesarios.¿ Es que la encuesta de Ángel Rodríguez y Carretero no fue seria y objetiva ?. Y si no lo fue, ¿ por qué Cuadernos de Ufología bebe en dichas fuentes ?. Lo dicho : la empanada mental de Ruesga sólo es comparable a su tendenciosidad. Naturalmente, el «lado oscuro» argumentará que no se refiere a la encuesta del GEIFO, sino a las «otras», las desplegadas por investigadores de Cádiz, Puerto Real, Algeciras, etc., todos ellos » hermanos de la Cofradía del Dólar» y despreciable escoria, incapaces de llevar a buen puertos una investigación seria y científica.
Como dicen en mi pueblo, por la boca muere el pez…
El señor Ruesga, mostrando la imagen de un posible ovni «invisible» tomada en Israel. Eran otros tiempos…
Foto : J.J. Benítez
DIEZ AÑOS DESPUES…
El caso «Conil», en definitiva, al menos en lo que al buque cablero se refiere , parecía zanjado. No hubo confusión alguna por parte de los testigos. El Monarch – insisto – se encontraba esa noche del 29 de septiembre de 1989 a más de cincuenta kilómetros al Oeste de la playa de Los Bateles. Pero, como decía, el «lado oscuro» de la ufología no descansa. Y diez años después – en mayo de 1999-, volvió a la carga.
En esa primavera, en su numero 303, la revista «Karma-7» ( dedicada a los enigmas y misterios ) publicaba una mezcla de artículo-entrevista, con un total de cinco páginas, en el que afirmaba sin tapujos que «no hubo extraterrestres en Conil». El trabajo aparecía firmado por Josep Guijarro, director de la referida revista.
Confieso que al leerlo fui pasando del sonrojo a la risa. Pero no caí en la trampa. No respondí a la burda provocación. Eso, en suma, era lo que pretendía el señor Guijarro. Días después coincidí con él en Madrid y se lo dije claramente : » Josep, esta vez te han tomado el pelo… En su momento, cuando haga pública parte de lo que he investigado sobre los sucesos de Conil, te darás cuenta.»
Y añadí, en presencia del editor y propietario de «Karma- 7», que nos acompañaba en la entrevista:
«Ese periodismo no es ético. Es basura. No puedes permitir que se difame a las personas. Y mucho menos sin contrastar previamente las informaciones».
Pues bien, ahora es el momento de sacar a la luz parte de lo que llevo investigado sobre el asunto «Conil». Un caso que, por supuesto, no he abandonado y que, como imaginé desde un principio, es más complejo de lo que suponía.
Pero antes, por aquello de la objetividad, bueno será que reproduzcamos – íntegramente – las cinco páginas de «Karma-7». He aquí el curioso «informe» (?) que sustenta el artículo-entrevista y que le fue proporcionado a Guijarro por un viejo e ínclito conocido : Angel Carretero, uno de los «geifos».
¿ RACIONALIZAR ?
Pasemos ahora a comentar el trabajito de marras…
Refiriéndose a Carretero, el señor Guijarro asegura que fue el primero en recibir las críticas por su empeño en racionalizar el extraño suceso. Primera manipulación. Las críticas jamás fueron hechas por el siempre loable intento de racionalizar algo. Las críticas surgieron como consecuencia, precisamente , de todo lo contrario. Racionalizar significa «reducir algo a conceptos racionales». Y «racional», por su parte, equivale a algo que tiene relación con la razón. Lo que no es «racional» es pretender que los cinco testigos de Conil confundieran los ovnis con las luces de un barco que se encontraba en esos momentos a más de cincuenta kilómetros de la playa. Y lo que tampoco es de recibo -o conforme a razón- es que los jóvenes vieran buzos donde no los había, por no seguir con el resto de las ya conocidas «irracionalidades» vertidas en su día por los «geifos» y Cuadernos de Ufología…
No me cansaré de insistir en ello: la negación a ultranza, sin pruebas, es tan anticientífica como lo contrario.
LA PRUEBAS
En ese mismo e inicial párrafo, Guijarro lanza otra peligrosa afirmación :
» Ángel Carretero posee ahora las pruebas que dan una nueva interpretación al caso de los humanoides de Conil y las ha querido compartir con nosotros «.
¿ Pruebas ?. ¿ Qué pruebas?
La respuesta aparece algunas líneas más adelante:
» Según la exhaustiva investigación de Ángel Carretero aquellas luces próximas al horizonte eran, en realidad, las del buque cablero de bandera británica C.S. Monarch, que desde el 24 de septiembre y hasta final de mes, realizaría los sondeos de la ruta submarina TAT 9 en aguas jurisdiccionales españolas. Así lo acreditan los documentos del Ministerio de Asuntos Exteriores que reproducirnos en estas páginas «.
Curioso. Diez años después, el «Geifo» cambia algunas de las afirmaciones que figuran por escrito en el «informe» (?) de 1989. En aquella época dijeron : » El fin de semana comprendido entre el viernes 29/09/1989 y el domingo 01/10/1989, el «C.S. MONARCH» se encontraba en la mar frente a las costas de Conil realizando trabajos diarios y nocturnos con apoyo desde tierra. En la operación se contó con la ayuda de buzos con base en dicho buque… «.
Como digo, curioso. Muy curioso. Ahora, en 1999, el buque ya no estaba «frente a las costas de Conil», sino «próximo al horizonte». En otras palabras, entre seis y ocho millas de la playa. O lo que es lo mismo, a más de diez kilómetros.
Naturalmente, en esta nueva entrega, el «GEIFO» se guarda muy mucho de mencionar a los «buzos con base en dicho buque». En 1989, como se recordará, era otra de las afirmaciones clave… Ahora, sospechosamente , el Monarch ya no tenía buzos.
¿ Y de dónde puede proceder este súbito y sutil «cambio» en las apreciaciones del «lado oscuro» ?. El asunto no tiene desperdicio y constituye un claro «aviso a los navegantes». En mi libro «La quinta columna», como ya expliqué, se daba cuenta de dos hechos que han obligado a la referida «rectificación» de los «geifos». Por un lado, el capitán Simkins aseguraba en su carta que el Monarch no disponía de buzos. Más adelante, al dar las coordenadas del cablero, este investigador proporcionaba otro «detalle» que no pasó «desapercibido» para estos «racionalistas» : la línea del horizonte, con la mejor visibilidad, se encuentra a ocho millas. ! Que casualidad !. Tras la aparición de dicho libro, el GEIFO modifica sus apreciaciones iniciales. Pero sus torcidas intencionalidades van más allá, mucho más allá, como iremos viendo. Ejemplo : si el GEIPO hace suya la afirmación del capitán Simkins: «el Monarch no dispone de buzos». ¿ Por qué ignora el dato clave que facilita Simkins ? ¿ Por qué no reconoce que el buque se hallaba a más de cincuenta kilómetro de la costa ?. No, eso no interesa. Eso sería rectificar y aceptar que en Los Bateles pudo darse un fenómeno ovni.
Pero vayamos a lo que importa. ¿ Pruebas?. ¿ Pruebas de que las luces vistas por los testigos eran las del Monarch?. Para Guijarro, al parecer, está clarísimo : » Así lo acreditan los documentos del Ministerio de Asuntos Exteriores que reproducimos en estas páginas».
La verdad es que, cuando uno lee dichos documentos, no sabe si reír o llorar. He aquí los mencionados textos:
Documento de la Armada Española.
Documento del Ministerio de Asuntos Exteriores.
En el primero, procedente de la Armada Española, el señor Carretero recibe una «larga cambiada». Allí, obviamente, no tienen ni idea de lo que pregunta.
En el segundo, remitido por el Ministerio de Asuntos Exteriores Español, tampoco aparece la posición del cablero en la tarde-noche del 29 de septiembre de 1989. Después de una larga relación sobre notas y comunicaciones oficiales, el Ministerio, sencillamente, confirma lo que todos sabíamos: que el barco inglés estaba autorizado a trabajar en las aguas jurisdiccionales españolan a partir del 24 de septiembre. Y en el colmo de la manipulación, el señor Guijarro acompaña la fotografía del Carretero con el siguiente pie: «A la izquierda, el investigador Ángel Carretero muestra los documentos que acreditan la presencia del barco en Conil «.
¿ En Conil ? Absolutamente falso. Una cosa son las aguas jurisdiccionales y otra muy distinta la costa de Conil. Seamos serios. Uno de los documentos sí acredita que el Monarch estaba autorizado a navegar en aguas españolas a partir del 24 de septiembre. Pero ¿ dónde dice que en la noche del 29 se hallaba frente a la playa de Los Bateles ?
La manipulación – insisto – por parte del «lado oscuro» resulta tan clara como grotesca.
Carretero.
Pero la cosa no quedaría ahí. «Karma – 7 «, y en especial su director, seguirían cubriéndose de gloria…
Veamos.
A unos cinco o seis centímetros de aquellos «gigantes sin rostro» – prosigue el artículo – apareció entonces una luz blanco-azulada del tamaño de una pelota de tenis «.
El error no tiene mayor importancia – fueron cinco o seis metros – pero proporciona una idea del escaso rigor que destila todo el reportaje.
Algo más adelante, el miembro del GEIFO insinúa qua la pareja observada por los testigos, y que terminó dirigiéndose al pueblo, bien pudo tratarse de una de las muchas parejitas que frecuentaban dicha playa en la oscuridad. Pero oculta un «detalle» importante. ¿A quién pertenecen las enormes huellas – de casi medio metro de longitud – que aparecieron en el lugar y en el camino tomado por el hombre y la mujer?
Reproducción de las huellas y esquema de la distribución de las mismas.
Y prosiguen los errores. Graves errores…
Carretero afirma que los cinco jóvenes estaban muy predispuestos y que acudían allí desde finales de agosto para observar raras luces que sólo ellos decían ver. ¿Sólo ellos? ¿Y qué decir de ese matrimonio que a las 23.30 horas de esa noche del 29 de septiembre se cruzó en el centro de Conil con dos individuos de unos dos metros y medio, enfundados en extraños «monos» negros y que caminaban como robots?
Pero hay más testigos. Testigos y testimonios que haré públicos «en su momento»… Ahora, lo que interesa, es seguir comentando el increíble artículo de «Karma-7».
EL CAPITÁN SIMKINS
Y llegamos a otro sustancioso capítulo: el del capitán Simkins. Las palabras de Guijarro o de Carretero – tanto monta… – me llenaron de asombro :
«… tras algunas gestiones, Juan José Benítez logró contactar con el capitán del buque, el señor J.A.B. Simkins, quien le dijo que el 29 de septiembre de 1989, el Monarch se hallaba a treinta millas al oeste de Sancti Petri, es decir, a 55 kilómetros de la playa de Los Bateles… «.
La torpeza y la maldad se combinan aquí a partes iguales.
¿Cuándo he dicho yo que Simkins fuera el capitán del Monarch?
Al «geifo» le vendría muy bien una vuelta a la Enseñanza Primaria. La alusión al citado Simkins fue extraída, obviamente, de mi libro «La quinta columna» ( página 285 ). Leamos atentamente el párrafo en cuestión:
» El 24 de Julio de 1990, en respuesta a mis requerimientos, el capitán J.A.B. Simkins – Dios le bendiga – me proporcionaba la siguiente y rotunda información : » el 29 de septiembre de 1989, la posición aproximada del Monarch era 36º 23′ N y 06º 44′ W.»
El tal Carretero, salta a la vista, no sabe leer…, o algo peor. Sí, torpeza y maldad. Torpeza porque el «geifo» da por hecho algo que no figura en ninguna parte. Maldad porque, basándose en mi supuesto error, intenta desprestigiarme una vez más publicando, incluso, el listado en el que aparece el nombre del que fue capitán del buque cablero… Y se pregunta, triunfante: «¿Quién era entonces el capitán Simkins al que el periodista navarro consultó?
Sencillamente, como puede verse en la carta remitida por Simkins, éste, en esos momentos, era Presidente y Jefe Ejecutivo de la compañía «BT Marine», propietaria del Monarch. En otras palabras : alguien con la suficiente autoridad y conocimientos como para facilitar la información que solicitaba…
EI lamentable «patinazo» de Carretero – y de Guijarro – sería más que suficiente para dudar de sus investigaciones y, en especial, de su honestidad. Pero lo que fui descubriendo haría palidecer el incidente «Simkins»…
SIGUE LA MANIPULACIÓN
Los siguientes párrafos publicados en «Karma-7» son, igualmente, un ejemplo da manipulación informativa. Veamos:
En referencia a las coordenadas facilitadas por el capitán Simkins, el «geifo» dice:
«La información se contradice con los avisos conservados en al Instituto Hidrográfico de la Marina, que textualmente aseguran que entre el 24 y 30 de Septiembre se efectuaron trabajos de sondeo para el establecimiento del cable submarino T.A.T-9 por el buque oceanográfico «CS Monarch» en aguas territoriales españolas próximas a la playa de Conil».
¿Dónde está la contradicción?. Los «avisos a los navegantes» -publicados en su día en «La quinta columna» -, y concretamente el editado el 9 de septiembre, especifica que los trabajos de sondeo se efectuarán «en aguas territoriales españolas próximas a la playa de Conil» y a lo largo de una semana. Y así fue. Pero el término «próximas » es muy relativo. En ocasiones, el Monarch se acercó a la referida playa y en otras, por supuesto, aún permaneciendo «próximo», se encontró a decenas de millas.
Los mencionados «avisos a los navegantes».
Pero el «geifo», ladinamente, esquiva esta obviedad y trata de hacernos comulgar con ruedas de molino. ¿Qué tiene que ver lo anunciado por el Instituto Hidrográfico de la marina con la posición exacta del cablero en la noche del 29 de septiembre de 1989?
Acto seguido – en su enfermizo afán por demostrar que el Monarch se hallaba frente a Los Bateles -, Carretero esgrime una nota depositada en el «C.O.N» ( Centro de Operaciones Navales ) sumando confusión a la confusión.
» A las 9,00 horas del 29-9-89 ( no indica si se trata de hora local o «Zulú» ) – publica «Karma-7» -, el buque «C.S. Monarch» informa a la Armada que durante la pasada noche ha observado la pérdida de un corrientímetro instalado en la situación 36º 14′ N y 07º 22′ W siendo la posible causa de ese extravío el haber sido arrastrado por un pesquero o un fallo en el sistema de fondeo», finaliza el capitán su comunicado indicando que a esa hora se encuentra en el lugar previsto y con rumbo 115º, es decir, directo a Conil ( ver mapa ).»
Un mapa confuso, con un pie repleto de falsedades. Yo jamás mencioné que en la noche del 29 de Septiembre de 1989, el Monarch llevara rumbo 070º. Eso aparece en el «aviso a los navegante» del 23 de septiembre, como es fácil comprobar.
A una velocidad de 8 ó l0 nudos – afirma Carretero – el barco pudo recorrer la distancia entre el punto B y la playa 6 veces «.
La verdad es que el parrafito de marras se las trae. Amén de pésimamente escrito, la manipulación vuelve por sus fueros. Si no he comprendido mal, el capitán finaliza su comentario ( a la Armada ) indicando que – a esa hora – ( las 9,00 ) se encuentra en el lugar previsto ( las coordenadas ya citadas ) y con rumbo 115º. Y el «geifo», otra vez triunfante (?), apostilla : » directo a Conil «.
Y la manipulación, como digo, reaparece.
Aceptando que los datos sean correctos, las referidas coordenadas sitúan al Monarch a 116 kilómetros al Oeste de Conil. Pues bien, si el buque llevaba rumbo 115º, basta asomarse a las cartas náuticas para verificar que NO IBA DIRECTO A CONIL… Ese rumbo enfilaba directamente a Cabo Espartel, en Marruecos.
Sea como fuere, lo cierto es que estamos hablando de las nueve de la mañana y los sucesos ovni se registraron unas doce horas después.
EL CAPITAN DEL MONARCH
Es posible que el «geifo» se percatara del escaso fundamento de las informaciones precedentes y, en el siguiente párrafo, intenta clarificar el no menos confuso asunto del punto » B «. Atención al texto:
» El capitán de la Marina Mercante M.R. Donaghy confirmó a los investigadores que el 29 de septiembre de 1989 llegó al punto B, es decir, a unos 2.000 metros al oeste de la Estación de Cable Submarino y a unos 7.000 metros de donde se hallaban los testigos, alrededor de las siete de la tarde. Queda demostrado pues que el CS Monarch se hallaba frente a las costas…»
No voy a ocultarlo. La afirmación – rotunda – me dejó confuso. ¿ Se había equivocado el capitán Simkins al facilitarme la posición del barco en la noche del 29 de septiembre de 1989 ?. La intuición y la ya dilatada pelea con estos impresentables me decían que no. Pero, enfermo del dato y del rigor, me dirigí de nuevo a los responsables de la compañía británica. Y tras no pocas y laboriosas gestiones, el propio Donaghy – el que fuera capitán del cablero en 1989 – me confirmaba la ubicación del barco en esa tarde-noche ya mencionada. Esta vez, sin embargo, no recibí unas simples coordenadas. Esta ves me hice con las diferentes posiciones del Monarch durante la tarde y noche del 29 de septiembre y parte de la madrugada del día siguiente. Esas posiciones – registradas en el diario de a bordo mediante satélite ( sistema G.P.S. o Global Positioning System) – eran definitivas. El capitán Simkins, por supuesto, no se equivocaba, aunque sus coordenadas eran aproximadas, como él mismo anunciaba en su carta. Tal y como puede verificarse en el documento que presento en estas mismas páginas, entre las 20 horas ( local ) y las 21, el Monarch , en efecto, se hallaba en 36º 22′ 18″ N y 06º 39′ 32″ W ( para las ocho de la tarde ) y en 36º 22′ 76″ N y 06º 39′ 92″ W ( para las nueve de la noche ). Es decir, entre 52 y 54 kilómetros al Oeste de Conil. Difícilmente, por tanto, podía ubicarse al cablero a 7.000 metros del lugar donde se hallaban los testigos ovni. A las siete de la tarde, el Monarch se encontraba prácticamente en la misma zona ya señalada : a más de 50 kilómetros de Los Bateles.
Diario de a bordo del C.S.Monarch con las posiciones de ese día.
Traducción del diario.
Traslado al mapa de lo reflejado en el diario.
Pero, entonces, ¿ de dónde había salido la rotunda información que facilitaba Carretero ?. Lo que no era lógico es que el capitán Donaghy proporcionara dos posiciones tan distintas. Diez años eran muchos años como para recordar esa ubicación de memoria. Tanto Simkins como Donaghy tenían que haber recurrido a la única fuente fiable : el diario de a bordo. Y no me equivoqué. Alguien, efectivamente pretendía colarnos un gol…, al estilo del «lado oscuro. Pero dejemos para más adelante este asombroso capítulo.
DE LA IGNORANCIA AL RIDICULO
En esa misma página 25, el «geifo» prosigue con sus especulaciones. Y, tras intentar hacernos creer que las luces del cablero eran visibles desde la playa – ¡a más de 50 kilómetros! -, le dedica unas líneas a los buzos. Verdaderamente, el señor Carretero, al igual que Guijarro, están impuestos en lo que a submarinismo se refiere…
Veamos algunas muestras de esa «sabiduría»:
«¿ No puede ser que los testigos vieran a dos hombres ( se refiere a los dos seres con vestiduras blancas ) sentados en la barca protegidos con sus albornoces ?».
¿ Qué barca ?. Allí, en la costa, no había ninguna barca. El mismo y preclaro «geifo» admite en el párrafo anterior que «ignora si a las 21 horas se estaba utilizando el bote contratado por la empresa «Nesa», responsable de los trabajos en tierra». La cuestión es simple : ¿ y por qué el geifo no preguntó a la citada empresa holandesa ?. Yo sí lo hice. Y la respuesta fue la que ya imaginaba : ese viernes, los trabajos habían concluido mucho antes y no precisamente en Los Bateles. (Recordemos que el Monarch se hallaba muy lejos de Conil).
Pero, aceptando que los buzos se encontraran esa noche frente a la playa de Los Bateles, ¿desde cuándo utilizan albornoces blancos ?. Lo habitual entre estos profesionales es que, una vez concluida la faena, se cambien en tierra o en el barco que les sirve de base, pero difícilmente en un bote.
La siguiente «genialidad» – que explicaría, según Carretero, las huellas descubiertas en la playa – es una prueba más de la abrumadora ignorancia de estos «racionalistas» de la ufología.
» Incluso las huellas halladas posteriormente en la playa – afirma el «geifo» sin inmutarse – se asemejan de forma notable a las aletas profesionales utilizadas por estos hombres «.
Lo dicho : ! genial !. El señor Carretero debería saber que ningún profesional del submarinismo, una vez concluido su trabajo, desciende de la embarcación y se adentra en una playa… con las aletas puestas. Eso puede hacerlo un turista o un «geifo», pero jamás un buzo. Las aletas, por puro sentido común, son retiradas habitualmente en el agua, antes de subir al barco. Y hablo con conocimiento de causa, ya que disfruto del título de submarinista…
» NO ENCONTRAMOS A LA PAREJA… LUEGO NO EXISTE »
Y, para cerrar los comentarios sobre el aberrante artículo-entrevista de «Karma-7», una última pincelada que habla por sí misma respecto al «rigor» y «buen hacer» de estos «puristas» de la investigación. Citando mi libro – «La quinta columna» -, el «geifo» vuelve a mentir:
«Otra de las cuestiones apuntadas por Benítez – afirma – es la localización de una pareja de «nórdicos» que se habría registrada con identidad falsa en una pensión de Conil… «.
¿ Dónde se dice tal cosa en «La quinta columna» ?. El tal Carretero, una vez más ha escuchado campanas, pero no sabe dónde…
Y el «remate» a esta cuestión es igualmente «genial». Veamos:
«El fallecido Ulrieken Lorenz y Ángel Carretero recorrieron el litoral, en concreto los lugares más frecuentados por los turistas alemanes y no dieron con pista alguna del dato conseguido por el periodista navarro.
– ¿ Se lo inventó entonces ? Pregunto con mala intención.
– Lo que puedo decirte – asegura Ángel Carretero encogiéndose de hombros – es que la pareja no existe «.
¡Bravo!
El «geifo» no encuentra a la célebre pareja y, en consecuencia, «no existe «. El argumento no pude ser más científico y racional. La verdad es que me suena. El «no lo encuentro, luego no existe» ha sido utilizado ya por el «lado oscuro» en otras oportunidades. Pero este punto será analizado, «en su momento».
¿Inventar? ¿Y qué necesidad tengo de inventar cuando en mis archivos «duermen» todavía más de quinientos casos ovni, todos ellos inéditos? Los que me conocen saben que no es mi estilo. Lástima que al «geifo» no se molestara en recorrer los hoteles de Conil. Pero eso exige gastar tiempo y dinero…
EL CINISMO Y LAS MENTIRAS DEL «LADO OSCURO»
Uno de los párrafos contenido en el trabajito de «Karma-7» siguió martilleándome. No podía entenderlo. Allí había algo extraño. Algo que no encajaba. Algo que olía a podrido. Algo típico del «lado oscuro» de la ufología…
«El capitán de la Marina Mercante M. R. Donaghy confirmó a los investigadores que el 29 de septiembre de 1989 llegó al punto B, es decir, a unos 2000 metros al oeste de la Estación de Cable Submarino y a unos 7.000 metros de donde se hallaban los testigos, alrededor de las siete de la tarde. Queda demostrado pues que el C.S. Monarch se hallaba frente a las costas… »
¿Donaghy confirmó a los investigadores?. En buena ley, eso significaba que el «geifo» se había puesto en contacto con el capitán del buque cablero. Pero, de ser así, insisto, ¿cómo era posible que el capitán inglés facilitara a los investigadores una posición que nada tenía que ver con lo que reflejaba el diario de a bordo del Monarch?.
Sí, muy raro…
Días después de la publicación del articulo de «Karma-7» en el que, supuestamente, «se demostraba que todo se debió a una confusión», este malvado investigador interceptó un fax del señor Carretero a Josep Guijarro. En él se le advertía de un pequeño error en el párrafo anteriormente citado. El Monarch no llegó a 7.000 metros de la playa de Los Bateles a las siete de la tarde, sino a las nueve de la noche. Y el «geifo» insistía : «… se debe indicar que el capitán del buque confirmó… «.
Fax de Carretero a Guijarro.
Y la sospecha se fue haciendo insoportable. Si los «geifos» habían logrado contactar con Donaghy: ¿por qué, en un total de cinco páginas, sólo le dedicaban siete escasas líneas? ¿Es qué el capitán del Monarch en 1989 no tenía nada más que añadir?.
Sí, muy extraño…
Finalmente me propuse despejar la incómoda duda. Era menester celebrar una entrevista personal con Michael Robin Donaghy.
Y dicho y hecho. Esa misma primavera de 1999 volví a comunicarme con el capitán británico. Pero la conversación no sería posible hasta algún tiempo después. Donaghy se hallaba navegando por los mares de Japón y no regresaría hasta la Navidad. Por mi parte, enfrascado en otras investigaciones, deje pasar el tiempo. No había prisa. En el fenómeno ovni, estos periodos de silencio y reflexión son siempre muy saludables… Por supuesto, a lo largo de ese año de 1999 no hubo ninguna otra manifestación pública, por parte del GEIFO, respecto al caso «Conil». Al parecer lo daban por muerto y enterrado. Pero se equivocaron, una vez más. Y el 29 de mayo del presente año ( 2000 ), lunes, a las diez de la mañana, estrechaba, por fin, la mano de M. R. Donaghy, en su domicilio particular, en Inglaterra.
M.R.Donaghy, capitán del buque M.S.Monarch.
El capitán Donaghy con J.J.Benítez el 29 de Mayo de 2.000.
Nuestra conversación se prolongaría durante toda esa mañana.
Y mis sospechas se vieron confirmadas : el señor Carretero mentía como un bellaco.
He aquí una síntesis de la interesante charla a la que, naturalmente, asistieron otros testigos.
Como es lógico empecé por la incómoda duda. Mostré a Donaghy el artículo-reportaje de marras y fui a traducir, directamente, el célebre párrafo en el que el «geifo» asegura que «el capitán confirmó a los investigadores…»
Michael, entre el desconcierto y la indignación, replicó:
-! That’s rubbish ! ( ¡Esto es basura !).
Y añadió
– Jamás he hablado con nadie sobre este asunto, salvo con usted.
– ¿ No le han telefoneado ?.
– No, sólo usted.
– ¿ Tampoco ha recibido alguna carta o correo electrónico ?.
– Nada, salvo los suyos.
– ¿ Está seguro ?.
– Absolutamente. Como usted comprenderá, yo no tengo el menor interés por este asunto. Si alguien me hubiera preguntado, se lo diría…
E insistí.
– Pero aquí dice que usted confirmó a los investigadores que el 29 de septiembre de 1989 llegó al punto B, es decir, a unos 2.000 metros de la Estación del Cable Submarino y a unos 7.000 de la playa de Conil…
– Eso es falso. Puras mentiras. Además, ¿ cómo voy yo a decir algo así cuando, en realidad, la posición del Monarch era otra ?.
Y tomando una copia del diario de a bordo – la misma que me fue enviada y que reproduzco en estas páginas – se centró en las coordenadas del cablero, aclarando lo que ya sabía.
– Observe usted… Ese día, entre las 18 y las 24 horas, nos hallábamos muy lejos de la costa… A mas de cincuenta kilómetros de Conil. Esto lo registra el «G.P.S.». Ahí no interviene mano humana. Esa es la única verdad. Todo lo demás es basura….
En otras palabras – comente, aun sabiendo que decía una estupidez -, el Monarch no era visible desde la playa de Conil…
Donaghy sonrió, asintiendo.
– Quien afirme una cosa así no sabe lo que está diciendo o miente.
M.R.Donaghy: «Esto es basura…»
El capitán Donaghy confirma la posición del Monarch a más de 50 kms. de Conil.
Estaba claro. El GEIFO había mentido. El señor Carretero había mentido y Josep Guijarro – como un incauto – había picado el anzuelo. Y recordé otras de las afirmaciones de «Karma-7″:
» Diez años después las investigaciones demuestran que todo se debió a una confusión «.
¡Dios santo!. Este es el auténtico rostro de los que se autoproclaman como la «línea seria y científica» de la ufología…
Que conste para la Historia.
Por supuesto le mostré también el gráfico de la página 24 de «Karma-7». Donaghy lo observó con atención y negó de nuevo con la cabeza. Al poco comentó :
– Igualmente falso. El «GPS» no dice eso… A las nueve de la mañana podíamos estar en la posición que se comunicó a la Armada Española e, incluso, haber seguido ese rumbo ( 115º ), pero eso no quiere decir que a las 21 horas estuviéramos a siete kilómetros de Conil. Esa es una deducción equivocada. Repito : la verdadera ubicación del barco la proporciona el «GPS». Y a las 21 horas ( local ), como usted puede comprobar, nos hallábamos muy lejos. A más de cincuenta kilómetros…
Después le tocaría el turno al dibujo de la página 25. Al traducirle el pie que acompaña la imagen de un buque, visto desde la proa, el capitán Donaghy – con cuarenta años de navegación – volvió a sonreír. Y preguntó:
– ¿Y este es el Monarch?Más bien parecen dos barcos juntos…
El capitán tomó entonces mi cuaderno de campo y fue a dibujar la proa del Monarch, con la correcta situación de sus luces.
Concluido el esquema sentenció:
– Este sí es el Monarch. Lo que publica esa revista es basura…
El C.S.Monarch (foto gentileza del capitán M.R.Donaghy).
M.R.Donaghy dibujando el esquema de luces en el cuaderno de J.J. Benítez.
Esquema de las luces del barco dibujado por el capitán M.R.Donaghy.
La interesante y esclarecedora entrevista se prolongaría, como dije, durante varias horas. Y allí surgió igualmente otro no menos curioso y desconocido asunto: la observación, por parte de cuatro oficiales del Monarch, de una extraña luz roja en la tarde de ese viernes, 29 de septiembre de 1989. Una luz que apareció hacia las 20 horas y que obligó al barco a dirigirse hacia ella a toda máquina, tal y como se conserva en el diario de a bordo. Una luz que, en principio, fue asociada con un pesquero. Pero, ¿se trataba realmente de un pesquero?
De momento «congelaré» este último capítulo del caso «Conil». Tiempo habrá de sacarlo a la luz, a1 igual que esos otros testimonios a los que he hecho alusión que , en mi opinión, ponen de manifiesto que el citado caso «Conil» sigue siendo uno de los más interesantes y emblemáticos de la ufología.
Bueno será, por ahora, que nos quedemos con las claves de este trabajo : el «lado oscuro» manipula, miente e intoxica. Dicho queda.
J.J. Benítez.