Sí, es muy alto. No habla español, pero más o menos nos entendíamos en francés.
Es un buen chico, es muy joven y era nuestro cocinero en la última expedición al Tassili.
Nos reímos mucho con él. Yo le decía que tenía que jugar al baloncesto. Me miraba con sus ojos negros llenos de asombro, mientras fregaba los platos con sus grandes manos. ¿Y por qué no? Hubiera podido ser un gran jugador de baloncesto, pero él nunca tendrá ni siquiera la oportunidad de acercarse a una cancha de basket.
Que pena. Lo importante es que tenga un trabajo para poder sobrevivir en el duro desierto de Argelia. Seguro que con eso se conforma y además quizá sea más feliz.