El doctor Manu Larrazábal ha partido hacia MAT-1.
Fue mi querido maestro de kábala durante treinta años. Fue mi confidente y amigo…
Él me enseñó a leer en el corazón del ser humano. Y comprendí que nada es lo que parece.
Él me abrió el vaso de Pandora de lo invisible y me hizo comprender que «sólo estamos de paso».
Él me enseñó a amar -un poco más- al Gran Kabalista: Jesús de Nazaret.
Él me habló de las infinitas espirales del AMOR en las que andamos y en las que andaremos…
Manu se quedó dormido y ha despertado en mitad de su sueño favorito: el reino de lo imposible (lo único realmente bello).
Ahora me enseñará otros secretos, mucho más notables y azules.
Feliz vuelo, querido maestro…
Manu Larrazábal.