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Fuente: EL NORTE. 9 de junio de 2023. Francisco Morales V.
«Yo, conforme pasan los años, me vuelvo, no pesimista, pero sí escéptico», reconoce el periodista y escritor J.J. Benítez, cuyos lectores, desde hace casi 40 años, se cuentan por millones en el mundo.
Sobre la mesa donde atiende a esta entrevista, los 12 volúmenes de su monumental saga Caballo de Troya son, probablemente, el mayor testimonio de ello.
A lo largo de las 7 mil páginas que componen este ciclo, Benítez (Pamplona, España, 1946) se ha dedicado a revelar la que, con una convicción indeclinable, considera la historia del evento más trascendental que ha ocurrido en el planeta: el proyecto secreto de un viaje en el tiempo a la época de Jesús.
«Este año yo he cumplido 51 años de investigación del fenómeno OVNI, casi diariamente, entonces creo que es el suceso más importante de la historia del mundo, sin lugar a dudas, después del nacimiento de Jesús de Nazaret», declara.
Y esto ya es decir muchísimo para un ufólogo que asegura que existe evidencia de que los astronautas Buzz Aldrin y Neil Armstrong encontraron estructuras arquitectónicas en la Luna; que Estados Unidos oculta restos de naves alienígenas y de sus tripulantes, y que recientemente fue descubierto un mineral denominado «Ícaro» que podría solucionar el abastecimiento de energía.
Aunque para entonces llevaba un buen trayecto como investigador, fue en 1984 cuando el mundo de habla hispana -y luego el resto- se vio sacudido por la aparición del primer volumen de la saga, Caballo de Troya 1: Jerusalén.
Aquél, según relata, fue el primer esfuerzo de investigación por corroborar, a través de todos los medios y disciplinas posibles, un enorme volumen de información que recibió de manos de un mayor de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos detallando la operación secreta que dio título a su saga.
Desde entonces, siguiendo unas pautas temporales que le indican cuándo publicar cada nuevo libro, ha ido desvelando al mundo el relato de dos pilotos, Jasón «El mayor» y Eliseo, que en 1973 emprendieron un viaje en el tiempo para esclarecer la verdad nunca contada sobre el Hijo de Dios, algo que el autor siempre ha defendido como un hecho real, no como una novela, lo que la mayoría de sus lectores así considera.
Con la aparición de Caballo de Troya 12: Belén, Benítez da por cumplido su compromiso con sus informantes -el undécimo volumen, a diferencia de los demás, proviene de Eliseo-, y da fin a la saga que lo ha convertido en una celebridad.
«Ya terminó. Lo que es Caballo de Troya, toda la operación, toda la vida pública de Jesús, su infancia y juventud, etcétera, eso está ya terminado», zanja.
– Usted ha sido reiteradamente llamado ‘enemigo de la religión’, ¿se describiría así?
«No, a ver, una cosa es que yo no participe de ninguna religión, incluso yo me hice apóstata por coherencia, porque yo no participaba de los pensamientos y de las acciones de la Iglesia Católica y dije: ‘Bueno, me borro’, porque si no estás de acuerdo con tu club de fútbol, lo que tienes que hacer es borrarte y romper el carnet», explica.
«Lo que yo suelo hacer, porque las he estudiado, todas las religiones las he estudiado, lo que recomiendo es que la gente, si puede, escape de la religión, que huya, y que piense por sí misma constantemente, aunque se equivoque, pero que mantenga lo que llamaba Jesús ‘la religión del espíritu».
A través de los viajes al pasado relatados en Caballo de Troya, Jasón y Eliseo descubren a un Jesús que nunca quiso fundar una religión, pero cuya divinidad no es puesta en duda, con la capacidad de hacer «milagros» incluso más poderosos que los que se narran en los Evangelios.
Un Jesús que es, también, paradójicamente más humano.
«Es una imagen muy distinta. La tradición religiosa te da una imagen de Jesús de Nazaret casi como un fiscal que condena, que está en la distancia, en la lejanía, en la oscuridad de las iglesias. Aquí no: en Caballo de Troya es un personaje muy cercano, muy familiar, muy bromista, con un enorme sentido del humor, que le encanta conversar con la gente, con todo el mundo», compara.
El final de la saga, Caballo de Troya 12: Belén, según explica su autor -o «transmisor», como prefiere llamarse- es una parte de Caballo de Troya 9: Caná, título del que, por razones técnicas y editoriales, se separó para publicarse posteriormente.
Aunque asegura que en un principio no comprendió el porqué, ahora da la razón al mayor cuando le indicó que debía dejar pasar tiempo entre la publicación de los volúmenes.
«Otra de las razones por las que yo no he inventado los Caballos, es que, si hubiera sido un invento mío, yo los hubiera publicado seguidos», expone.
Incluso, asegura que el mayor, ya fallecido, introdujo errores a propósito en los libros para restarles credibilidad.
«Era un señor muy respetuoso. No hablé con él de esto, pero quiero entender que la información que aparece en los Caballos es tan potente, tan fuerte, tan diferente a lo que nos han contado las iglesias, que esta información podría hacer daño a la gente, a los que son muy creyentes y muy fanáticos», declara.
«Él, yo creo que con esa visión tan especial que tenía, pretende restarle credibilidad a la historia para tranquilizar a las mentes que están ancladas ya en unos principios. Es la única posible explicación que se me ocurre», aventura.
A punto de llegar a los 70 libros publicados, Benítez se siente satisfecho.
«Los lectores me siguen enviando cartas, hablo con la gente, me envían correos donde te dicen que la lectura de los Caballos ha significado un cambio en su manera de pensar, en su manera de enfocar la vida. Eso es el mejor premio que te puedan dar», celebra.
– ¿Recomendaría que la gente tuviera una mirada de escepticismo inteligente, o de cuestionamiento, incluso sobre Caballo de Troya?
«Claro. Yo, además, recomiendo que, si una persona es atea, o escéptica, con más razón para que la lea. No para que se convierta a ninguna religión, sino para que cambie su vida. Los Caballos son mágicos; tienen un poder desconocido para mí».
«Queda una información que no es Caballo de Troya y que narra un periodo de la vida del Maestro (Jesús) anterior a la vida pública, donde él se dedica a viajar, pero no forma parte de Caballo de Troya», agrega.
Este otro libro, que habrá de publicarse con el título de Rayo negro, se perfila para, ahora sí, para completar su perfil definitivo sobre el que considera el «verdadero» Jesús, esfuerzo que lo ha llevado a ser vilipendiado por la Iglesia Católica y sectores que lo consideran un farsante.
«Yo lo tuve muy claro desde el principio. Cuando yo conozco la información y me entero de cómo pudo ser la vida de Jesús de Nazaret, a mí me fascinó, me pareció interesantísima, mucho más lógica y muchos más atractiva de lo que nos habían contado los Evangelios canónicos, la tradición, etcétera. Pensé que había que sacarlo a pesar de todo», sostiene.