Cuando contemplé uno de los videos existentes no podía creerlo: peces enormes, de algo más de medio metro, reptando literalmente por el campo. Son las clarias o pez gato. En estos momentos constituyen una seria amenaza para Cuba.
Hay muchos rumores sobre el origen del pez gato caminante (Clarias batrachus) en la isla de Cuba. Algunos hablan de la importación de estos animales desde el sudeste asiático, con el fin de asegurar la manutención del ejército. Otros aseguran que fueron trasladados a las presas de la isla para reducir la población de tilapias. Y hay quien opina, incluso, que fue otra maniobra de la CIA contra el sistema revolucionario de Castro. Sea como fuere, lo cierto es que la claria ha empezado a ser un peligro para los habitantes y el ganado de las provincias de Matanzas y Pinar del Río. La claria es un pez manipulado genéticamente que tiene la capacidad de resistir hasta tres días fuera del agua, pudiendo moverse a golpe de cola, y con una voracidad insaciable. Lo destruye todo a su paso, sean animales o seres humanos.
Los cubanos los pescan en los ríos, lagos e, incluso, en las alcantarillas. Cuando las clarias son abiertas, en el interior aparecen ratas, toda clase de huevos, pequeños vertebrados, ranas y serpientes. Si un niño quedase a su alcance sería devorado en cuestión de minutos.
La carne del pez gato es agradable y de una fina textura. Eso lo hace atractivo para la mermada cesta de la compra del pueblo cubano. En opinión de los biólogos, la claria es una de las mayores amenazas para el ecosistema de la isla, con gran diferencia sobre otros peligros. Al parecer, el pez gato ha abandonado Cuba y ha sido visto frente a las costas de Florida.