La primera vez que visité el huerto de Getsemaní, en las proximidades de Jerusalén, influenciado por lo leído en los diarios del mayor de la USAF («Caballo de Troya»), sentí una profunda emoción. Allí, probablemente, había estado el Maestro…
No me importó que los viejos olivos «sólo» tuvieran mil años. Él caminó por allí, con seguridad…
(Fotos: J. J. Benítez.)