2005 no ha sido un buen año, en lo que a despedidas se refiere. He dicho adiós a Fernando Jiménez del Oso y ahora a Paco Padrón. Yo sé que morir es tomar un ascensor hacia el primer cielo, pero, aun así, las despedidas matan. Paco Padrón fue un valiente. Habló de lo prohibido cuando estaba prohibido. Reía cuando todos llorábamos. Lloraba sólo por los demás. De él se reía solo por definición. Aprendí de él, y lo más importante, supo consolarme cuando lo necesité. Sus últimas palabras fueron «Ya nos veremos» . Y así será, querido amigo-hermano, así será…
Mientras tanto, alzo mi copa por ti y brindo con tu palabra favorita:
«¡Lehaim!». ¡Por la vida!
J. J. Benítez.
Francisco Padrón Hernández.