En la imagen destacada: El padre Lucas, en el momento de probar su invento. (Foto: GRAS.)
En 1978 conocí al padre Lucas, agustino.
Era inventor.
Cierto día trajo a la redacción de «La Gaceta» su último «descubrimiento»: el marcador de la muerte.
Se trataba -según el religioso- de un artilugio que predecía el momento de la muerte, tanto en seres humanos como en animales.
Nadie se prestó a probar el invento.
Yo acepté.
Pero, al someterme a la prueba, el «alfazink» se atascó.
Lo dejamos para otra ocasión…
El «alfazink» falló. (Foto: GRAS.)